Capítulo 09

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Rebecca salió del palacio hace un par de horas, nadie —ni siquiera el rey o la reina— saben en donde se encuentra. Decir que el palacio no se encuentra preocupado por ella sería una mentira. Hay varios guardianes y generales por todos lados.

Se sienten cansados.

La capitana Engfa ha recibido un gran sermón por parte del rey, él le gritó y estuvo a nada de ordenar que la golpearan, de no ser porque la reina lo impidió. Ella parece ser la única que lucha por mantenerse tranquila.

Tiene un gran dolor en su cuello y hombros, por lo que ahora mismo se está dirigiendo hacia la sala médica en la que Merea siempre se encuentra. Merea es alguien bella, aparte de eso es muy buena con la medicina y otras cosas que prefiere mantener ocultas para evitar asustar a los demás.

Al llegar a la sala médica no se molestó en tocar, más bien la abrió de golpe ya que a Merea no le interesa cómo su puerta es tratada. Al entrar esperaba ver a cierta señorita curando a algún guardián del palacio, pero no fue así, más bien se encontró con cierta persona con vestimentas azuladas.

La princesa Charlotte la miró con cierto asombro.

—Capitana Engfa, ¿necesita algo? —preguntó, mientras dejaba un par de frascos sobre la mesa.

Su cabello húmedo era muy notorio, hay unas cuantas gotas de agua cayendo por su frente, la parte trasera de su ¿pijama? se encuentra un poco mojada. No parece preocupada por qué alguien la vea de ese modo.

—Vine a ver a Merea.

Charlotte frunció el ceño, luce enojada.

«Carajo, la señorita Merea es como la hija adoptiva de la princesa, debe pensar que tengo interés en ella».

Se aclaró la garganta.

—Tengo un dolor en mi cuello, y en mis hombros —pudo suspirar al ver que el semblante de princesa se relajó—, vine para que la señorita Merea me hiciera un masaje o me diera algo para el dolor. Sus manos son muy milagrosas, debo admitir.

No hubo una sola expresión por parte de Charlotte, la capitana Engfa no sabía si sentirse aliviada o asustada.

—Merea no se encuentra aquí, salió a entregar un par de medicinas a los pueblos más cercanos —siguió acomodando los frascos de vidrio—. Puedo darle el masaje.

—No me atrevería a aceptar tal cosa, princesa.

—No es nada —señaló la silla que está cerca de la capitana—. Tomé asiento, por favor.

La capitana no quiso desaprovechar esta oportunidad, por lo que terminó sentándose en la silla para recibir un masaje de las manos de la princesa Charlotte.

—Es tarde.

—Lo es —hubo algo de diversión en la voz de la princesa—. No podía dormir, estuve dando muchas vueltas en la cama.

La capitana Engfa posó su atención en el cuerpo de princesa, es delgado y a la vez muy notorio. Tiene una cadera gruesa al igual que una cintura con una cuerva que es notoria a simple vista, sabe que debajo de esas prendas hay unos pequeños músculos que la princesa se ha ganado debido a todo el peso que carga todos los días.

La princesa Charlotte es linda, con ese cabello claro al igual que sus ojos avellana, tez aperlada que resalta con sus prendas azuladas. Hay veces en las que se pone prendas un poco oscuras, por lo que llega a verse un poco más blanca de lo que es.

No solo es linda, sino que también es alguien que goza de una gran inteligencia. Todo lo necesario como para ser un reina, y ella lo sabe, solo que por el momento no se ha tomado el tiempo de pensar en su reino y en la gente que aún sigue bajo esclavitud. Tiene miedo de no ser una buena reina, tiene miedo de decepcionar a todos, ya que esperan muchas cosas de su parte.

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora