𝐄𝐍 𝐔𝐍 mundo dividido por la lucha entre el bien y el mal, el héroe numero dos de Japón recibe una misión insólita: infiltrarse en la base de los villanos y seducir a la villana más vulnerable para extraer información crucial. Con una estrategia...
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- I -
Desde que Keigo adoptó el nombre de Hawks, se convirtió en un títere para la Comisión de Héroes. Y aunque ante el público parecía ser alguien libre, la realidad era muy distinta. Estaba totalmente sometido a sus superiores, esos mismos que le arrebataron la infancia y lo moldearon a su conveniencia.
Para la sociedad, Hawks era el símbolo de esperanza y libertad: el héroe guapo y alado que siempre llegaba justo a tiempo para salvar el día. Pero detrás de esa fachada, él llevaba el peso de sus órdenes y obligaciones, un peso que nunca disminuía.
Es curioso, ¿no? La gente ve solo lo que quiere ver, sin imaginarse el precio que alguien como Hawks paga día a día.
Cada misión, cada acto heroico, estaba dictado por la Comisión, controlando cada aspecto de su vida. Imagina vivir así, con cada movimiento bajo la lupa de alguien más.
Keigo añoraba un mundo en el que pudiera ser realmente libre, donde pudiera descansar sin estar encadenado a un destino que no había elegido. Soñaba con días tranquilos, lejos de las manipulaciones y las exigencias constantes.
¿No es un sueño que todos compartimos, en algún nivel? La idea de simplemente ser, sin las presiones externas, debe ser bastante tentadora para alguien como Hawks.
Pero ese sueño parecía inalcanzable, una fantasía distante en medio de su realidad opresiva.
Por eso, cuando recibió la orden de infiltrarse en la Liga de Villanos, se sorprendió, pero no se negó. En su interior, sentía una mezcla de curiosidad y desesperación.
¿Por qué lo enviarían a una misión tan peligrosa? ¿Qué esperaban de él esta vez?
Sin embargo, la posibilidad de explorar otro camino, aunque peligroso, le ofrecía una chispa de curiosidad.
A fin de cuentas, no podía negarse. La Comisión tenía un control absoluto sobre él, y cualquier signo de rebeldía sería castigado severamente. Keigo sabía que debía cumplir con sus órdenes, pero también veía esta misión como una oportunidad.
Mientras volaba por los cielos, el viento frío golpeaba su rostro, despejando sus pensamientos. Hawks se concentró en su objetivo, recordándose a sí mismo que, aunque sus alas fueran manipuladas, su espíritu seguía anhelando la libertad.
Su destino era la base de la Liga de Villanos, un lugar que estaba a las afueras de la ciudad, en medio de un bosque. A medida que se acercaba, el paisaje urbano daba paso a vastas extensiones de árboles y vegetación densa.
Hawks descendió lentamente, asegurándose de no ser detectado antes de tiempo. Aterrizó con gracia en una pequeña clariana, sus ojos agudos buscando señales de movimiento o vigilancia. La base estaba oculta entre los árboles, un edificio discreto que se mezclaba perfectamente con el entorno.
