¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Culiacán, Sinaloa 📍 Domingo, 22 de septiembre del 2024 3:42 am
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mientras la fiesta continuaba, Iván se tomó un momento para observar a Kenia desde lejos. La veía reír, conversar con sus hermanos y su madre, y todo en ella le parecía perfecto. El brillo en sus ojos, y sobre todo, cómo se desenvolvía con sus seres queridos. Para él, ella era la reina de todo lo que había construido y de todo lo que vendría.
Kenia, por su parte, estaba igual de atenta a Iván. Lo observaba interactuar con su familia y amigos, el respeto que le tenían y cómo él se aseguraba de que todos estuvieran bien. Desde el principio, ella había sabido que su vida al lado de Iván no sería fácil, pero en momentos como este, cuando todo parecía perfecto, sabía que no cambiaría nada. Estaba donde quería estar, con quien quería estar.
A medida que la noche avanzaba, Iván se acercó a Kenia, tomándola suavemente de la mano. La música de fondo se suavizó, dejando espacio para que solo sus voces se sintieran.
-¿Lista para lo que viene, chula? -le susurró al oído, con una mezcla de seriedad y ternura.
Kenia lo miró, tomando un respiro profundo. -Más que lista, Iván. Contigo lo estoy para todo.
Él sonrió, acercándola más a él y besándola en la frente. Era un gesto simple, pero cargado de promesas y complicidad. Ambos sabían que el camino que tenían por delante no sería fácil. Las guerras entre plazas, los negocios, y la vida en ese mundo siempre estaban cargados de peligros. Pero juntos, se sentían invencibles.