El sol se desvanecía lentamente sobre el horizonte, sumiendo a Fontaine en una penumbra que se anticipaba al anochecer. Las aguas, que siempre reflejaban la luz del día, parecían más oscuras y turbias, como si sintieran la tensión creciente en el aire. Los ciudadanos se movían con precaución, ajenos a los planes que se desarrollaban en las profundidades de la ciudad, pero conscientes de que algo grande estaba a punto de suceder.
En la sede de los Caballeros de Fontaine, los preparativos para el ataque sorpresa estaban en pleno apogeo. Furina, Jean, Clorinde, Diluc, Keqing, y Zhongli se encontraban reunidos, ultimando los detalles del plan. Se habían movilizado todos los recursos disponibles: tropas, provisiones, y magia elemental, para garantizar que la ofensiva se ejecutara con precisión.
-No podemos dejar que los Fatui tengan el control de Fontaine, -dijo Furina con determinación-. Esta ciudad es nuestra, y lucharemos por ella hasta el último aliento.
Jean, con su carácter sereno pero resuelto, asintió. -Hemos movilizado a todos los Caballeros de Fontaine. Nuestros arqueros están preparados para cubrir los puntos estratégicos, y nuestros magos están listos para contrarrestar cualquier amenaza elemental.
Zhongli observaba el mapa con calma, trazando las rutas con su dedo. -Debemos considerar la posibilidad de una retirada estratégica si las cosas se complican. No podemos exponer nuestras fuerzas a un ataque directo sin una vía de escape.
Diluc, a su lado, asintió. -Estoy de acuerdo. Necesitamos una estrategia de contención. Si logramos cortar sus rutas de suministro, podríamos obligarlos a retroceder.
Keqing, mirando el mapa con atención, intervino. -Debemos dividir nuestras fuerzas. Si atacamos desde diferentes ángulos, los obligaremos a dispersar su defensa.
Furina hizo un gesto afirmativo. -Clorinde, tú y Diluc liderarán la primera oleada en los túneles. Jean, tú te encargarás de coordinar el asalto desde la superficie. Zhongli y Keqing, quiero que refuercen las defensas en la plaza central. Yo lideraré el ataque principal.
Jean asintió, aunque una sombra de preocupación cruzó su rostro. -Entendido, pero debes ser cautelosa, Furina. Arlecchino y Tartaglia no se detendrán ante nada.
Furina sonrió ligeramente, sin apartar la vista del mapa. -Lo sé. Pero no somos tan fáciles de derrotar.
[...]
Al otro lado de la ciudad, en el escondite subterráneo de los Fatui, Arlecchino y Tartaglia revisaban sus propios preparativos. Las tropas de los Fatui se movían con rapidez, desplegando trampas y estrategias para resistir cualquier ataque de los Caballeros de Fontaine. Tartaglia, con su habitual sonrisa confiada, parecía disfrutar del desafío.
-Fontaine está lista para estallar en llamas, -dijo Tartaglia, ajustando su armadura-. Espero que tus planes sean tan buenos como prometiste, Arlecchino.
Arlecchino, con su mirada fría y calculadora, observaba los movimientos de sus subordinados. -No te preocupes, Childe. Fontaine caerá, y cuando lo haga, todo Teyvat sentirá el impacto. Pero primero, tenemos que romper su voluntad.
Tartaglia sonrió, disfrutando del ambiente previo a la batalla. -Entonces, que comience el espectáculo.
[...]
En los túneles subterráneos, Clorinde y Diluc lideraban la primera oleada del ataque. Los túneles eran oscuros y húmedos, con un silencio inquietante que solo era interrumpido por el eco de sus pasos. Los Caballeros de Fontaine, alertas y preparados, se movían en formación, con las armas listas.
-Mantengan la formación, -ordenó Clorinde, levantando su espada-. No sabemos cuántos Fatui están aquí, pero debemos estar preparados para cualquier cosa.
Diluc, al frente, escaneaba el área con ojos agudos. -Están cerca, puedo sentirlo. Prepárense para lo peor.
De repente, una explosión sacudió los túneles, y un grupo de agentes Fatui apareció entre las sombras, atacando con una intensidad feroz. Clorinde y Diluc se lanzaron al combate, liderando a sus tropas con fuerza y destreza.
Diluc canalizó su visión Pyro, lanzando ráfagas de llamas que iluminaron el túnel y empujaron a los agentes Fatui hacia atrás. Clorinde, con su agilidad y habilidad, se movía con precisión, derribando a los enemigos con golpes rápidos y mortales.
-No retrocedan, manténganse firmes, -gritó Clorinde mientras cortaba a un agente Fatui que intentaba emboscar a uno de sus caballeros.
La batalla en los túneles fue intensa y caótica. Los ataques de los Fatui eran impredecibles, y su conocimiento del terreno les daba una ventaja. Sin embargo, Clorinde y Diluc se mantenían firmes, resistiendo cada embestida con determinación.
De repente, una figura emergió de la oscuridad. Tartaglia, con su arco listo, disparó una serie de flechas elementales que explotaron a su alrededor, obligando a Diluc y Clorinde a retroceder.
-Bueno, bueno, parece que hemos comenzado el juego de verdad, -se burló Tartaglia, con una sonrisa feroz.
Diluc apretó los dientes. -Es un juego en el que no saldrás victorioso, Childe.
Tartaglia soltó una carcajada. -Ya veremos, amigo mío. Ya veremos.
[...]
En la superficie, Furina lideraba el ataque principal. Jean y los Caballeros de Fontaine avanzaban hacia las posiciones defensivas de los Fatui, enfrentándose a una resistencia feroz. El sonido del combate resonaba por toda la ciudad, mientras las fuerzas se encontraban en un choque brutal de voluntades.
Furina, con su dominio sobre el agua, manipulaba corrientes y mareas para confundir y separar a las fuerzas enemigas. Usaba el entorno a su favor, creando barreras de agua que bloqueaban los ataques de los Fatui y daban a los caballeros la oportunidad de avanzar.
Jean, por su parte, lideraba a sus tropas con precisión militar. Su Espada Anemo cortaba el aire con poderosos barridos, despejando el camino y manteniendo la moral alta.
-No retrocedan, -gritó Jean-. Luchamos por Fontaine y no dejaremos que caiga.
Mientras tanto, Zhongli y Keqing reforzaban las defensas en la plaza central. Zhongli levantaba escudos de piedra para proteger a los civiles y las fuerzas de ataque, mientras Keqing, con su velocidad eléctrica, eliminaba a cualquier agente Fatui que intentara romper las líneas.
-No permitiremos que Fontaine caiga bajo las manos de los Fatui, -declaró Keqing, lanzando un rayo de energía que atravesó a varios enemigos.
Zhongli, siempre sereno, asentía. -Protegeremos esta ciudad, cueste lo que cueste.
[...]
Mientras las batallas se libraban en múltiples frentes, Arlecchino observaba desde una posición elevada, evaluando la situación con cuidado. Sabía que esta batalla sería decisiva, pero también sabía que tenía un as bajo la manga.
-Es hora de jugar nuestra última carta, -murmuró Arlecchino para sí misma, antes de girarse hacia uno de sus agentes de confianza-. Activa el plan de contingencia. No dejaremos que Fontaine se mantenga en pie.
El agente asintió y desapareció en la oscuridad, preparándose para ejecutar una maniobra que Arlecchino había mantenido en secreto hasta este momento. Una explosión resonó a lo lejos, y el sonido de las alarmas inundó la ciudad.
Furina, escuchando el estruendo, frunció el ceño. -Esto no es bueno, -murmuró-. Jean, mantén tu posición. Vamos a necesitar toda nuestra fuerza.
Jean asintió. -Entendido. Pero, ¿qué están planeando ahora?
-Lo averiguaremos pronto, -respondió Furina, preparándose para lo que sabía que sería el golpe más fuerte de los Fatui.
La batalla estaba lejos de terminar, y el destino de Fontaine seguía en juego.
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Sombras y aguas profundas | Arlefuri
FanficEn Fontaine, bajo la fachada de justicia y orden, se ocultan secretos que podrían cambiar el destino de toda la nación. Furina, la figura pública de la Arconte Hydro, guarda un secreto que podría desmoronar todo lo que conoce. Mientras Focalors, la...