4.- Aguas oscuras y fuegos ocultos

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Fontaine, la nación de la justicia, se había convertido en un tablero de ajedrez gigante, con cada pieza moviéndose en el silencio de la noche. La luna llena se alzaba sobre las aguas, bañando la ciudad con una luz pálida y reflejando las sombras de aquellos que caminaban con intenciones ocultas. En las profundidades de esta intriga, un enfrentamiento se estaba gestando, uno que cambiaría el curso de los acontecimientos para siempre.

En la sala de justicia del Palacio de Fontaine, Neuvillette estaba sentado en su oficina, revisando documentos y cartas, pero su mente estaba lejos de la tarea. Las recientes actividades de los Fatui no podían ignorarse, y la ciudad estaba en tensión constante. Los informes de los movimientos de Arlecchino y su "Casa de la Hoguera" eran cada vez más alarmantes.

-La situación se está descontrolando, -murmuró para sí mismo, mientras sus dedos tamborileaban sobre el escritorio.

En ese momento, la puerta se abrió y Clorinde entró con su habitual expresión de determinación. Su armadura brillaba débilmente bajo la luz de las lámparas de la sala, reflejando su incansable lealtad.

-Neuvillette, -dijo sin preámbulos-. Furina ha tomado una decisión. Vamos a enfrentarnos a Arlecchino.

Neuvillette levantó la vista, sorprendido. Aunque sabía que Furina no se acobardaría ante los Fatui, no había esperado que tomara una acción tan decisiva sin consultarlo primero.

-¿Cuál es su plan? -preguntó, inclinándose hacia adelante con interés.

Clorinde se cruzó de brazos, su expresión tensa. -Planea interceptar a Arlecchino esta noche, cerca de los túneles subterráneos. Está convencida de que ahí es donde los Fatui han establecido una base temporal.

Neuvillette suspiró. Los túneles subterráneos de Fontaine eran un laberinto, un lugar peligroso para un enfrentamiento, especialmente contra alguien tan impredecible como Arlecchino.

-Muy bien, -dijo finalmente-. Reuniré a los guardias. Asegúrate de que Furina esté preparada para lo que pueda venir.

Clorinde asintió, girando sobre sus talones y saliendo de la oficina. Neuvillette sabía que debían actuar rápido, pero algo en su interior le decía que no estaban completamente preparados para la magnitud de lo que estaba por suceder.

[...]

Mientras tanto, en los túneles oscuros y húmedos bajo Fontaine, Arlecchino caminaba con calma, sus pasos resonando suavemente en las paredes de piedra. A su lado, Lyney, Lynette, y Fréminet la seguían en silencio, sus rostros serios y atentos.

-Padre, ¿estás seguro de que vendrán aquí? -preguntó Fréminet, su voz apenas un susurro.

Arlecchino sonrió levemente. -Oh, estoy segura de ello. Furina está desesperada por mantener el control, y su debilidad la llevará directamente a nuestra trampa.

Lyney intercambió una mirada con Lynette, ambos compartiendo una silenciosa preocupación. Aunque confiaban en Arlecchino, sabían que enfrentarse directamente a la "Arconte" Hydro no sería una tarea sencilla.

-Deberíamos estar preparados para todo, -añadió Lynette en voz baja, sus ojos escudriñando las sombras a su alrededor.

Arlecchino asintió, consciente del peligro que acechaba. A pesar de su confianza, sabía que este enfrentamiento podía ser el punto de inflexión. Si ganaban, Fontaine caería bajo su control. Si fallaban, la situación podría desmoronarse rápidamente.

-Manténganse alertas, -ordenó Arlecchino, sus ojos rojos brillando con una intensidad peligrosa-. Y recuerden, no mostramos piedad.

[...]

Sombras y aguas profundas | ArlefuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora