Gian elevó finalmente el plato entre sus manos.
- ¿Así está bien?
Observó asentir con entusiasmo a Camila, que se encontraba sentada en el suelo con las manos juntas, y se acercó hasta el centro de la sala a rápidos pasos, manteniendo esa típica sonrisa de oreja a oreja que parecía haberse adherido a sus labios desde hace horas atrás.
- Parece que estuviésemos a dieta -confesó, dejando la ensalada sobre la mesa pequeña ubicada en medio de todos los enormes sofás y sentándose junto a él - Sinceramente, ramiro debería ir al supermercado más seguido.
Camila soltó una risa graciosa y se aventuró a picar los primeros trozos de verdura con el tenedor, llevándoselas a la boca. El sabor delicioso inundó su paladar y elevó la mirada, encontrándose con los despiertos ojos de Gian mirándola atentamente.
- Gian... -susurró, tomando un poco más de verdura para acercársela hasta su boca cuidadosamente - ¿No hay forma de que tu padre lo acepte?
Él abrió los labios para recibir la porción y se encogió de hombros, masticando con calma.
- No lo creo, tampoco importa -indicó, hundiendo las puntas del tenedor sobre un pedazo de tomate para luego llevarlo hacia los labios de la menor - Estamos juntos, eso es lo único que importa.
Camila capturó un tomate en su boca y esbozó una sonrisa triste.
- ¿Es porque soy una empleada, verdad? Eso importa demasiado para tu padre y para la sociedad...
Gian recogió unos cuantos fragmentos de verdura del recipiente con la mirada plenamente concentrada, vigilando que ningún pedazo se escapase del cubierto.
- No es solo por eso, él no aceptaría ninguna de mis decisiones si estas afectan las suyas. Hay cierto tipo de personas que suelen ser así... Es por eso que quisiera tener una familia como la tuya, que acepte cualquiera que sea mi decisión.
Llevó el tenedor lentamente hasta la boca de camila y esta abrió los labios y continuó sonriendo al sentir el sabor de la ensalada humedeciendo sus labios.
- Mi familia siempre está de acuerdo; ellos son capaces de amarlo todo solo por el hecho de que yo lo ame también. Prefiero pensar que tu padre terminará por aceptarlo, porque eres su hijo y sé que te quiere mucho.
- Pero incluso si lo acepta, no creo que yo pueda perdonarlo. Pude haber perdonado todo lo que hizo en el pasado, pero ahora no. Él ha herido lo más importante para mí, que eres tú, y no creo que pueda olvidar o perdonar eso.
Camila negó con la cabeza suavemente y recogió cuatro trozos de zanahoria con las agujas del tenedor, mientras se percataba que el depósito quedaba vacío ante sus ojos.
- Eso no cuenta, Gian, lo he perdonado e intento entenderlo. -su mano sostuvo el cubierto e hizo agraciados trazos en el aire antes de acercar la verdura hasta los labios de Gian, riendo cuando él apresó el tenedor entre sus dientes, sin disponerse a soltarlo del todo - Créeme que lo he perdonado y hasta lo he olvidado, eso mismo debes hacer tú.
Camila elevó sus ojos nuevamente y sus miradas se tocaron.
Sintió cómo la luz de su mirada acariciaba delicadamente la suya, conectándose en un mutuo sentimiento que comenzó a circular poco a poco en su interior hasta profundizarse en cada una de las terminaciones nerviosas de su cuerpo, condensando sus corazones en un solo sentimiento, una sola mirada, una sola conexión, haciendo estallar un sinfín de luces coloridas a su alrededor.
Exactamente como la primera vez.
Todo se sentía exactamente como si fuese la primera vez.
Las mariposas se escapaban de las cavidades de su corazón, traspasando las murallas que las separaban de la libertad y revoloteando sus alas a su alrededor con emoción, al tiempo que provocaban una sensación cosquillosa, ensoñadora y mágica en cada rincón de su cuerpo.
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Inocencia Pasional |giamila|
RomantikHay cinco cosas que vuelven loco a gian. 1: La forma en la que el rostro inocente de camila se torna carmesí cuando él le susurra cosas indebidas al oído. 2: Cómo camila desciende la mirada cada vez que lo siente cerca. 3: Como camila se resiste cua...