Capítulo 26

421 49 0
                                    

—Sígame.

El tono de voz que usó fue suave, y el simple hecho de que parecía ser una orden la hizo reír en voz baja, pero se aseguró de que ella no se diera cuenta. Se puso de pie, acomodó los papeles que estaba leyendo y los dejó sobre la mesa.

—¿A dónde?

—Está noche pensaba en salir y divertirme, pero no quiero hacerlo sola —miró a Engfa con ternura, se avergonzó y bajó la mirada—, ha sido mi única opción. Pero, si tiene mucho trabajo que hacer, me iré sola. Lamento haberla interrumpido con su lectura.

—Alteza —la llamó—, si su plan es salir afuera del palacio, no permitiré que vaya sola.

Charlotte enarcó una ceja—. Salgamos juntas, entonces. Si se mantiene a mi lado durante toda la noche y me regresa al palacio sin ni una sola herida, me aseguraré de recompensarla.

Asintió.

Después de eso, salió de la oficina de la capitana para dirigirse a la salida.

Los pasillos del palacio se encontraban un poco oscuros debido a qué era de noche, le resulta acogedor el hecho de que no hay guardianes en los pasillos. De pronto, sintió una punzada en su pecho y pensó en su antiguo palacio. Su viejo hogar, con paredes aún más grandes que el palacio de Nyëria, de tonos claros y ventanas largas.

El palacio de Eilwynn tenía muchos estanques llenos de peces, había aves, animales en los bosques y en las pocas praderas que quedaron después de la guerra, hace ya muchos años. Recuerda que, no muy lejos del palacio había montañas y según le habían dicho, una de esas montañas estaba llena de dientes de león, siempre quiso ir ahí para comprobar si era cierto, pero jamás tuvo la oportunidad de salir.

Jamás salía del palacio, jamás lo hizo, hasta que tuvo que escapar de ahí.

Toda la felicidad que alguna vez hubo en Eilwynn se vio borrada cuando un hombre tirano decidió ser el más grande traidor del continente.

Se preguntó cómo luce ahora mismo su hogar, la última vez que vio el palacio de lejos le hacían faltas muchas alas. La puerta principal había sido derrumbada para volverla a hacer con un nuevo diseño, las banderas también se cambiaron al igual que el color de las vestimentas de los guardianes. Los estanques fueron destruidos ya que, al tirano no le gustaban los peces.

Los aposentos de sus padres fueron destruidos y únicamente se mantuvieron intactos los aposentos de Charlotte, aunque ella rara vez estaba ahí metida. Pasó de dormir en una suave cama, a dormir en la cama fría hecha de cementos del calabozo de su propio palacio.

A veces piensas en todas esas cosas que los demás dicen de ella a sus espadas, «una princesa cautiva en su propio palacio, la vergüenza del continente, princesa olvidada». Jamás le han gustado esos títulos que los demás le han dado, ¿por qué debería decir que si fue una princesa que se mantuvo cautiva en su propio palacio? ¡No es algo que pudiera evitar!

Ha sufrido mucho.

Se preguntó lo que dirían los demás si un día llegase a contar todo lo que vivió, lo que vio y sintió estando encerrada, con su cuerpo inmovilizado por esas cadenas pesadas que le habían puesto. Una vez Merea le dijo que había ganado peso y que se veía mucho mejor de lo que se veía cuando estaba en Eilwynn, Charlotte no supo cómo responder ante aquella confesión.

Era una prisionera por lo que solo tenía una comida al día, a veces se olvidaban de llevarle comida a la celda en la que vivía, así que eran pocas las veces que comía a la semana. ¿Cómo no murió? Siempre se ha preguntado eso, ¿cómo sobrevivió a todo? ¿Por qué ella? De todas las personas que había en el palacio, su madre, su padre y su hermana, ¿por qué ella fue la que se mantuvo de pie hasta el final? ¿Por qué?

La guardiana de la princesa「 Freenbecky 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora