maldito regreso

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- No me vuelvas a llamar así o te dejo aquí sola.

Gian desapareció un poco la sonrisa de su rostro y se levantó de la cama en un solo movimiento, pasándose las manos por todo el rostro.

- Lo siento mucho - camila intentó levantarse del suelo también, frotándose los ojos, mientras sonreía y descendía la mirada - ¿Cómo... te sientes? ¿Estás mejor o te duele algo?

Los recuerdos golpearon la mente de Gian como un trueno y frunció el ceño, volviéndose a mirarla con una mueca de confusión, ¿cómo carajos había conseguido todos esos cortes y golpes en el rostro de nuevo?

- ¿Te has quedado toda la noche durmiendo ahí?

La observó asentir con la cabeza y volverle a sonreír con esa sonrisa que él no entendía por qué no lograba tolerar, así que solo pudo exhalar y moverse hasta donde se encontraba su maleta, rebuscando entre sus cosas.

- Te has quedado toda la noche durmiendo ahí y me preguntas cómo me siento, ¿no crees que deberías estar más interesada en vos?

La pregunta salió lo más suave que pudo de su garganta, porque aunque hubiese querido sentirse lo más enojado posible, no lo lograba. Sacó una camiseta negra, bóxers, medias y unos jeans y se los colgó en el hombro, cerrando la maleta.

- Solo estoy preocupada por vos.. ¿por qué hiciste eso ayer? La gente se asustó mucho. No entiendo por qué, pero llegaste con muchas heridas.

Preocupada por vos,

Esas tres palabras hubiesen sido suficientes para enojarlo algunos días atrás, pero en ese momento, su cabeza se sentía tan sedada que ni siquiera podía reaccionar correctamente. Se volvió hacia Camila y se la quedó mirando, como intentando recordar todo lo sucedido el día anterior.

- No me querían dar el trago que les pedí y luego no recuerdo más.

- ¿No recuerdas nada más?

Sí, sí recordaba mucho más. Recordaba cómo había lanzado una botella sobre una de las mesas, se había subido sobre uno de los asientos y había empezado a amenazar al encargado del bar con su copa, jurando que lo mataría si se negaba a darle más bebida. Y por supuesto, el hombre ese se había negado.

- No mucho, solo que empecé a golpear al encargado del bar, ¿por qué dices que la gente se espantó?

- Porque estuvieron gritando y decían cosas que me daban miedo, pero cuando te vi entrar por el ascensor, te metí rápido al departamento.

- ¿Me metiste rápido al departamento?

Observó cómo camila asentía con la cabeza, sin mirarlo directamente, y volvió a sonreír con pesadez y cansancio, elevando ambas cejas.

- ¿Te querías aprovechar de mí en esas condiciones, bonita?

- ¿Ah?

Soltó una risa seca y se dirigió hacia la puerta del baño de su dormitorio, pasándose una mano por su cabello y luego envolviéndose su camiseta alrededor del cuello.

- Me voy a duchar y luego nos largamos de este lugar.

Se metió en el baño y se desvistió lo más rápido que pudo, abriendo la llave del agua antes de ingresar y sentir que se liberaba al tener contacto con la frialdad del agua sobre su cabeza, sus hombros y su espalda. Mierda. Parecía como si todos los dolores desapareciesen y la energía se infiltrase por todos sus poros. Se jabonó como pudo y sacudió su cabello cuando cerró la llave de nuevo. Su cuerpo lucía tan bien que estaba considerando descansar de las rutinas de ejercicio; lo que no lucía tan bien era su rostro amoratado y rojo por todas las partes posibles, ¿con cuántos más se había golpeado?

Inocencia Pasional |giamila|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora