Capítulo 01

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En el sur de Nyëria hay un pueblo en donde viven granjeros, costureros y carpinteros, y por supuesto aquellas personas nobles que se creen los dueños del pueblo, aunque no tienen buena vida ellos son felices. Los granjeros que no tienen cosechas dulces o buenas no les va bien en el mercado, por lo que a veces tienen que esforzarse vendiendo otras cosas. Los costureros que no cosen bien o hacen bordados bonitos, no tienen una buena paga y si tienen mala suerte, les cortan las manos. Los carpinteros que no hacen buenos muebles o tallan horquillas de buena calidad, corren con la mala suerte de perder sus casas en incendios.

Todas estas cosas malas no suelen llegar a las oídos del palacio, ya que ellos siempre reciben buenas noticas, pero no las malas.

La familia Chankimha está compuesta por cuatro integrantes; el señor Chankimha, la señora Chankimha, la hija mayor Freen Sarocha Chankimha y la hija menor Azul Chankimha. Freen y su padre suelen cosechar frutas y verduras para después venderlas en el mercado, las frutas son buenas y muy dulces, suelen venderse rápido. No pueden decir lo mismo de las verduras, ya que suelen podrirse con facilidad y no siempre saben bien, han recibido muchas quejas, las disculpas no son suficientes para las personas de alto nivel.

Poco a poco se van desmoronando.

Su hermana es una buena costurera, la mejor del pueblo o al menos eso le dice Freen a su hermana. Una buena familia le encargó hacer cien bordados de conejos, Azul no durmió en un par de días con tal de terminar los bordados. Le habían dicho que le pagarían el triple si hacía unos buenos bordados.

El día de la entrega, la señora miró los bordados y aunque eran los mejores que Azul había hecho en su vida, a la señora no le gustaron del todo. Comenzó a decir que había partes chuecas y mal cocidas, cosa que eran mentira. La señora tomó todos los bordados y los quemó, mientras le decía a Azul que no tendría la paga que le había prometido días antes.

Estuvieron a punto de cortarle las manos, de no ser porque Freen se interpuso. El día de hoy cuenta con marcas en su espalda, ya que la azotaron con un látigo por haberse metido en algo que no le incumbía. No se arrepiente de haber salvado a su hermana ese día, sería capaz de hacerlo de nuevo.

Ese día, mientras su madre curaba sus heridas, se prometió a sí misma que haría lo necesario para salvar a su familia de tener una mala vida.

Los Dioses Antiguos la escucharon.

Hace una semana, mientras estaba en el mercado, vio el periódico donde se decía que, el rey de Nyëria haría un torneo para elegir al nuevo guardiana para la princesa heredera de Nyëria. En el informe se dijo que la princesa había sido atacada, pero no dieron muchos detalles sobre quien la atacó o si recibió una herida grave.

También se dijo que todos podían participar en el torneo, ya fuera un hombre o una mujer, de clase baja o alta. Todos serían aceptados y nombrados guardianas. Una oportunidad que no se podía desaprovechar.

—¿Quién sería capaz de atacar a la princesa heredera? —había preguntado una señora a su lado.

—He escuchado que la princesa goza de una buena belleza, ¿y si la herida fue en su rostro? Por los Dioses Antiguos, sería una desgracia para ella —una doncella casi se echaba a llorar en medio de la plaza.

Hizo caso omiso a aquellas palabras.

Tiene un buen físico. Ha ganado músculo en estos años debido a que carga las cajas de fruta y verdura, cuando usa prendas ajustadas sus músculos resaltan un poco, lo que hace que las chicas del pueblo la miren con ojos brillosos y sonrisas lindas. Ella no está interesada en cortejar a una mujer, al menos no ahora. Su cabello está muy largo —mucho, a decir verdad— por lo que tendrá que cortarlo al menos de las puntas, ya que si es elegida para ser la guardiana de la princesa tiene que tener una buena imagen. La idea de hacerse una coleta en el cabello no fue tan mala idea después de todo, hay veces en la que su cabello le da calor, pero tampoco es para peinarse.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora