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Culiacán, Sin 📍 Sábado, 14 de septiembre del 2024 5:52 pm
Kenia no tenía idea de que, en tan solo unos minutos, todo se había ido al carajo. Desde el momento en que decidió subir una historia en sus redes sociales, las especulaciones no tardaron en explotar. Las murmuraciones corrían como pólvora encendida, y ahora, miles de personas hablaban de ella. La mayoría de los comentarios apuntaban a lo que más temía: todos estaban convencidos de que era ella la persona que había sido protegida en aquel hospital de Durango.
—¿La viste? —leía Kenia en los mensajes—. Estuvo en el hospital. ¡Claro que fue por lo del cártel!
El teléfono de Kenia vibraba constantemente, una notificación tras otra, mientras ella miraba con una mezcla de incredulidad y ansiedad. ¿Cómo se había filtrado todo tan rápido? Apenas había salido del hospital, y ahora, su vida privada estaba bajo la lupa de todos.
Bajó el móvil y respiró hondo, sintiendo cómo la presión en su pecho aumentaba. Sabía que esto complicaría todo. Aunque había querido mantener su vida alejada de la atención pública, el caos de su mundo personal finalmente se había desbordado. No había escapatoria de las miradas que la juzgaban, que especulaban sobre su relación con Iván y los peligros que eso conllevaba.
Justo cuando estaba sumida en sus pensamientos, Kevin entró en la sala, con el ceño fruncido al ver la expresión de su hermana.
—¿Qué pasa? —preguntó, acercándose—. ¿Por qué tienes esa cara?
Kenia alzó la mirada y le mostró el teléfono. —Ya se corrió el rumor, Kevin. La gente ya sabe que fui yo la que estaba en el hospital. Están hablando de mí... de lo que pasó. No sé cómo lo manejaremos.
Kevin miró la pantalla y maldijo por lo bajo. —Mierda... Sabíamos que esto podía pasar, pero no tan rápido. Tienes que dejar que Iván lo maneje. Él sabe cómo lidiar con esto.
Kenia negó con la cabeza, sintiendo la frustración crecer. —No quiero que Iván se encargue de todo, Kevin. Ya estoy cansada de sentirme como una carga. Esto es mi vida también, y necesito encontrar la manera de resolverlo.