11.- El juego final

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El eco de las armas chocando y los gritos de batalla llenaban la cámara subterránea. Furina y Arlecchino se enfrentaban cara a cara, sus poderes colisionando en una batalla de fuerzas opuestas. Arlecchino, con una sonrisa fría en su rostro, lanzaba ataques precisos y mortales, mientras Furina canalizaba su poder Hydro, creando oleadas de agua que se entrelazaban con los movimientos de su oponente.

-¿De verdad crees que puedes ganar? -se burló Arlecchino, esquivando un ataque-. Fontaine está destinada a caer.

Furina no respondió de inmediato, sus ojos concentrados en cada movimiento de su enemiga. Sabía que no podía dejar que Arlecchino la desestabilizara. Cada segundo que pasaba, cada golpe que lanzaba, era una oportunidad de encontrar una debilidad.

-Fontaine es más fuerte de lo que piensas, -respondió finalmente, con un tono de desafío-. Y no caerá mientras yo esté aquí.

Mientras tanto, Diluc y Tartaglia intercambiaban ataques a una velocidad vertiginosa. Tartaglia, con su habilidad innata para cambiar entre armas y estilos de combate, presionaba a Diluc con una serie de golpes implacables.

-¡Vamos, Diluc! -exclamó Tartaglia con una risa salvaje-. ¿Eso es todo lo que tienes?

Diluc, manteniéndose firme, canalizó su poder Pyro en su Claymore y lanzó un ataque devastador, obligando a Tartaglia a retroceder unos pasos.

-No te preocupes, -respondió Diluc con calma-. Aún no he empezado a luchar en serio.

Cerca de ellos, Clorinde se enfrentaba a Lynette, sus movimientos eran precisos y letales. Las dos combatientes parecían sombras danzantes en medio de la penumbra, cada una tratando de predecir el siguiente movimiento de la otra.

-Eres rápida, pero no tanto como crees, -dijo Clorinde mientras bloqueaba un ataque de Lynette.

-Veremos, -respondió Lynette con una leve sonrisa, girando para lanzar un golpe inesperado.

Mientras tanto, en la superficie, Jean y Zhongli supervisaban la situación desde la sede de los Caballeros de Fontaine. Los rumores de la batalla en los túneles llegaban a ellos a través de los guardias, y sabían que debían actuar con rapidez.

-Debemos encontrar una forma de ayudar, -dijo Jean, con preocupación-. Si no intervenimos pronto, todo podría perderse.

Zhongli asintió. -Los túneles subterráneos son antiguos, algunos incluso conectan con las estructuras originales de Fontaine. Podría haber un camino que nos permita llegar a ellos sin ser detectados.

Jean miró el mapa con determinación. -Si encontramos ese camino, podríamos sorprender a los Fatui desde otro flanco.

[...]

En la cámara subterránea, la lucha alcanzaba su clímax. Furina había logrado mantenerse firme contra los ataques de Arlecchino, pero sabía que necesitaba algo más para cambiar el curso de la batalla. En ese momento, recordó algo: un fragmento de la profecía de Focalors, un pasaje que hablaba de un "corazón de justicia" oculto en las profundidades de Fontaine.

-Focalors, -murmuró Furina, cerrando los ojos brevemente-. Si hay algo que puedas hacer, hazlo ahora.

Arlecchino, viendo su momentánea distracción, aprovechó la oportunidad para lanzar un ataque directo. Pero antes de que pudiera alcanzarla, una luz brillante emergió del suelo, separándolas a ambas.

La luz se intensificó, y una figura etérea apareció ante ellas, una figura que parecía estar compuesta de agua y luz. Era la manifestación de Focalors, la verdadera Arconte Hydro, revelando su presencia por primera vez.

-Basta, -dijo Focalors, su voz resonando con la fuerza de una corriente poderosa-. Este conflicto debe terminar.

Arlecchino dio un paso atrás, sorprendida por la aparición. -¿Qué es esto? -murmuró, su confianza momentáneamente desmoronándose.

Furina, mirando a Focalors, sintió una mezcla de alivio y miedo. -¿Por qué ahora? -preguntó, su voz temblando ligeramente-. ¿Por qué apareces ahora?

Focalors sonrió levemente. -Porque ahora es el momento en que se necesita justicia verdadera.

[...]

En ese momento, los túneles comenzaron a temblar. Desde la superficie, Jean y Zhongli escucharon el ruido y sabían que su oportunidad había llegado.

-Es ahora o nunca, -dijo Jean, tomando la delantera-. Zhongli, vamos.

Descendieron rápidamente, guiados por la intuición y el conocimiento de los antiguos pasajes. Sabían que tenían que llegar a tiempo para ayudar a sus aliados antes de que la batalla tomara un giro aún más oscuro.

[...]

De regreso en la cámara, Focalors miró a Arlecchino con una expresión severa. -Has causado suficiente destrucción. Esta ciudad no es un tablero de juegos, y su gente no son piezas para tus ambiciones.

Arlecchino apretó los dientes, sus ojos llenos de desafío. -No necesito tu aprobación, Arconte. Esta es solo una etapa de lo que vendrá.

Focalors extendió una mano, y una barrera de agua surgió entre Arlecchino y los demás. -Es cierto. Pero aquí y ahora, todo termina.

En ese instante, Jean y Zhongli irrumpieron en la cámara, listos para unirse a la lucha. Furina los miró, sorprendida pero aliviada de verlos.

-Llegaron a tiempo, -dijo, con una sonrisa.

-No te dejaríamos sola en esto, -respondió Jean, desenvainando su espada.

Zhongli, con su mirada tranquila pero decidida, agregó: -Vamos a asegurarnos de que Fontaine no caiga.

La batalla estaba por alcanzar su desenlace. Con Focalors revelada, la fuerza combinada de los aliados de Fontaine se preparaba para enfrentarse a su enemigo final. El destino de la ciudad estaba en la balanza, y todos sabían que solo uno de los bandos saldría victorioso.

Sombras y aguas profundas | ArlefuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora