𝟎𝟎𝟗 - 𝙋𝙚𝙧𝙨𝙪𝙖𝙨𝙞𝙫𝙤

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- IX -

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- IX -

La puerta de la oficina privada de Shigaraki se abrió con un crujido siniestro. La habitación estaba casi completamente sumida en la oscuridad, con solo una delgada franja de luz de una farola exterior filtrándose a través de la ventana, creando sombras alargadas y distorsionadas en las paredes.

Negai entró con cautela, cerrando la puerta tras de sí. Su corazón latía con fuerza en su pecho mientras tragaba saliva. El silencio en la habitación era ensordecedor, amplificando el eco de su respiración. Cada paso que daba resonaba en el suelo, aumentando su ansiedad.

─¿Qué necesitas, Tomura?─ preguntó buscándolo con la mirada, su voz apenas un susurro en la oscuridad.

No hubo respuesta inmediata. El silencio era sofocante, haciendo que sus manos comenzaran a temblar ligeramente. La sensación de ser observada la envolvía, incrementando su incomodidad. Justo cuando estaba a punto de hablar de nuevo, una mano firme y fría se cerró alrededor de su mentón, forzándola a levantar la cabeza bruscamente. La sorpresa la hizo retroceder, su espalda chocando contra la pared con un golpe sordo.

La figura de Shigaraki emergió de las sombras, sus ojos rojos brillando con una intensidad peligrosa. Su expresión era inescrutable, pero la presión de su agarre dejaba claro que estaba irritado.

─Negai...─ dijo Shigaraki con un tono frío. Su mano mantenía un control firme sobre su mentón, obligándola a mirarlo directamente a los ojos.

La combinación de sus ojos ardientes y su expresión fría habla por sí sola: no está contento, y eso nunca trae buenas noticias.

Negai llevó ambas manos al antebrazo de Shigaraki, tratando de quitarlo. ─Diablos Tomura, ¿ahora qué hice para que estés tan molesto?

Shigaraki la observó con una intensidad casi obsesiva. ─Nada, solo quería verte.

Las manos de Negai seguían firmes en el antebrazo de él, aunque sus intentos de apartarlo eran en vano. ─Pues ya me viste, ahora... ¿puedo irme?─ preguntó con una voz que dejaba en claro que estaba de malas.

Shigaraki no respondió de inmediato. Su mirada se oscureció y su agarre se hizo más firme, como si la tensión entre ellos lo alimentara. ─No seas imprudente, Negai─ dijo finalmente, con un tono peligroso.

─¿Imprudente? No estoy de humor para tus sermones─ le contestó ella, desafiándolo con la mirada, sus ojos brillando con una mezcla de irritación y desafío.

A pesar de todo, a Tomura le gustaba la forma en la que Negai se enojaba. Por eso a veces actuaba así, para provocarla. Le parecía... fascinante la manera en la que lo desafiaba cuando estaba molesta; era algo que lo atraía demasiado. Es un poco irónico, ¿no? Cómo alguien puede sentirse atraído por la misma intensidad que lo desafía. Para Tomura, el enojo de Negai no solo era un signo de conflicto, sino también una chispa que lo mantenía intrigado y hasta cierto punto... lo excitaba, pero no de una manera morbosa, sino como cuando consumes alguna sustancia ilícita.

𝐈𝐍𝐂𝐋𝐔𝐒𝐎 𝐒𝐈 𝐌𝐄 𝐓𝐑𝐀𝐈𝐂𝐈𝐎𝐍𝐀𝐒 | HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora