Tras cambiar de ciudad por el trabajo de su padre, Kiara Lewandowski intenta cumplir su sueño de ser diseñadora y fotógrafa profesional, sin pensar en relación o chicos que puedan cambiar sus planes. No es hasta que un de chico llega a su vida de ma...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La brisa de el mar acariciaba mi pie mientras el sol se escondía detrás de las colina de Mónaco, mi primera semana aquí y todo ha estado perfecto.
Desde que crucé las puerta de nuestro departamento...que por cierto era muy hermoso, ambos nos encargamos de decorarlo, acogedor y a nuestro propio estilo con algunas fotos de los triunfos de Charles adornando, y también algunas de nosotros en nuestras primeras citas.
Ahora me encontraba con Charles en un lujoso yate anclado cerca de la costa, viendo el hermoso atardecer de Montecarlo desde el.
Estaba teniendo un deja vu de aquel día cuando me llevó a ver los delfines y me regaló el collar que llevo puesto desde entonces.
—¡Tengo una sorpresa para ti!. —Escuché decir a Charles y lo miré.
—Siempre tienes algo para mi.
—Está en la cubierta. —sentí su voz nerviosa.
Mis ojos se iluminaron de curiosidad mientras el me tomaba de la mano y me guiaba hacia la cubierta del yate. El aire fresco del mar me envolvía, y el palpitar de mi corazón se aceleraba con cada paso que daba a su lado.
¿Qué podría ser?.
¿Y por qué Charles se ha puesto nervioso?.
Al llegar a la cubierta, me quedé sin palabras. Estaba decorada con luces parpadeantes, velas que danzaban al compás del viento y pétalos de rosas esparcidos por toda la cubierta, Creando un camino que conducía hacia un pequeño rincón.
El aroma dulce de las rosas llenaba el aire, haciendo que todo se sintiera aún más más romántico.
—¿Te gusta?. —Charles pregunto, con su voz llena de entusiasmo.
—Es hermoso. —respondí, sentía como la sensación de el momento me envolvía.
El sonrío y se acercó un poco más.
—Pero eso no es todo. —dijo en un tono más serio.
Sus ojos brillaban mientras la luna estaba iluminando.
—Hay algo más que quiero compartir contigo. —con una sonrisa nerviosa tomó mis manos y me miró a los ojos.
Le devolví la sonrisa, mientras él seguía sosteniendo mis manos.
—Kiara, desde que llegaste a mi vida, cada día ha sido una aventura maravillosa. Me has mostrado el significado del amor y la felicidad.
