Capítulo 13

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—Luzi —tomó una muñeca de trapo y se la dio con suma delicadeza—, di ahh.

La niña miró a Merea con la cabeza de lado, está tratando de entender la razón por la cual quiere que abra su boca. Negó un par de veces mientras se puso a jugar con la muñeca que le han dado.

Freen suspiró.

—La señorita Merea quiere asegurarse de que tus dientes estén bien, puede que estén un poco podridos debido a la mala alimentación que llevaste antes —le quitó la muñeca, hizo una mueca al ver cómo la niña le hacía un puchero—. Te la daré, una vez que abras la boca para que te revisen los dientes.

Merea observó a Freen con diversión.

—Confía en ti —le dijo en voz baja—. Es un poco extraño viniendo de ella.

—¿A qué se refiere?

—Luzi fue una esclava desde que era aún más pequeña, eso es lo que dicen. Por lo tanto, la única caricia que conoce es la de un látigo, si alguien alza su mano para acariciar su mejilla, ella se retira y cierra los ojos porque tiene miedo de que la golpee. Pero, me he dado cuenta de que deja que tú y la princesa Rebecca la toquen todo el tiempo, le hagan caricias en las mejillas, o le acomoden el cabello.

Se quedó callada ya que no sabía qué decir ante tales palabras.

—Tú eres un poco más difícil —se alejó un poco para comenzar a mezclar un par de hojas, las cuales tienen un buen aroma—. No confías fácilmente en alguien, y eso, es un poco bueno y al mismo tiempo no lo es. La princesa Rebecca ha demostrado ser alguien que es capaz de meter sus manos al fuego por ti, pero eso no hace que tengas confianza en ella.

—Parece que a todos en este palacio les importa la confianza.

—La confianza y la lealtad es importante, más si te encuentras en el palacio.

Freen soltó una risa nerviosa—. No me interesa confiar en nadie de este palacio, o serle leal a su majestad o su alteza. Solo soy una guardiana, es muy probable que en unos meses llegue alguien mejor a ocupar mi puesto.

—Al ser una guardiana tienes que jurarle lealtad a la persona a la que proteges.

—No hice tal cosa.

Merea hizo una mueca de confusión.

—¿Tú sí? —le preguntó, en un débil susurro—, ¿te arrodillaste ante la princesa Charlotte y le juraste lealtad y le dijiste que siempre confiarías en ella?

—No me lo permitió.

Colocó el frasco en la estufa para comenzar a hacer el ungüento, tomó una cuchara y comenzó a mover el contenido muy lentamente.

—¿Desde cuándo conoces a la princesa ?

Dejó a Luzi en la silla en la que se encuentra sentada ahora mismo. Caminó hacia Merea lentamente, miró los movimientos lentos que se encuentra haciendo ahora mismo, debe admitir que tiene unas manos muy lindas como para hacer muchas cosas. Ha escuchado que ella suele quemarse o pincharse los dedos cada vez que hace algunas medicinas, es un poco torpe, aunque no siempre.

—Desde que tenía catorce años —se sinceró—. Su alteza tenía dieciséis.

Freen asintió un poco.

—Quiero... ser sincera por primera vez —apretó sus manos durante una cuestión de segundos—. Casi todos en el palacio creen que yo rescaté a Charlotte cuando fue prisionera de su propio reino, pero cómo he dicho, nos conocimos unos cuantos meses antes de que todo eso pasara. Ella me rescató del lugar donde vivía, y yo como pago, la ayudé a salir de ese encierro en el que se vio envuelta.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora