lo siento

289 27 2
                                    

Ivan resopló y pasó su mirada desde un extremo hasta el otro, mientras el sonido de su caja torácica se levantaba bruscamente una y otra vez. No podía soportar ver el rostro perturbado de su madre, la mirada de odio de su hermana y las estúpidas reacciones de toda esa gente falsa, que lo miraba como si hubiese matado a alguien.

Ahora era el momento en que empezaría el verdadero escándalo, así que sin tolerarlo más, salió corriendo rumbo a las escaleras, sintiendo cómo los pasos de Camila iban siguiendo los suyos. Abrió la puerta de su dormitorio de un empujón y se pasó ambas manos por la cabeza, tirando de su cabello hasta que lanzó la silla de su escritorio de una patada y se giró hacía camila, que mantenía la cabeza encogida, los labios apretados y una señal de vapor alrededor de los ojos.

- Día horrible... Debí haberle partido toda la cara.

Se quedó en silencio y solo escuchó el sonido de su propia respiración tosca y acelerada durante el resto de los cinco minutos. Camila  suspiró y se
pasó el dorso de sus manos por sus ojos, escuchando el sonido de la puerta al cerrarse detrás de sí.

- No me pareció bien lo que hiciste, Gian... - susurró al fin con un hilo de voz, inhalando profundamente y dejando escapar el aire con lentitud.

- ¿Qué? ¿No escuchaste todo lo me dijo?

- Lo que él dijo no estuvo bien tampoco, pero...

Estaba viéndolo todo desde esta ventana - Gian exhaló y apuntó una de las ventanas con el dedo índice - Te estaba mirando todo el tiempo y esperaba que todos estén cayéndose de borrachos para irte a traer y dar una vuelta allá afuera. Todo estaba bien hasta que ese idiota se te acercó y te jaló como si nada. Eso me hizo explotar.

- Solo quería conversar y me llevó con sus amigos para presentármelos.

- Ajá, claro -respondió con sarcasmo, sin dejar de mirarla.

cruzaba de brazos. Le había hervido la sangre cuando lo había visto entre los brazos de manuel; le había hervido la sangre a tal punto que le era imposible controlarse y ahora él estaba ahí, evitándole la mirada, como si no quisiera hablarle.

- ¿Te enojaste? -lanzó, soltando el aire con rapidez - camila, tampoco es para tanto.

- No, no estoy enojada, solo es que me asusté demasiado cuando sentí que tu hermana y tu madre iban a venir....

Se pasó la mano por la cabeza repetidas veces y exhaló, rascándose la nuca, al tiempo que colocaba la silla de vuelta a su lugar y se sentaba de un golpazo sobre ella. Toda la rabia que sentía parecía haberse congelado, pero cada vez que recordaba lo sucedido hace más de veinte minutos, el hielo se volvía a quebrar. La miró y algo volvió a agitarse en la parte superior izquierda de su pecho.

- Ya, está bien, lo siento, pero él me colmó la paciencia.

Lo siento.

Tragó en seco; esas palabras en su boca sonaban tan extrañas en él.

- Pero no es a mí a quién tienes que decírselo, sino a tu hermana.

- ¿Y a ella por qué? ¿No viste cómo se puso? Camila se pasó los brazos alrededor de su propio cuerpo y elevó sus ojos, enfocándolos en él y suspirando después de eso.

- Estaba muy ilusionada con su fiesta y había invitado a todos sus amigos.

Gian elevó ambas cejas y frunció los labios en señal de molestia, al tiempo que la veía estornudar de nuevo y cubrirse su nariz enrojecida y sus ojos algo llorosos.

Ese show fue solo estupidez. Ella siempre arma fiestitas cada vez que sale con un tipo, han sido como quince hasta ahora. Solo que esta vez ha estado mi madre, ¿y sabes por qué ha estado? Porque el idiota de manuel tiene empresas que están yendo bien y le conviene unir a ambas familias. Vos sabes, donde hay plata, baila el mono.

Inocencia Pasional |giamila|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora