36.- El sacrificio del Fuego

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En el corazón de la batalla, las llamas de Mavuika ardían intensamente, pero incluso con su poder Pyro, las fuerzas de los Fatui, lideradas por Pulcinella, seguían avanzando implacablemente hacia el palacio. Jean y Clorinde luchaban con toda su habilidad y determinación, pero las líneas defensivas se debilitaban cada vez más.

Mavuika sabía que estaban al borde de ser superados. Los Fatui, como una marea oscura, se acercaban inexorablemente al corazón de Fontaine. Sus guerreros, aunque fieros, comenzaban a caer uno a uno ante la estrategia implacable de Pulcinella. El viejo heraldo, astuto y calculador, había aprovechado cada debilidad en las defensas, y ahora sus fuerzas estaban a punto de irrumpir en el palacio.

Mavuika, empapada de sudor y con su energía Pyro ardiendo más feroz que nunca, se dio cuenta de que algo drástico debía hacerse. La línea debía mantenerse, o Fontaine estaría perdida.

—¡No podemos seguir así! —gritó Jean, jadeando mientras derribaba a otro soldado Fatui—. ¡Mavuika, necesitamos una solución!

Mavuika, con su característica sonrisa salvaje, giró su mirada hacia Jean. —Tienes razón. Pero esa solución no será fácil.

De repente, su semblante se volvió serio, y sus ojos ardieron con una decisión final. —Voy a encender el fuego de Natlan de una vez por todas.

Jean, entendiendo el significado de esas palabras, se quedó momentáneamente paralizada. —¿Qué estás diciendo?

Mavuika levantó su espada, su cuerpo comenzando a irradiar una intensidad de Pyro más allá de lo que había mostrado hasta entonces. —Si sigo luchando como hasta ahora, no será suficiente. Pero si libero todo el poder Pyro en mi interior, puedo crear una explosión lo suficientemente grande como para detener a los Fatui… al menos temporalmente.

Clorinde, que había estado observando a distancia, frunció el ceño, viendo la determinación en el rostro de Mavuika. —Eso sería un sacrificio innecesario. Todavía podemos pelear. Todavía podemos ganar sin llegar a eso.

Mavuika sonrió débilmente. —A veces, el fuego no solo destruye. También purifica. Si esto es lo que se necesita para que Fontaine sobreviva, entonces es un precio que estoy dispuesta a pagar. La llama de Natlan nunca se apaga.

Antes de que Jean pudiera detenerla, Mavuika cerró los ojos, canalizando todo el poder Pyro en su interior. Su cuerpo comenzó a brillar con una luz cegadora, y las llamas a su alrededor crecieron, formando un círculo de fuego que envolvía a sus enemigos y aliados por igual. Los soldados Fatui, sintiendo el cambio en el aire, comenzaron a retroceder, pero era demasiado tarde.

Con un rugido que sacudió el campo de batalla, Mavuika liberó una explosión masiva de energía Pyro, creando una onda de fuego que se extendió por todo el flanco derecho de la ciudad. Las fuerzas Fatui fueron consumidas por las llamas, y Pulcinella, viéndose obligado a retroceder, observaba con una mezcla de furia y admiración mientras su ejército se desmoronaba.

Jean y Clorinde, protegidas por una barrera improvisada de Anemo, fueron arrojadas al suelo por la explosión, pero permanecieron ilesas. Al levantarse, lo primero que vieron fue el campo de batalla devastado, y en el centro de todo, el cuerpo de Mavuika, arrodillada, envuelta en las últimas brasas de su sacrificio.

Jean corrió hacia ella, su corazón acelerado por la desesperación. —¡Mavuika! ¡No!

Clorinde la siguió de cerca, con la mirada fija en la Arconte Pyro, que aún mantenía una débil sonrisa en su rostro. El fuego de Natlan ardía dentro de ella, pero era evidente que el sacrificio había drenado casi toda su energía.

—No te preocupes… —susurró Mavuika, su voz apenas audible—. El fuego ha hecho su trabajo. Fontaine resistirá.

Jean cayó de rodillas junto a ella, sosteniendo su mano. —¿Por qué lo hiciste? Aún podíamos seguir luchando juntos.

Mavuika, con los ojos entrecerrados, dejó escapar una risa suave. —El fuego siempre encuentra una manera. No es el fin para mí… solo es un nuevo comienzo.

Con esas palabras, el cuerpo de Mavuika se envolvió en una llama suave y cálida, disipándose lentamente en el aire. Las guerreras de Natlan que habían sobrevivido a la explosión observaron con reverencia cómo su líder se desvanecía, dejando tras de sí una calma inusitada en el campo de batalla. Los Fatui, aquellos que no habían sido consumidos por las llamas, habían sido repelidos y dispersos. La línea se había mantenido, pero a un costo devastador.

Jean y Clorinde se quedaron en silencio, con el eco del sacrificio de Mavuika resonando en sus corazones. Pero sabían que no había tiempo para lamentarse. Los Fatui aún podían reagruparse, y el peligro seguía acechando en las sombras.

—Tenemos que seguir, —dijo Jean, con la voz quebrada, pero firme—. No podemos dejar que su sacrificio sea en vano.

Clorinde asintió, su expresión más fría que nunca. —Vamos. Debemos asegurarnos de que el "Corazón" esté a salvo.

[...]

De vuelta en el palacio, Furina, Zhongli, Venti, y Diluc sintieron la onda de calor generada por la explosión de Mavuika. El Corazón de Fontaine, que había comenzado a desestabilizarse nuevamente, respondió al sacrificio con un destello más intenso, como si el fuego de Natlan lo hubiera afectado de alguna manera.

Zhongli abrió los ojos, con una expresión de grave preocupación. —El poder de Mavuika ha alterado la energía del "Corazón". No podemos detenerlo sin un último esfuerzo. Necesitamos sellarlo ahora, o todo habrá sido en vano.

Venti, con una mirada más seria de lo habitual, asintió mientras comenzaba a tocar una melodía poderosa en su lira. —El viento está de nuestro lado. Vamos a terminar esto.

Furina, sintiendo el peso del momento, canalizó toda su energía hacia el Corazón, confiando en los otros Arcontes para hacer lo mismo. El sello estaba casi completo, pero sabían que un último obstáculo se interponía en su camino.

[...]

En el borde del campo de batalla, Pulcinella, aunque gravemente herido por la explosión, aún observaba. El sacrificio de Mavuika había detenido el avance, pero el heraldo sabía que la verdadera batalla aún no había comenzado.

—Subestimé a estos Arcontes… —murmuró, con una sonrisa oscura en sus labios—. Pero no por mucho más tiempo. Pronto, el "Corazón" será nuestro.

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Perdón por sacrificar a Mavuika👉👈

Sombras y aguas profundas | ArlefuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora