ᴘᴀᴅʀᴇ ᴘʀᴇꜱᴇɴᴛᴇ ᴘᴇʀᴏ ᴀᴜꜱᴛᴇɴᴛᴇ

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La puerta de la casa de la familia Todoroki se abrió con un chirrido familiar. Negai, con once años, entró corriendo, su rostro iluminado por una sonrisa radiante. Dejó caer su mochila de la escuela con un golpeteo sordo mientras Rei se inclinaba para recogerla, una mirada amable pero cansada en su rostro.

Sin detenerse, Negai corrió hacia la sala, donde se encontraba la foto de Toya en un marco elegante. Se inclinó y le dio un suave beso al vidrio, sus labios dejando una ligera marca en la superficie. Luego, con la misma energía, se dirigió a la cocina, donde su padre, Enji, estaba de pie junto a la encimera, ocupado en la preparación de algo que parecía más un ritual que una simple comida.

─¡Papá!─ exclamó Negai, su voz rebosante de entusiasmo. ─¡Me eligieron para cantar frente al escenario de la escuela!

Enji levantó la vista de su tarea, sus ojos fríos y calculadores observando a su hija. Su expresión no mostró el menor signo de emoción o orgullo.

─¿Sí?─ dijo con un tono distante, casi como si el logro de su hija no le importara. ─¿Y qué pasa si te eligieron? Esa escuela en la que estas es solo un lugar para pasar el tiempo.

Negai, deslumbrada por su propio entusiasmo, parecía no notar la indiferencia de su padre. Su sonrisa no se desvaneció, aunque una sombra de duda cruzó por su mirada.

─¡Es una gran oportunidad!─ dijo, tratando de convencer a su padre. ─¡Cantar frente a todos y mostrarles lo que puedo hacer!

Enji se limitó a dar un asentimiento seco, volviendo a su tarea sin añadir nada más. La frialdad en su voz y la falta de emoción en su rostro dejaron a Negai sintiéndose pequeña y desalentada, pero su sonrisa seguía intacta, esforzándose por aferrarse a su alegría a pesar de la falta de apoyo de su padre.

─Voy a llevar un vestido bonito, y un collar... ¡le diré a Fuyumi que me preste su moño! Y entonces, entonces... todos oirán mi voz y... y...─ la voz de Negai temblaba de emoción mientras su mente se llenaba de imágenes de su actuación perfecta. ─¿Vas a estar ahí, verdad? Dijeron que solo podíamos llevar a una persona y yo quiero que vayas tú, papá.

En el fondo de su corazón, el deseo de tener a Toya con ella en ese momento era aún fuerte. Pero, con él ausente, su segunda persona 'favorita' era su padre, y Negai intentaba aferrarse a la esperanza de que él la apoyaría en su momento especial.

Enji levantó la vista de su trabajo, asintiendo lentamente con una expresión distante. Sus pensamientos, sin embargo, estaban en otro lugar, en su ambición por superar al numero uno de ese entonces.

─Sí, claro...─ dijo con una voz que sonaba más como un susurro distraído que una afirmación genuina.

Negai sintió un pequeño golpe en su pecho al ver la falta de entusiasmo en la respuesta de su padre. Sin embargo, intentó no dejar que eso la desanimara y sonrió con fuerza.

─¡Genial! ¡Gracias, papá!─ dijo, abrazando a Enji con un entusiasmo contagioso.

Enji se tensó brevemente, pero permitió el abrazo. Mientras Negai se alejaba, llenando la casa con su entusiasmo infantil, él volvió a sumergirse en sus pensamientos, sin darse cuenta del impacto que su indiferencia había tenido en su hija.

El día tan esperado para Negai finalmente había llegado. La mañana se presentó fría y clara, pero en el corazón de Negai el clima era un tornado de emociones. Mientras Rei llevaba a su hija a la escuela, sus manos temblaban violentamente, sujetando con firmeza el abrigo de Negai para ofrecerle algo de apoyo.

─Tranquila─ dijo Rei, tratando de calmar a su hija, mientras se detenía en la entrada de la escuela. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y esfuerzo por mantener la compostura.

𝐈𝐍𝐂𝐋𝐔𝐒𝐎 𝐒𝐈 𝐌𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐒 | HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora