El viento soplaba con fuerza, levantando polvo y hojas a medida que Furina y Arlecchino se dirigían hacia los túneles subterráneos. El silencio entre ellas era tenso, cargado de preguntas no formuladas y emociones no dichas. A pesar de la tregua temporal que habían establecido, ambas sabían que estaban caminando sobre una cuerda floja, cada paso lleno de desconfianza, pero también de una curiosa fascinación mutua.
-¿Estás segura de que sabes a dónde vamos? -preguntó Arlecchino, rompiendo finalmente el silencio, su voz suave pero llena de un escepticismo sutil.
-Conozco estos túneles mejor que tú, -respondió Furina, sin mirarla-. Pero reconozco que esta parte en particular es desconocida para mí. La única pista que tenemos es que el "Corazón de Fontaine" está en un lugar donde la luz nunca ha tocado.
Arlecchino arqueó una ceja. -Un acertijo poético para un artefacto que podría decidir el destino de la ciudad. Parece apropiado.
Furina se permitió una pequeña sonrisa. -Siempre me han gustado los acertijos. Aunque este... es más complicado de lo que esperaba.
Ambas continuaron caminando por los túneles oscuros, iluminados solo por la débil luz de una linterna que Furina llevaba. La tensión entre ellas no había disminuido, pero al menos ahora había una especie de entendimiento tácito de que necesitaban mantenerse juntas, al menos por un tiempo.
-¿Por qué haces todo esto? -preguntó Furina finalmente, sin girarse hacia Arlecchino-. ¿Por qué insistes en luchar tanto por Fontaine? No pareces ser el tipo de persona que se preocupa por una ciudad ajena.
Arlecchino tardó unos segundos en responder, como si estuviera eligiendo cuidadosamente sus palabras. -Fontaine es más que una ciudad para mí. Representa un lugar donde puedo probar mi propio poder, mi influencia. Pero también... -Hizo una pausa, casi como si dudara de sí misma-. Hay algo en esta ciudad que me intriga, que me llama. Y no puedo ignorarlo.
Furina se detuvo por un momento, girándose para mirar a Arlecchino a los ojos. -¿Algo? ¿O alguien?
Arlecchino sonrió de medio lado. -Quizás un poco de ambos. Pero si esperas una confesión de mis motivaciones más profundas, tendrás que esperar un poco más, Furina.
Furina sintió una leve punzada en su pecho. Había algo en la forma en que Arlecchino la miraba, una mezcla de desafío y... ¿curiosidad? No estaba segura, pero no podía negar que esa mirada despertaba algo en ella, algo que no estaba dispuesta a admitir tan fácilmente.
-Sigamos, -dijo finalmente, rompiendo el contacto visual y volviendo a concentrarse en el túnel frente a ellas-. No podemos perder más tiempo.
[...]
Mientras caminaban, se adentraron en una parte del túnel que parecía aún más antigua que el resto. Las paredes de piedra estaban cubiertas de inscripciones desgastadas, símbolos que parecían hablar de una época en la que Fontaine era muy diferente de lo que conocían.
-Estos símbolos, -murmuró Arlecchino, acercándose a las inscripciones-. He visto algo similar en otros lugares. Se dice que son vestigios de una civilización perdida, una que existió mucho antes de los Siete.
Furina asintió. -Son antiguos registros de las primeras gentes de Fontaine. Pero nadie sabe exactamente qué significan.
Arlecchino tocó suavemente una de las inscripciones. -"Aquellos que buscan el corazón, deben ser dignos del agua eterna." -leyó en voz baja-. Interesante. Parece que incluso en tiempos antiguos, el "Corazón de Fontaine" ya era importante.
Furina se acercó, frunciendo el ceño al leer las palabras. -"Dignos del agua eterna". ¿Qué significa eso?
Arlecchino se encogió de hombros. -Podría significar muchas cosas. Pero una cosa es segura: cualquiera que lo busque, debe estar preparado para demostrar su valía.
Furina asintió, comprendiendo que se acercaban al punto crucial de su búsqueda. Siguieron adelante, hasta que llegaron a una puerta de piedra maciza que parecía haber estado cerrada durante siglos. Era imponente y decorada con intrincados relieves de figuras danzantes en medio de una tormenta de agua.
-Aquí es, -dijo Furina, con voz apenas audible-. Estoy segura de que el "Corazón de Fontaine" está detrás de esta puerta.
Arlecchino observó la puerta con una mezcla de respeto y anticipación. -Pero no se abrirá fácilmente. Debe haber alguna manera de... activar el mecanismo.
Furina se acercó a la puerta, notando una serie de ranuras y agujeros que parecían diseñados para ser manipulados. -Puede ser un tipo de prueba, -murmuró-. Un rompecabezas.
Arlecchino se inclinó junto a ella, estudiando el mecanismo. -O tal vez, -dijo con una sonrisa-, es una trampa.
Furina miró a Arlecchino de reojo. -¿Siempre eres tan pesimista?
-Prefiero llamarlo realista, -respondió Arlecchino-. Y te sugiero que mantengas la guardia alta.
Furina suspiró, sabiendo que Arlecchino tenía razón. -Bien, entonces, manos a la obra.
Ambas comenzaron a manipular el mecanismo de la puerta, girando las piezas y encajándolas en sus lugares correspondientes. La tensión entre ellas era palpable, pero había también una sincronización extraña, como si sus movimientos estuvieran en perfecta sintonía.
De repente, la puerta emitió un leve clic y comenzó a abrirse lentamente, revelando un pasadizo oscuro que descendía aún más en las profundidades de Fontaine.
-Parece que lo logramos, -murmuró Furina, sintiendo una mezcla de alivio y anticipación.
-Sí, -respondió Arlecchino-. Pero esto es solo el comienzo.
[...]
Mientras descendían por el pasadizo, el aire se volvía más frío y húmedo. El sonido del agua corriendo se hacía más fuerte, resonando en las paredes como un eco distante de olas golpeando una orilla lejana. La luz de la linterna de Furina parpadeaba, proyectando sombras inquietantes en las paredes.
-¿Por qué estás tan dispuesta a arriesgarte? -preguntó de repente Arlecchino, rompiendo el silencio-. Podrías haber dejado que todo esto siguiera su curso, esperar en la superficie. Pero aquí estás, caminando junto a mí en la oscuridad.
Furina pensó en la pregunta, sorprendida de sí misma por su respuesta inmediata. -Porque Fontaine es mi hogar. Y no puedo quedarme quieta mientras lo arriesgan todo.
Arlecchino la observó de reojo. -Valiente, pero también ingenuo. A veces, el mejor movimiento es no moverse en absoluto.
-No estoy de acuerdo, -respondió Furina firmemente-. El destino de Fontaine no es un juego de ajedrez para esperar a que alguien más haga una jugada. Si no tomamos el control, otros lo harán.
Arlecchino sonrió ligeramente. -Tienes razón. Quizás es por eso que me intrigaste desde el principio.
Furina sintió un rubor en su rostro, pero se concentró en el camino por delante. -Quizás. Pero aún no estoy segura de si esta alianza es una buena idea.
-Eso lo descubriremos pronto, -dijo Arlecchino, mientras avanzaban más profundamente en el pasadizo.
Finalmente, llegaron a una vasta caverna, iluminada por una luz azul tenue que emanaba de una gran fuente de agua en su centro. En el medio, flotando sobre el agua, había un objeto de aspecto cristalino que irradiaba una energía pura e intensa: el "Corazón de Fontaine".
-Ahí está, -dijo Furina, con asombro en su voz.
Arlecchino sonrió. -Pero recuerda, Furina. Todo poder viene con un precio.
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Sombras y aguas profundas | Arlefuri
FanfictionEn Fontaine, bajo la fachada de justicia y orden, se ocultan secretos que podrían cambiar el destino de toda la nación. Furina, la figura pública de la Arconte Hydro, guarda un secreto que podría desmoronar todo lo que conoce. Mientras Focalors, la...