últimos arreglos

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- Gianfranco, despertate.

Camila se detuvo frente a la cama, observando detenidamente la imagen que tenía frente a su vista. Gian continuaba enredado entre las sábanas, inerte sobre el colchón, con la cabeza echada y los ojos plenamente cerrados. Los rasgos de su rostro se marcaban con exactitud, presentando un aspecto serio y adormecido. Sonrío y se acercó unos pasos más y arregló los extremos de la sábana, deslizando su mano hasta su brazo izquierdo.

- gianni, ya es temprano, despierta -le dio una ligera sacudida, pero él continuó tieso ante su contacto, sin mover el más mínimo músculo.

La sonrisa de sus labios incrementó y se dejó caer sobre el borde del colchón, sentándose a su lado para luego inclinarse sobre él, descansar ambas palmas sobre su pecho desnudo y empezar a repartir pequeños besos en sus labios, su barbilla y el contorno de sus mejillas.

- Son más de las once -volvió a mirarlo y lo encontró de la misma manera que antes, profundamente dormido. Y no pudo evitar seguir sonriendo. - Tenes que despertar ahora, amor.

Regresó sus labios a su mandíbula inferior, proporcionando besos en toda la línea de su cuello y él solo frunció el ceño en respuesta, continuando tan inmóvil como hace cinco minutos.

Tu hermana y tu mamá están acá -susurró, arrinconándose sobre su boca e intentándolo nuevamente - Desperta de una vez.

Gian removió sus hombros un poco, pero siguió con los párpados cerrados.

- Gianfranco..

- ¿Hmm? -la voz entumecida abandonó sus labios semi-abiertos.

- Despierta, es algo tarde y ya has dormido mucho.

- ¿Hmm?

- Tu desayuno está servido desde temprano, pero lo pondré al microondas para que esté caliente.

Él parpadeó un par de veces, se agitó entre las sábanas y continuó con los ojos cerrados.

- Yo estoy caliente -masculló entre dientes, sin moverse.

- Eso es porque todavía no te levantas. Iré ahora a alistar tu desayuno, por favor, no demores en levantarte.

Camila se quiso levantar enseguida, pero los brazos de Gian la sostuvieron de los costados de repente y la hicieron girar con rapidez, atrapándola entre el colchón y su cuerpo. Sus párpados se abrieron para revelar esos orbes oscuros, que se enfocaron prontamente en sus labios.

- Quédate conmigo y bésame hasta se me quite el sueño.

- Quisiera, pero no puedo -rió, sintiendo la calidez del colchón bajo su cuerpo y la presión de sus brazos a sus costados - Tengo que hacer muchas cosas.

Él dejó caer la cabeza sobre su cuello e hizo presión en su cuerpo contra el suyo.

- ¿Qué tienes que hacer? -su aliento cálido y adormilado acarició la zona baja de su cuello, avanzando por su vértebra dorsal como un suave cosquilleo - Estoy tan caliente.

- Tengo que atender a mi mamá y hablar con tu hermana, ella está demasiado entusiasmada con todo esto y me está ayudando a...

Gian se reincorporó de un brinco sobre la cama, con los ojos a punto de abandonar sus órbitas.

Mierda.

- ¡¿Tu mamá?! -dijo con tono sobresaltado, sin esconder su agitación y nerviosismo - ¿Ya está aca? ¡Quedamos en que iríamos a recogerla...! ¡¿Qué hora se supone que es?!

Observó que Camila se levantaba de la cama y empezaba a reír, mirándolo con afecto.

- Son más de las once, pero estabas tan dormido que no quise despertarte y tu hermana se ofreció a acompañarme.

Inocencia Pasional |giamila|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora