treinta y dos.

638 41 1
                                    

Culiacán, Sinaloa 📍Diciembre, 2024 6:55 pm

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Culiacán, Sinaloa 📍
Diciembre, 2024
6:55 pm

Después de aquella noche de fiesta inolvidable, los días en el rancho tomaron un ritmo diferente. Aunque las reuniones de negocios de Iván seguían marcando el día a día, la emoción del bebé en camino era lo que dominaba el ambiente. Kenia, a pesar de sus síntomas de embarazo, no dejaba de sonreír, de planear, de soñar con cómo sería la vida cuando el plebe llegara. Y claro, con Iván a su lado, todo parecía más grande, más emocionante.

Unos días después, Kenia comenzó a sentir un poco más los cambios en su cuerpo. Las náuseas eran parte de su rutina, pero lo que más la sorprendió fue el aumento del cansancio. Había mañanas en las que apenas podía levantarse de la cama, sintiendo una fatiga pesada. Aun así, Iván estaba siempre a su lado, apoyándola en cada paso.

—Mami, tú relájate, no tienes que hacer nada. Aquí en el rancho tenemos todo bajo control —le decía Iván mientras le acariciaba el cabello.

—Es que no me gusta estar sin hacer nada, Iván —respondía ella, sonriendo—. Pero prometo que voy a descansar.

Iván siempre estaba pendiente de ella. Le traía frutas frescas, agua, y se aseguraba de que estuviera cómoda. A veces, incluso llamaba a los mejores médicos para que la revisaran, solo para asegurarse de que todo marchaba bien.

Pero además de la dulzura con la que Iván trataba a Kenia, también estaba la diversión. El embarazo había hecho que Iván se relajara un poco más, lo cual sorprendía a muchos en el rancho. Se organizaban pequeñas escapadas, o Iván se tomaba el tiempo de pasar más momentos divertidos con Kenia, como las veces que salían en las cuatrimotos a recorrer los alrededores del rancho.

—¡Mami, no te creo que puedas ganarme en una carrera! —gritaba Iván desde su cuatrimoto, su sonrisa desbordante de energía y emoción.

—¡No me retes, Iván, que luego no vas a aguantar perder! —respondía Kenia entre risas, ajustándose el casco.

Ambos arrancaban al mismo tiempo, recorriendo los caminos polvorientos del rancho mientras el viento les golpeaba el rostro y la adrenalina los impulsaba a seguir. La risa de Kenia resonaba en el aire, y aunque Iván siempre ganaba —porque no dejaba de ser competitivo—, lo importante era el momento, la sensación de libertad que compartían.

—¡Te dije que te iba a ganar! —exclamaba Iván, aparcando la cuatrimoto y bajándose con una sonrisa pícara.

—No se vale, ¡me dejaste atrás desde el inicio! —protestaba Kenia con fingida indignación, bajándose de su cuatrimoto—. La próxima vez me darás ventaja.

—Lo que tú quieras, mami. La próxima te llevo de copiloto para que veas que siempre gano yo —respondía Iván, acercándose a ella y dándole un beso en la frente.

Los paseos en cuatrimoto se convirtieron en una de sus actividades favoritas. Era una forma de despejarse, de disfrutar de la tranquilidad del rancho y de estar juntos sin las preocupaciones diarias. A pesar de los mareos y el cansancio del embarazo, Kenia encontraba esos momentos como una forma de recargar energías y sentir que todo en su vida estaba en el lugar correcto.

𝐎𝐁𝐒𝐄𝐒𝐈𝐎́𝐍 ━ Ivan Archivaldo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora