Capítulo 11

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—Hoy es un día muy caluroso, ¿no lo crees?

—Siempre hace mucho calor cuando el invierno está por llegar —La princesa Charlotte le dedicó una sonrisa a su hermana—. Debiste usar unas prendas más delgadas, como las mías.

—Las prendas de Eilwynn siempre han sido más delgadas y sueltas, son mejor para el calor pero no para el frío.

—Hay abrigos que son cómodos, los usamos cuando llega el invierno. Estoy haciendo uno, te lo daré en la fiesta para darle la bienvenida al invierno.

Rebecca sonrió—. Gracias.

—Somos hermanas, no hay necesidad de agradecernos.

Freen tomó un tazón de harina y lo colocó cerca de la princesa Charlotte, quien le sonrió enseguida.

Cierta princesa miró a su guardiana, lo hizo con tanta pasión que Charlotte quería irse de ese lugar lo antes posible, pero para su desgracia no puede hacerlo, ya que se encuentra preparando dulces de muestra. A decir verdad, no solo se especializa en la medicina, sino que también sabe sobre cocina, aunque en realidad solo sabe hacer dulces.

Hay un par que se encuentran sobre una bandeja, los cuales están rellenos de cajeta, fresa o vainilla. Dichos dulces son los favoritos de la reina.

—La princesa Nita ha confirmado que asistirá —mencionó Freen hacia ambas princesas—, envió una carta hace una par de horas... recién lo recordé.

—¿Tú mente ha estado ocupada en algo recientemente? —le preguntó la princesa Charlotte, dejó de amasar por un momento para mirar a la guardiana, quien bajó su mirada de inmediato. Después le echó una mirada de reojo a su hermana, quien se encuentra con las mejillas un poco sonrojadas—. Oh.

En realidad, sí tiene su mente perdida en una pequeña cosa que sucedió hace dos días, antes de que regresaran al palacio.

Durmieron juntas en la casa de Freen, ya lo habían hecho anteriormente, por lo que no fue raro para ellas compartir una cama. Lo que sucedió fue que, al estar en una cama pequeña, con una sola cobija para ambas, tuvieron un par de problemas para lograr dormir del todo bien.

Al principio se habían dado la espalda, pero esto resultó ser más incómodo de lo que habían pensado. Freen tuvo la brillante idea de girarse, para que la princesa fuese quien le diera la espalda. Sin previo aviso terminó abrazando el cuerpo de Rebecca, esta se había sorprendido al principio, aunque después trató de controlar su respiración, no lo logró del todo bien.

Y Freen, lo único que hacía era tratar de no pensar en nada más que en dormir. Tal parece que la mala suerte los ha persiguió desde hace mucho tiempo, ya que, algo despertó en el cuerpo de la guardiana, lo cual fue demasiado notorio, a tal grado de que la princesa se dio cuenta de que sentía algo sobre su trasero.

Freen quería morirse en ese momento.

A Rebecca le sucedió lo mismo en su centro, por lo que también deseó morir en ese preciso instante.

La princesa había cerrado sus ojos con fuerza, y trató de pensar en algún río con un gran campo de flores de diversos colores. Pero, aunque pensara en eso su cuerpo —en especial su parte baja— estaba húmeda. No había duda de que estaba pasando por un mal momento, pero no era la única, ya que su guardiana estaba en las mismas condiciones.

Ninguna de las dos quiso moverse con tal de buscar un poco de fricción entre sus cuerpos, sabían perfectamente de que sí se movían al menos un milímetro, solo los Dioses Antiguos sabrían lo que habría sucedido esa noche, en esa cama.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora