13.- Aguas en calma, sombras en movimiento

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La cámara subterránea resonaba con el estruendo de las batallas. Las paredes vibraban como si fueran el latido de un corazón, sincronizadas con los pasos y los gritos de los combatientes. La situación había alcanzado un punto crítico. Con Tartaglia cambiando de bando y Lyney, Lynette y Fréminet aparentemente actuando por cuenta propia, el equilibrio de fuerzas estaba más incierto que nunca.

Focalors, la verdadera Arconte Hydro, mantenía su barrera de agua en pie, conteniendo la energía que se liberaba de los mecanismos antiguos que habían despertado de su largo letargo. Cada segundo que pasaba, la barrera parecía perder fuerza, dejando entrever las poderosas corrientes mágicas que estaban contenidas detrás.

-Tenemos que desactivar estos mecanismos antes de que sea demasiado tarde, -insistió Focalors, mirando a Furina-. Fontaine no soportará otra explosión como la que se avecina.

Furina asintió, sabiendo que cada segundo era vital. Miró a Lyney, Lynette y Fréminet, quienes aún manipulaban los controles de los mecanismos. Se dio cuenta de que necesitaría algo más que palabras para convencerlos de detenerse.

-¡Escúchenme! -gritó Furina, su voz llena de urgencia-. Sé que están buscando su propio camino, su propio destino, pero esto no es lo que quieren. Si estos mecanismos se activan por completo, no habrá una Fontaine que conquistar o proteger. ¡Solo habrá ruinas!

Lyney intercambió una mirada con Lynette y Fréminet. La duda brillaba en sus ojos, pero también la determinación de completar lo que habían comenzado.

-¿Por qué deberíamos confiar en ti? -preguntó Lynette con desconfianza-. Nos has tratado como enemigos desde el principio. ¿Qué te hace pensar que cambiaríamos de opinión ahora?

-Porque sé lo que significa ser manipulado, -respondió Furina con franqueza-. Y sé que, en el fondo, ustedes quieren proteger a las personas que aman, igual que nosotros.

Fréminet, con los ojos llenos de confusión, miró a sus hermanos. -Padre siempre dijo que debíamos encontrar nuestro propio camino, incluso si era peligroso.

Lyney se mordió el labio, dudando. -¿Y si este es nuestro camino, Fréminet? Quizás esto es lo que necesitamos hacer para finalmente ser libres.

Arlecchino, observando a sus hijos adoptivos desde la distancia, levantó una ceja. -¿Van a permitirse ser convencidos por ella tan fácilmente? ¿Después de todo lo que hemos pasado?

Furina no perdió el ritmo. -Ustedes eligen. No quiero forzarlos, pero piensen en lo que realmente están eligiendo. ¿Destrucción? ¿Ruinas? ¿O un nuevo comienzo para Fontaine?

Los tres hermanos se miraron en silencio, evaluando la situación. Finalmente, Lyney soltó un suspiro y apartó sus manos de los controles.

-Está bien, -dijo, con voz baja-. Vamos a detener esto, pero solo porque creemos que hay una mejor forma de terminar esta batalla.

Focalors asintió, aliviada. -Gracias. Ahora ayúdenme a desactivar estos mecanismos antes de que sea demasiado tarde.

[...]

Mientras tanto, Tartaglia y Arlecchino se encontraban en un tenso duelo. La traición inesperada de Tartaglia había desestabilizado a Arlecchino, pero su habilidad y su destreza no se veían afectadas. Sus cuchillas brillaban mientras desataba una serie de ataques rápidos y precisos contra Tartaglia, quien los bloqueaba con una mezcla de habilidad y agresividad.

-¿Por qué cambiar de bando ahora? -preguntó Arlecchino, su tono lleno de irritación-. ¿Qué te hace pensar que tienes algo que ganar con ellos?

Tartaglia sonrió, disfrutando del desafío. -Porque siempre he disfrutado de la incertidumbre, Arlecchino. Y Fontaine me parece un lugar con muchas sorpresas.

Arlecchino frunció el ceño, sus ataques se intensificaron. -No me subestimes, Childe. Esta no es una pelea que puedas ganar con tu arrogancia.

-No lo subestimo, -respondió Tartaglia-. Pero quizás tú deberías dejar de subestimar a tus enemigos.

Con una ráfaga de golpes, Tartaglia logró empujar a Arlecchino hacia atrás, obligándola a retroceder unos pasos. La Heraldo sabía que la situación estaba cambiando rápidamente y que debía pensar en una salida estratégica.

Mientras tanto, Jean y Zhongli se movían con rapidez para apoyar a sus aliados. Jean se unió a Clorinde en el enfrentamiento contra Lynette, mientras Zhongli utilizaba su control de Geo para crear una barrera protectora alrededor de Focalors y los mecanismos que ella trataba de contener.

-Debemos mantener a los Fatui alejados de estos controles, -dijo Zhongli con calma-. Si fallamos, toda Fontaine estará en peligro.

Furina, viendo cómo sus aliados luchaban con todas sus fuerzas, decidió tomar una decisión. -Jean, Clorinde, necesitamos una retirada estratégica. No podemos permitir que esta batalla se prolongue más. Debemos reunirnos y reagruparnos.

Jean asintió. -Entendido. ¡Caballeros de Fontaine, retiren sus filas y protejan a los civiles!

Zhongli utilizó su habilidad para abrir un nuevo camino a través de los túneles, proporcionando una ruta de escape segura. Diluc cubrió la retirada con una última ráfaga de llamas, creando una barrera ardiente que disuadió a los Fatui de seguirlos de inmediato.

[...]

De vuelta en la superficie, Furina y sus aliados salieron de los túneles justo cuando una gran explosión sacudió la entrada detrás de ellos. Las antiguas defensas de Fontaine finalmente se habían activado por completo, sellando el acceso a los túneles con rocas y escombros.

-Eso fue demasiado cerca, -murmuró Clorinde mientras observaba el derrumbe.

Furina respiró profundamente, aliviada de haber escapado con vida, pero sabía que no podían relajarse. -Necesitamos reagruparnos y fortalecer nuestras defensas. Arlecchino no ha terminado todavía, y nosotros tampoco.

Jean se acercó a Furina, su rostro lleno de determinación. -Estamos listos para el siguiente paso. Pero, ¿qué haremos ahora?

Furina miró a Focalors, buscando orientación. -Tú conoces este lugar mejor que nadie, Arconte. ¿Qué podemos hacer?

Focalors, con una expresión serena, respondió: -Hay un último recurso que podemos usar. Algo que se mantuvo oculto incluso para mí. El "Corazón de Fontaine", un artefacto antiguo que tiene el poder de restaurar y proteger la ciudad. Pero su uso tiene un costo que aún no conocemos.

Zhongli frunció el ceño. -¿Un costo? ¿Qué tipo de costo?

Focalors miró a cada uno de ellos. -El "Corazón de Fontaine" necesita un sacrificio. Un sacrificio que solo alguien con un vínculo profundo con la ciudad puede ofrecer.

Furina cerró los ojos un momento, pensando en lo que esto significaba. -Si eso es lo que se necesita para salvar a Fontaine, lo haré.

Jean la tomó del brazo, preocupada. -No, Furina. No podemos permitir que tomes ese riesgo sola.

Pero Furina negó con la cabeza, determinada. -Esta es mi responsabilidad. Fontaine es mi hogar, mi deber. Si esto es lo que se necesita para protegerlo, entonces lo haré.

Focalors asintió con respeto. -Tu coraje es admirable, Furina. Pero no necesitas hacerlo sola. Estamos todos contigo.

[...]

La batalla aún no había terminado, y Fontaine seguía en peligro. Con un nuevo propósito, Furina y sus aliados se prepararon para buscar el "Corazón de Fontaine" y enfrentarse al destino que les aguardaba. El sacrificio que se avecinaba pondría a prueba no solo su fuerza, sino también su fe en lo que significa ser verdaderamente justos.

La guerra de las sombras en Fontaine alcanzaba su punto culminante, y el final aún no estaba escrito.

Sombras y aguas profundas | ArlefuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora