Tras cambiar de ciudad por el trabajo de su padre, Kiara Lewandowski intenta cumplir su sueño de ser diseñadora y fotógrafa profesional, sin pensar en relación o chicos que puedan cambiar sus planes. No es hasta que un de chico llega a su vida de ma...
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Me tardé unos segundos en reconocer donde me encontraba, ¿no había sido un sueño?, miré a mi alrededor en busca de el monegasco pero no lo noté, tampoco se sentia que hubiera alguien en la habitación, aproveche el momento para levantarme y buscar mi vestido por toda la habitación, fue un fracaso, porque no se dónde se habia metido. Entre a el cuarto de baño, me di una ducha con agua fría para despertarme del todo, me coloque un albornoz y con mi cabello aún mojado salí de regreso a por busca de mi movil.
Por suerte aún traía algo de carga, tenía miles de mensajes de todos, principalmente de mi amiga y el británico, primero llame a casa para avisar que estaba bien, luego envíe un mensaje a Lando y le dije que quería verlo antes de que se volviera a ir, tenia que despedirme de el, luego pasaria mucho tiempo hasta la proxima vez que nos veamos, al menos que lo de ir en el verano a Mónaco si se diera, por lo que habia pasado la noche anterior era lo mas probable, ahora se buscaria excusas para visitar a el ojiverdes.
La puerta de la habitacion se abrió y él monegasco aparecio con unas bolsas de comida y otra de lo que parecia ¿ropa?.
Esbozó una pequeña sonrisa en cuanto me vió.
—Buenos días ma belle, fuí por algo de comida. —indicó. —Tambien mandé a comprarte algo de ropa, el vestido de ayer, pues digamos que no quedo en buenas condiciones. —reí recordando que había dañado la cremallera.
—Buenos días Chacha, por un momento pensé que habías dejado aquí sola.
—Yo no haría algo así.
Sonreí.
—Le dije a Lando para reunirme con él, ¿quieres unirte? así me despido de ustedes.
—Me encantaría, pero el equipo me quiere aquí, me han dicho que tienen algo que decirme. —El se acercó hasta donde estaba. —Pero si salgo antes, te aviso y voy a donde estén, si no, pues nos vemos a la noche.
Asentí haciéndole saber que lo entendía.
—Bien, ahora come algo, yo me iré a preparar para la reunión.
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—¿Me estás diciendo que si tomaste mi consejo?. —Lando gritó y todos alrededor nos miraron.
—Si, pero baja la voz. —murmuré.
—Por primera vez estoy feliz porque alguien le hizo caso a los consejos de Lando. —Carlos habló mirándome.
