21.- Salida del ocaso

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El "Corazón de Fontaine" se había calmado, su luz azulada ahora parecía casi pacífica en comparación con el juicio intenso que habían superado. Sin embargo, la caverna se sentía opresiva, y el grupo sabía que era hora de salir y recuperarse en un entorno más seguro. Aunque habían enfrentado pruebas duras, el verdadero desafío estaba por comenzar.

Furina se apartó de la fuente donde el "Corazón" flotaba, sintiendo todavía la reverberación de las visiones que había experimentado. La imagen de Fontaine en ruinas seguía persiguiéndola, y aunque había un alivio al saber que la prueba había terminado, el miedo a lo que vendría después no la abandonaba.

—Es hora de irnos, —dijo Jean, observando a sus compañeros—. No podemos quedarnos aquí por más tiempo. No sabemos cuánto poder más tiene el "Corazón", pero hemos visto suficiente por hoy.

Zhongli, con su usual calma, asintió en señal de acuerdo. —El poder que reside aquí no debe ser tocado a la ligera. Ya ha demostrado ser volátil, y no creo que hayamos visto todo lo que puede hacer.

Arlecchino, siempre vigilante, dio un paso adelante. —Estamos de acuerdo. Este lugar ha sido útil, pero no es seguro. Además, necesitamos un plan. La batalla con los Fatui aún no ha terminado.

Furina, aún en silencio, asintió. Sus pensamientos estaban enfocados en las visiones del "Corazón". Aunque se sentía agotada, sabía que el tiempo para descansar era limitado. Sin embargo, necesitaba procesar lo que había visto, encontrarle sentido.

El grupo comenzó a caminar hacia la salida de la caverna, con Clorinde y Diluc liderando el camino. Los ecos de sus pasos resonaban en las paredes de piedra, y la tensión que había envuelto a todos dentro de la caverna comenzaba a disiparse. No obstante, cada uno de ellos sabía que la verdadera amenaza seguía acechando más allá de esas paredes.

[...]

Mientras ascendían hacia la superficie, la atmósfera cambiaba gradualmente. El aire se volvía menos denso, más fresco, pero con esa ligereza venía un nuevo tipo de incertidumbre. Los pensamientos de cada miembro del grupo estaban centrados en lo que vendría después, en las implicaciones del poder que habían visto en el "Corazón de Fontaine".

Furina caminaba en silencio, apartada del grupo, y en su mente las imágenes de la destrucción que había presenciado seguían atormentándola. Las visiones se repetían como fragmentos incompletos, destellos de una catástrofe que sentía inevitable.

—Lo vi, —murmuró para sí misma—. Vi cómo todo caía… Fontaine en ruinas, las aguas desbordándose.

Arlecchino, caminando cerca de ella, alzó una ceja al escuchar sus palabras. Se acercó a Furina, consciente de que algo estaba molestando a la Arconte. —¿Qué viste exactamente? —preguntó, sin suavizar su tono directo.

Furina, sacudida de sus pensamientos, dudó por un segundo antes de responder. —No lo sé. Algo… algo que no logro entender del todo. Vi a Fontaine siendo destruida. El "Corazón" me mostró algo que podría suceder. Pero no sé cuándo ni cómo evitarlo.

—Una visión, entonces, —reflexionó Arlecchino—. Pero aún así, no es algo que debas ignorar. Las visiones, especialmente las que vienen de algo tan antiguo y poderoso como el "Corazón", nunca son accidentales.

Furina asintió, sabiendo que Arlecchino tenía razón. Pero el peso de lo que había visto la estaba aplastando lentamente. ¿Cómo evitar una catástrofe que ni siquiera comprendía? Y si esa visión era real, ¿qué significaba para Fontaine y para su propia posición como Arconte?

[...]

El grupo finalmente llegó a la salida de la caverna, donde el brillo suave de la luz del atardecer iluminaba el paisaje de Fontaine. Respiraron profundamente, disfrutando del aire libre y de la tranquilidad relativa. El contraste con el interior de la cueva era palpable. Afuera, el mundo seguía funcionando, ajeno a la batalla interna y los secretos que habían enfrentado bajo tierra.

Jean fue la primera en romper el silencio. —Debemos encontrar un lugar seguro para descansar. Hemos estado bajo mucha presión, y todos necesitamos tiempo para reagruparnos.

Zhongli, mirando el horizonte con sus ojos profundos y antiguos, suspiró. —Coincido. Pero hay otra cuestión. Mientras estábamos dentro de la caverna, algo… importante ha sucedido en Liyue.

Furina y el resto del grupo lo miraron con curiosidad. —¿Qué sucedió? —preguntó Furina, aún desconcertada por sus propias visiones.

Zhongli metió la mano en su túnica y sacó una pequeña pieza de jade brillante, un dispositivo de comunicación mágico que solo los Arcontes o figuras importantes de Liyue utilizaban para recibir mensajes urgentes. Lo observó brevemente antes de continuar.

—Recibí un mensaje mientras estábamos en la caverna. En Liyue, han descubierto algo que podría estar relacionado con el "Corazón de Fontaine". Un hallazgo arqueológico reciente sugiere que Liyue y Fontaine comparten más historia de lo que cualquiera hubiera imaginado.

Furina frunció el ceño. —¿Qué tipo de hallazgo?

—Un contrato antiguo, —dijo Zhongli—. Uno que conecta los poderes que residen en Fontaine con una fuerza mayor que hemos subestimado. En Liyue, se creía que solo los Arcontes locales podían manejar ciertos poderes. Pero parece que las aguas de Fontaine están entrelazadas con esos mismos secretos. Y hay una advertencia… un aviso sobre el mal uso del "Corazón".

El grupo escuchaba en silencio, absorbiendo la magnitud de las palabras de Zhongli. El aire, que había sido ligero y fresco al salir de la cueva, ahora se sentía denso nuevamente, como si el peso de una nueva revelación los estuviera aplastando.

—¿Y qué significa eso para nosotros? —preguntó Jean—. ¿Estamos en peligro inmediato?

Zhongli miró a Jean con una seriedad que no solía mostrar tan abiertamente. —Si el "Corazón" es mal utilizado o desatado sin control, podría desestabilizar no solo a Fontaine, sino a todo Teyvat. Este contrato fue diseñado para evitar ese destino, pero ha estado oculto por siglos. Ahora que el "Corazón" ha sido revelado nuevamente, los Fatui y otros pueden intentar aprovecharse de ese poder.

Furina se mantuvo en silencio, procesando lo que significaba todo esto. Las visiones que había tenido, los secretos que aún no entendía por completo. Pero una cosa era clara: el "Corazón de Fontaine" no era solo un artefacto antiguo. Era el centro de algo mucho más grande.

—Entonces, —dijo Furina con firmeza—, lo que sea que signifique este contrato, debemos proteger el "Corazón". No solo por Fontaine, sino por todo Teyvat.

Sombras y aguas profundas | ArlefuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora