risas

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- Vos sos camila jara, la novia de Gian, verdad?

Camila se quedó quieta y siguió mirando al auto que se había estacionado frente a él apenas había dejado el supermercado, mientras sostenía sus bolsas de compra.

- Nosotros somos sus amigos del instituto y nos preguntábamos si querías venir con nosotros a conversar a casa de Nico un rato, ¿qué dices?

La chica  se inclinó hacia la ventanilla con una sonrisa y entonces comprendió por qué se le hacía conocido; era uno de los amigos de Gian que había estado afuera del cine la tarde anterior. Asintió con la cabeza, sonriéndole de vuelta.

- Sube -le animó el castaño, abriendo la puerta delantera del vehículo - La casa queda cerca, solo a unas cuadras.

Camila se subió de inmediato al auto negro, acomodando las bolsas sobre sus piernas, al tiempo que sonreía y echaba una tímida mirada a los dos muchachos que se encontraban en los asientos traseros.

- Está bien, muchas gracias -murmuró, sacudiendo su mano hacia los asientos traseros - Buenos días a todos, es un gusto conocerlos.

El castaño colocó una mano sobre su hombro, Ramiro respondió al saludo y nico se giró hacia la ventana, mirando todo con recelo.

- Yo soy Lourdes, el sujeto con cara de  enojada que ves allá atrás es nico y el otro es ramiro, pero puedes decirle rami o como vos gustes.

Camila se echó a reír y en menos de cinco minutos, se encontraba sentada en un sofá con tres rostros analizándole cercanamente.

- Seguramente te preguntarás por qué te trajimos aca a conversar, pero es que tenemos tanto que preguntarte...- Lourdes se movió a través de la enorme sala con entusiasmo - Tenemos tanto que preguntarte que nos gustaría que nos respondas. Vos sabes, estamos un poco preocupados por Gian y esto de su nuevo noviazgo con vos, ¿porque son novios, verdad?

Sus ojos se deslizaron a través de los seis ojos que la observaban minuciosamente y asintió con una sonrisa radiante, acomodándose mucho más en el sofá.

- Somos novios y vamos un mes juntos, recién lo hemos cumplido hace un par de días. Ustedes pueden preguntarme lo que gusten, yo les responderé con mucho gusto.

- ¿En serio? -cuestionó ramiro, cruzándose de brazos.

Y entonces las tres bolsas de preguntas explotaron.

¿Cómo lo conociste?, ¿quién dio el primer paso?, ¿cómo puede gustarte Gian?, ¿te trata bien?, ¿no crees que es algo bruto?, ¿te ha dicho que te ama?, ¿lo han hecho?, ¿te regala peluches?, ¿te ha comprado algo?, ¿puedes contarme las cosas que te dice?, ¿sus padres saben?, ¿su hermana sabe?, ¿es celoso?, ¿te cuida?, ¿te lleva mucho al cine?, ¿qué hizo por su primer mes?, ¿es romántico?, ¿quién manda?, ¿cómo se comporta contigo?

Camila soltó una risita, algo confundida con el bombardeo de preguntas y miradas escrutadoras que le enviaban los tres chicos que tenía al frente.

- Sí me cuida mucho y esa fue la primera vez que fuimos al cine. Por nuestro primer mes, Gian me llevó a la playa a ver el amanecer, pero no pudimos llegar a verlo y entonces dijo que me llevaría al cine en compensación.

Nico y ramiro intercambiaron una rápida mirada y Lourdes elevó las cejas.

- ¿Estás intentando decirnos que Gian, el Gianfranco Odoguardi que conocemos, hizo es por vos? Suena increíble, pero lo sabía, ¡sabía que el niño ese en el fondo tenía su corazón!

Lourdes dejó caer la mandíbula con la emoción reflejándose en sus ojos y se dejó caer a su lado, dándole un golpecito en su espalda y chasqueando los dedos.

- Tú no puedes quedarte atrás en su cumpleaños y tienes que sorprenderlo. Mira que a él casi no le gusta celebrarlos y siempre nos cuesta sacarlo de su cama, pero seguro que con vos lo celebra a todo gusto.

Camila abrió sus ojos entusiasmadamente, alegre de que la acepten y asintió, sintiendo cómo el resto estaba atento a cada uno de sus movimientos y palabras.

- Es cierto, es casi en cinco días! He estado pensando mucho en algo para regalarle, ¿ustedes qué creen que puedo darle?

- Colócate medias negras, una tanga y báilale - soltó nico con un poco menos de sequedad, encogiéndose de hombros - Eso le gusta.

- No, no, eso no - ramiro sacudió la cabeza de forma pensativa y elevó una ceja cuando una idea arribó a su cerebro - Mejor véndale los ojos y sedúcelo.

Se levantó del asiento en menos de un segundo y caminó hacia Nico con seriedad.

- Entras a su cuarto esa noche, te sacudes el cabello y le susurras al oído... -se inclinó sobre su hombro, pegando su boca a su oído - Gian, voy a hacer que esta noche sea especial para vos

Nico lanzó una carcajada, maldijo y lo empujó de vuelta a su sofá, al mismo tiempo que camila se ruborizaba y reía también, sacudiendo la cabeza ante lo que hacían.

Cállense, par de pelotudos - Lourdes contuvo su risa, colocando los ojos en blanco - No les hagas caso, así son de idiotas siempre.

Nico se pasó la mano por la cabeza, encogiéndose otra vez de hombros.

- Es verdad, no nos hagas caso, solo haz lo que creas que está bien. Al final, todo lo que venga de vos le va a gustar, ¿no?

Camila asintió con un prolongado suspiro escapándose de sus labios.

- Muchas gracias, gracias por aceptarme. ¿Por qué no llamamos a Gian para que venga con nosotros?

Lourdes abrió los ojos como platos.

- No, ni siquiera le digas que has estado acá, porque nos matará. Gian no nos trata de la forma en que te trata a vos... y si sabe, nos cuelga.

- Está bien, no diré nada sobre esto, se los prometo.

- Ahora creo que entiendo por qué Gian ha caído por vos -reconoció el conocido deportista, dejando su recelo a un lado - Eres encantadora y discúlpame si no estuve de acuerdo al inicio, pero entiéndeme, fue algo difícil enterarme

La hermana de Nico entró con una bandeja de refrescos y frunció el ceño.

- ¿No sé porque escuché gay Quién es gay aquí?

- ella es gay - ramiro y nico señalaron hacia Lourdes , que solo rodó los ojos.

- Lourdes, jamás pensé eso de ti.

Todos rompieron en carcajadas y siguieron conversando sobre otros temas más y veinte minutos después, camila se encontraba llevando toda la ropa que podía hacia la lavadora con una sonrisa en su rostro, tarareando una canción hasta que sintió una mano alrededor de sus ojos y otro brazo que la atrapó bruscamente, haciéndolo lanzar toda la ropa y detergente al suelo.

- ¡Gian! -Se giró sobre sus talones, riendo al encontrarlo ahí frente a ella, mirándola con un intento de sonrisa disimulada.

- ¿Dónde has estado? Te he estado buscando por toda la casa.

- Comprando esto -levantó las bolsas de detergente - ¿Cómo te fue en clases?

- Igual que siempre, mal.

- gianni, tienes que estudiar o no pasarás el semestre.

- De que lo pasaré, lo pasaré.

Camila recogió toda la ropa y encendió la primera de la fila de cuatro lavadoras colocándola toda en su interior, mientras Gian revisaba los adornos ubicados en la pared y los hacía sonar entre sus dedos.

Casi no llego a publicar por el internet de mierda que tengo pero acá está

Inocencia Pasional |giamila|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora