12.- Entre la luz y la sombra

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La cámara subterránea estaba iluminada por la brillante presencia de Focalors. La aparición de la verdadera Arconte Hydro había detenido momentáneamente la batalla, pero la tensión aún flotaba en el aire. Furina, Jean, Zhongli, Diluc, Clorinde, y los demás se mantenían en guardia, mientras Arlecchino evaluaba la nueva situación con ojos entrecerrados, buscando una oportunidad para recuperar el control.

-Así que finalmente te has mostrado, Focalors, -murmuró Arlecchino, su tono cargado de desdén-. ¿Vas a sermonearme con tus palabras de justicia divina?

Focalors no se inmutó ante las palabras de la Heraldo. Su expresión permanecía serena pero firme. -No he venido a sermonear, Arlecchino, sino a poner fin a este conflicto antes de que Fontaine sufra más de lo que ya ha sufrido.

Arlecchino sonrió de lado. -Qué conmovedor. Pero me temo que ya es demasiado tarde para eso.

Mientras la atención de todos estaba en Focalors, un ruido metálico resonó a lo lejos. Lyney, Lynette y Fréminet, que habían estado observando la situación en silencio, se movieron en silencio. Con una señal rápida de Lyney, los tres se dispersaron por el borde de la cámara, preparándose para ejecutar un plan secreto que solo ellos conocían.

-¿Qué están haciendo? -preguntó Clorinde, al notar su movimiento.

-Tenemos que detenerlos, -respondió Furina con rapidez, tomando una postura defensiva.

Arlecchino, que había notado la acción de sus hijos adoptivos, levantó una mano para detener a Furina. -No, déjalos. Ellos también tienen un papel que jugar en este teatro.

Antes de que Furina pudiera reaccionar, Tartaglia intervino con una expresión intrigada. -¿Qué estás tramando ahora, Arlecchino? ¿Otra de tus jugadas?

Arlecchino sonrió. -Simplemente, estoy dando a mis hijos la oportunidad de decidir su propio destino.

[...]

Lyney, Lynette y Fréminet se movían con agilidad, aprovechando la confusión del momento. Se acercaron a una serie de mecanismos ocultos en las paredes de la cámara. Con movimientos precisos, comenzaron a manipular los controles, desatando una serie de engranajes que resonaron con un sonido profundo y amenazante.

Furina, Jean y Zhongli observaron con sorpresa mientras la cámara empezaba a temblar. -¿Qué está sucediendo? -exclamó Jean, apretando su espada con fuerza.

Focalors miró con cautela a los tres hermanos. -Están activando un antiguo sistema de defensa, uno que había sido olvidado por siglos.

-¡Deténganlos! -gritó Diluc, lanzándose hacia los mecanismos.

Pero antes de que pudiera llegar, Fréminet se interpuso en su camino, empuñando una espada con firmeza. -No dejaré que interfieran, -dijo con voz resuelta.

Diluc frenó, sorprendido por la determinación en los ojos del más joven de los tres. -¿Por qué haces esto? ¿No ves que esto podría destruirlos a todos?

Fréminet negó con la cabeza. -Tenemos que elegir nuestro propio camino, incluso si significa destruir todo lo que está en juego.

[...]

Mientras tanto, Lyney y Lynette continuaban activando los mecanismos. Al hacerlo, las paredes de la cámara comenzaron a moverse, revelando un laberinto oculto de pasadizos y trampas que se extendían más allá de lo que los Caballeros de Fontaine jamás habían imaginado.

Arlecchino observó la escena con satisfacción. -Este es el momento en que se decide el verdadero destino de Fontaine. No solo con poder y fuerza, sino con elección.

Furina, al ver los desarrollos, supo que debía tomar una decisión rápida. Podía sentir que los mecanismos antiguos no eran solo defensas, sino que también tenían un propósito oculto, algo que no comprendía del todo.

-Focalors, ¿qué es todo esto? -preguntó, su voz llena de urgencia.

Focalors miró a Furina con una mezcla de compasión y tristeza. -Este es el corazón de Fontaine, el núcleo de su poder y su historia. Si estos mecanismos se activan por completo, podrían liberar una fuerza que nadie podrá controlar.

Arlecchino se rió suavemente. -Exactamente. Y estoy dispuesta a ver lo que sucede.

[...]

La batalla en la cámara se intensificó. Furina, junto a Jean, Zhongli, y los demás, trataron de detener los mecanismos, pero Lyney, Lynette y Fréminet se mantenían firmes en su decisión de seguir adelante. Clorinde se enfrentó a Lynette en un combate rápido y feroz, mientras Jean se dirigía hacia Fréminet para intentar detenerlo sin hacerle daño.

-No tienen que hacer esto, -dijo Jean mientras esquivaba un golpe de Fréminet-. Hay otra manera.

-Es demasiado tarde para eso, -respondió Fréminet-. Ya hemos hecho nuestra elección.

Al escuchar esto, Tartaglia observó con una mezcla de diversión e intriga. -Interesante, muy interesante. Quizás es hora de tomar una decisión también.

Sin previo aviso, Tartaglia giró hacia Arlecchino y, en un movimiento inesperado, lanzó un ataque directo contra ella, obligándola a retroceder. -No soy un peón en tu juego, Arlecchino. Y si esto va a destruir Fontaine, prefiero cambiar las reglas.

Arlecchino lo esquivó con agilidad, pero por primera vez, su confianza se tambaleó. -¿Traición, Childe? ¿Ahora?

-No es traición, solo es... oportunismo, -respondió Tartaglia con una sonrisa traviesa.

[...]

Con la traición de Tartaglia, la situación en la cámara se volvió aún más caótica. Focalors levantó una barrera de agua para contener la energía que comenzaba a liberarse de los mecanismos, pero sabía que solo tenía un tiempo limitado.

-Debemos detener esto antes de que sea demasiado tarde, -gritó Focalors-. Furina, elige con sabiduría.

Furina se giró hacia Lyney, Lynette y Fréminet, su voz llena de urgencia. -Puedo detener esto, pero necesito que confíen en mí.

Por un momento, los hermanos intercambiaron miradas. Había duda en sus ojos, pero también un rayo de esperanza.

-Está bien, -dijo Lyney finalmente-. Tienes nuestra atención. Pero no juegues con nosotros.

Furina asintió. -No lo haré. Este es nuestro momento de redención, para todos nosotros.

[...]

Con el futuro de Fontaine en juego, Furina, junto a Focalors y sus aliados, se prepararon para tomar la decisión más importante de sus vidas. El destino de la ciudad pendía de un hilo, y solo quedaba esperar para ver qué camino elegirían.

Sombras y aguas profundas | ArlefuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora