Historia de un amor agridulce (Hades x Maléfica)

Septiembre

Antes de comenzar: Esta historia está inspirada en mi canción favorita "September" de Earth, Wind & Fire.

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¿Recuerdas la noche del 21 de septiembre?

El amor cambiaba la mente de los pretendientes,

mientras ahuyentaba las nubes.

Nuestros corazones resonaban en la misma nota

en que nuestras almas cantaban

mientras bailábamos en la noche.

Recuerda como las estrellas se robaron la noche. 

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Todo era una mierda. El plan había fallado por culpa de esas dos chicas de cabellos de colores, había pasado una semana entera sin poder moverse y se había perdido Castle Coming. Para sumar una desgracia más, su grupo estaba dividido por una batalla de egos en la que ella por supuesto no iba a ceder.

¿Quién carajos tenía la culpa? Uliana y todos al mismo tiempo. Ella, por arrastrarlos a su ridícula búsqueda de venganza y todos los demás por no detenerla a tiempo ni frenarse a analizar por un momento la situación.

Fuera como fuere, Maléfica no quería ver a Uliana en ese momento. Suficiente había tenido de ella, sus quejas y su incapacidad de aceptar su parte de la responsabilidad como para aguantarla durante la noche.

Así que subió al techo de la escuela, donde por lo menos podría estar sin ser molestada, y se quedó observando hacia el bosque, reprochándose a sí misma por no haber pensado en la posibilidad de que el maldito libro de recetas estuviera hechizado.

Tras una media hora, sintió unos pasos detrás de ella, llegando para posicionarse a su lado. Las cadenas de su pantalón y el sonido de sus pesadas botas le indicaban que no era nadie más que Hades.

— ¿Debo preguntar qué haces aquí?

— No quiero ver a Uliana. ¿Y tú?

— Observar todo desde las alturas es reconfortante cuando te sientes diminuto.

— ...¿Te sientes así?

— "Humillado" es un mejor término.

— Tu hermano debe estar riéndose de ti, ¿ah?

— Nah. Él es un maldito bonachón como para burlarse y está muy ocupado haciendo nada como para vigilarme.

— Entiendo... Sólo espero que la escuela no se entere de lo que sucedió.

Hades se recargó sobre la barda y materializó un cigarrillo que encendió con una llama sacada con un chasquido de dedos. Dio una calada y luego se lo ofreció a Maléfica, quien replicó tanto su acción como su posición.

El silencio reinó entre ambos, pero no fue para nada incómodo. Maléfica no era de muchas palabras y él, aunque con un sentido de humor más ácido que el de ella, tenía una habilidad increíble para valorar los silencios y entender cuando eran necesarios.

Hades no había discutido con nadie, en realidad no le interesaba, pero su ego estaba lastimado igual o peor que el de su novia, pues como Dios no estaba acostumbrado a perder ante simples hechizos de humanos.