Capítulo 08

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Freen se aburre con facilidad.

Al estar sola en los aposentos de la princesa Rebecca, no tuvo más remedio que perder el tiempo escribiendo los libros que le hacían falta. Se sentó sobre el escritorio y comenzó a escribir con suma lentitud.

Se ha dado cuenta de que su letra no es tan diferente a la de la princesa, aunque tampoco se podría decir que es idéntica. Si alguien leyera algún escrito de Freen y luego uno de Rebecca, se daría cuenta de qué hay una gran diferencia entre sus caligrafías, ya que Rebecca —al ser una princesa que ha recibido la mejor educación de todo el continente— tiene una caligrafía redonda, y Freen no tanto.

Al estar escribiendo se preguntó si el rey sería capaz de leer todos los libros que su hija ha estado escribiendo, solo para comprobar de que cumplió con su promesa. Si llegase a hacer esto, sería un poco extraño.

«¿De qué estará hablando con el rey? Dudo mucho que se trate sobre esos rumores»

Se sintió nerviosa con el simple hecho de pensar que Rebecca podría llegar a recibir un castigo por no haber hecho nada con los rumores sobre ellas dos. Quiere negarse a creer que el rey de Nyëria es capaz de castigar a su hija de una forma muy cruel, lo conoció en persona pero se negó a mirarlo del todo bien, y por la forma en la que recuerda que habla, puede decir que el rey es un poco considerado.

Al estar perdida en sus pensamientos, no se dio cuenta de que vació un frasco de tinta en el escritorio, por suerte no llegó a manchar los libros que estaban sobre el escritorio, solo un par de hojas resultaron manchadas. No puedo evitar maldecir en voz baja y rogar para que la princesa no llegase en ese momento.

Se apresuró antes de que la tinta llegase al suelo, ya que Rebecca tiene una alfombra debajo del escritorio, la cual le ha dicho que es de piel muy fina y quién sabe de dónde proviene. Aún no puede comprender cómo es que esa alfombra puede llegar a ser de suma importancia para Rebecca.

Sonrió un poco cuando terminó de limpiar la tinta.

Suspiró.

En verdad se estaba aburriendo.

Si salía de los aposentos de la princesa, lo más probable era que Rebecca se enojara por no haber salido con la compañía de alguien. Aún no puede entender del todo bien qué es lo que le preocupa a Rebecca, vamos, se encuentra en el palacio de Nyëria, ¿quién se atrevería a hacerle daño? No suele hablar mucho con los guardianes o generales que trabajan aquí, ya que lo que menos quiere es conseguir enemigos que la odien por el resto de su vida. Las únicas personas con las que habla de vez en cuando son la capitana Engfa, el general Dreikor y las princesas.

Hubo una ocasión en donde tuvo la mala suerte de encontrarse con un par de generales que le hicieron varias preguntas, las cuales sólo eran sobre la princesa y de cómo le estaba yendo en su trabajo. Uno de esos generales era el mismo que se unió a ella cuando iban de caza, a Freen se le hizo extraño ver a esa soldado en el palacio ¿no se suponía que estaba acompañado al rey? ¿por qué razón habría vuelto?

Caminó hacia un estante donde se encuentran todos los frascos de tinta y tomó uno, luego de eso volvió al escritorio y se sentó. Dejó los libros de lado, tomó una hoja blanca y pensó que escribir algún poema le quitaría lo aburrida.

Escribir un poema no parece ser tan difícil, después de todo, dicen que solo aquellos que están enamorados pueden escribir poemas.

Si las estrellas pudieran hablar, te dirían lo hermosa que luces al despertar.

Si las estrellas pudieran hablar, te dirían cuanto me haces amar.

Si las estrellas pudieran hablar, te dirían cuando te quiero besar, cuanto te quiero abrazar.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora