Capítulo 21

394 48 0
                                    

Hay un gran silencio en el palacio.

Ya todos saben lo que ha sucedido recientemente y por lo tanto no han dicho ni una sola palabra, ni siquiera las doncellas —que son conocidas por ser amantes del chisme— se han atrevido a decir ni una sola palabra por miedo a que alguien no fiable las escuche.

Ahora mismo, la princesa de Ruabeth se encontraba con el rey, conversando no tan alegremente cómo le gustaría, ya qué hay un asunto que parece molestar a Su Majestad. A decir verdad, Clauus tenía pensando quedarse en el palacio hasta después de la boda de su hermana, pero viendo la situación, sabe que es imposible que haya una boda.

Suspiró.

A decir verdad, toda esta situación la tiene un poco incómoda. Hay un gran lío entre su hermana y el rey, quien ha estado actuando aún más arrogante de lo normal y usa un tono duro con todo aquel que le diga una sola palabra, tal parece que aplica el "si me enojo con uno, me desquito con todos", y eso hace que Clauus se ponga de mal humor.

Lo único que quiere es regresar a su reino, beber ese buen licor que hacen en su hogar y emborracharse hasta que no recuerde nada del día anterior. También extraña a su harem, esas hermosas bellezas que la esperan seguramente están un poco desesperadas y tristes por su partida, por lo que se asegurará de recompensar muy bien a esas mujeres y hombres.

Si es posible, se follará a todos los de su harem una vez que vuelva a Ruabeth.

Siempre ha presumido su gran resistencia a la hora de tener sexo, no por nada la llaman la princesa Promiscua, ya qué hay rumores que dicen que ella es capaz de tener sexo durante toda la noche hasta que salen los primeros rayos de sol. Aunque solo son rumores, ¿qué clase de persona tendría sexo hasta que amanezca? ¡Nadie sería capaz de soportar tanto!

Hizo una mueca de disgusto.

Llevó una de sus manos hacia sus prendas y comenzó a buscar ese abanico que le quitó a Charlotte hace un par de días, por un momento creyó que su hermana le pediría de vuelta el abanico, pero no fue así, ella solo le dijo que lo cuidara. Clauus miró el diseño del abanico con cautela, sabe que Charlotte ama hacer diferentes diseños en esos abanicos que siempre lleva con ella.

Le gusta.

Le gusta la forma en la que Charlotte es y se lo ha dicho en más de una ocasión.

—Ese asunto del que me querías hablar —la voz del rey hizo que se alejara de sus pensamientos en cuestión de segundos. Suspiró de nuevo y miró a su tío, el cual se encontraba dándose golpecitos en su frente usando las yemas de sus dedos—, habla.

Hizo un movimiento lento con el abanico, de modo que se cubrió sus labios para que el rey no viese aquella mueca que tiene. Pensó en decirle que ya no quería hablar de nada, pero eso solo haría que su temperamento aumentado aún más.

Lo que menos quería era hacer enojar al rey.

—Quiero llevar a un general de este palacio a Ruabeth —comentó, sin nada de descaro y sin importarle cómo se tomasen sus palabras—, es por esa razón que he venido en primer lugar.

El rey enarcó una ceja—. Este rey pensó que viniste para celebrar el Solsticio de Invierno.

—Majestad, a esta princesa jamás le ha interesado celebrar tal cosa. ¿Sabía usted que ni siquiera celebro mi cumpleaños?, esta princesa piensa qué hay mejores cosas en las cuales poner la mente, en lugar de estar bailando y riendo como idiota junto a más idiotas, y no estoy diciendo que usted sea uno, simplemente, es lo que esta princesa piensa.

—Clauus. Clauus. Clauus, siempre has tenido esa boca tuya abierta, ¿no es así?

La princesa sonrió—. Su Majestad jamás se equivoca, puedo mantener mi boca abierta y no precisamente para hablar.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora