ᴜɴ ɴᴜᴇᴠᴏ ʜᴇʀᴏᴇ ᴘᴀʀᴀ ʟᴀ ꜱᴏᴄɪᴇᴅᴀᴅ

47 7 0
                                    

Negai caminaba por la acera junto a Dabi, su brazo enganchado al de él de manera casi posesiva, buscando algo de consuelo en la cercanía de su hermano mayor. El sol de la tarde iluminaba la ciudad con un brillo cegador, aunque para ella, acostumbrada a las sombras y a la oscuridad, resultaba irritante. La incomodidad en su cuello era constante, una sensación de ardor y tensión que venía del reciente tatuaje que se había hecho. Aunque le dolía, Negai mantenía la cabeza en alto, orgullosa del nombre de su hermano marcado en su piel, como un lazo eterno entre ellos. Dabi, como siempre, caminaba con esa actitud despreocupada que lo hacía parecer indiferente al mundo. Sus ojos apagados, de un azul gélido, contrastaban con la cálida luz del día y su chaqueta de cuero oscuro ondeaba ligeramente con la brisa, su rostro, marcado por las cicatrices y las quemaduras, era una máscara de calma peligrosa.

A medida que avanzaban por la acera, las personas los miraban con curiosidad, algunos con temor evidente, mientras otros intentaban disimular su interés. Los niños, especialmente, no podían dejar de mirar a Negai, fascinados y asustados por su apariencia. Molesta por las miradas constantes, Negai dejó que una pequeña sonrisa torcida se dibujara en sus labios. De repente, sus ojos se encendieron con un azul profundo, y de ellos surgieron llamas frías y etéreas, como dos fuegos fantasmas que parpadearon brevemente en el aire.

Los niños, asustados, soltaron pequeños gritos y se escondieron detrás de sus padres, quienes los apartaban rápidamente. Negai rió para sí misma, divertida por la reacción. A su lado, Dabi apenas levantó una ceja, acostumbrado a las travesuras de su hermana.

─Te encanta hacer eso, ¿verdad?─ murmuró él, su tono bajo pero ligeramente burlón.

─Me encanta que me dejen en paz─ respondió ella con un tono travieso, aunque su voz revelaba un rastro de cansancio.

Continuaron caminando, su conexión como hermanos siendo lo único que los anclaba en un mundo que, de otra manera, parecía querer rechazarlos a cada paso.

De pronto, el ambiente cambió. Negai y Dabi se detuvieron al escuchar unos gritos que rompían el aire, seguidos por una agitada multitud que corría hacia adelante como si hubieran visto algo increíble. Niños, hombres y mujeres se agolpaban en la calle, sus caras llenas de asombro y emoción, moviéndose como una marea imparable. Los murmullos emocionados llenaban el aire, formando una cacofonía de voces que aumentaba con cada segundo.

Negai frunció el ceño, visiblemente molesta por la interrupción. Apretó más fuerte el brazo de Dabi, mientras observaba a las personas empujarse unas a otras para tener una mejor vista de lo que fuera que les estaba llamando tanto la atención. Era como si el mundo hubiera girado en torno a una sola cosa, y todos estuvieran atrapados en la fascinación de presenciarlo.

─¿Qué está pasando?─ murmuró ella, entrecerrando los ojos hacia la multitud.

Dabi no respondió de inmediato, observando la escena con su eterna expresión de calma, aunque había un leve destello de curiosidad en su mirada. ─Quién sabe... pero parece importante.

Negai dio un paso hacia adelante, tratando de ver más allá de las cabezas de la multitud.
─Esto es ridículo... La gente es muy escandalosa─ bufó Negai.

Finalmente, Dabi decidió moverse, jalando ligeramente del brazo de su hermana. ─Vamos a ver qué es tan fascinante. Aunque, seguro no vale la pena─ comentó con su usual desdén.

Negai y Dabi se abrieron paso con esfuerzo, deslizándose entre la multitud que los rodeaba como una marea humana, el aire cargado de entusiasmo y emoción. Mientras se acercaban al epicentro de la conmoción, las palabras de la multitud se hicieron más claras, fragmentos de conversaciones cargadas de admiración y emoción. De pronto, una voz aguda rompió entre el bullicio: una adolescente con el rostro sonrojado gritó a su amiga, casi al borde de las lágrimas por la emoción.

𝐈𝐍𝐂𝐋𝐔𝐒𝐎 𝐒𝐈 𝐌𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐒 | HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora