Capítulo 03

709 85 3
                                    

La princesa Rebecca le mostró el castillo.

Al principio Freen pensó que era algo innecesario, pero no dijo nada al respecto, dejó que la princesa hablara y le contara sobre los aposentos que había y a quienes habían permanecido anteriormente. Le enseñó los pasadizos secretos, Rebecca le dijo que habían sido construidos por si algo malo sucedía en el reino y tenían que escapar, le dijo que ella suele usarlos para escabullirse de su padre.

En todo el rato que estuvieron paseando por el palacio, Rebecca no dejó de hablar ni por un segundo. Freen consideró la idea de pedirle que se callara, pero al final no dijo nada.

Llegó a la conclusión de que ser la guardiana de Rebecca sería más fácil de lo que pensó. La princesa Rebecca es alguien tranquila y muy habladora, sus mejillas suelen tomar un tono rosado cada vez que habla de algo que le gusta, incluso se disculpa por su emoción, Freen le dijo que no había necesidad de disculparse.

Fueron hasta la sala en la que hay todo tipo de pinturas, la princesa le contó todo sobre ellas. La guardiana se mantuvo en silencio; escuchando. Esto fue lo que le gustó más a Rebecca, que Freen no dijera ni una sola palabra pero que la escuchara con claridad.

En todo el tiempo que estuvieron caminando, lo hizo del lado en el que Rebecca no tiene cicatriz.

-Había veces en las que me perdía cuando era más pequeña -tocó con las puntas de sus dedos una de las estatuas que están en el jardín-. Por lo que mi madre me puso una sonaja en la muñeca, así me encontraba más rápido.

Saro asintió.

Alzó su mano para mostrar una pulsera de color roja, la cual tiene una sonaja muy dañada, por lo que ya no puede sonar.

-Me gusta conservarla -sonrió.

La princesa caminó hacia una mesa y se sentó en la primera silla, hizo una seña para que fuese hasta ella y también tomara asiento.

-¿Siempre has sido seria?

-No suelo hablar mucho con personas que apenas conozco -respondió enseguida, perdiendo su mirada en las flores del jardín-, además, al ser una guardiana, no tengo que hablar mucho.

-Tienes una buena voz, muy linda.

-Lo dudo.

-Cree en las palabras de esta princesa -se inclinó sobre la mesa-, ¿cuántos años tienes, Saro?

-Freen, mi nombre es Freen.

-Me gusta llamar a las personas con sus diminutivos -soltó una risilla.

-¿También a la capitana Engfa la llama por su diminutivo? -las palabras salieron de su boca sin que pudiera detenerlas. Se arrepintió al ver que el semblante de la princesa había cambiado repentinamente-. Lo siento, no es mi asunto.

Rebecca se quedó callada por un momento. Una doncella de acercó a ellas y dejó un par de galletas y dos tazas de té en la mesa, hizo una reverencia hacia la princesa y antes de retirarse le dio una mirada a la guardiana, casi queriéndole sonreír.

Suspiró.

Tomó una galleta y la llevó a su boca sin pensarlo dos veces.

Freen apretó sus manos al no saber qué decir en ese momento. Sabe que ha hecho enojar a la princesa, ya que tiene una de sus cejas hacia abajo y sus labios un poco fruncidos, pero trata de lucir muy natural, lo cual le parece extraño.

-Princesa Rebecca...

-No menciones a la capitana cuando estés conmigo -le cortó-. Estábamos teniendo una buena conversación, pero tenías que hacer mención de esa persona.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora