Tina

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Universo Alterno. Continuación de "Estrés"

Capítulo dedicado a DomeRevelo1, ya que ella me dio la idea.

Antes de comenzar: Este capítulo tiene ligeras insinuaciones sexuales. Si son temas que te incomodan, favor saltarte este capítulo. 

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El cuarto de baño estaba iluminado tenuemente por velas en forma de flor de loto. El suave aroma del aceite esencial impregnaba el aire con un ambiente íntimo y romántico.

Hades y Maléfica se habían deshecho de sus mascarillas de arcilla tiempo atrás y, aprovechando que Mal se había quedado dormida, decidieron que un baño relajante era la mejor forma de terminar la noche y ayudaría a la Reina del Inframundo a calmar su agobiante estrés.

Ambos estaban sumergidos frente a frente en una tina de baño bastante espaciosa, el agua tibia y jabonosa cubría sus cuerpos casi en su totalidad y los pétalos de rosas que flotaban por la superficie rozaban sus brazos suavemente. En sus manos, dos copas de vino completaban el combo perfecto.

— ¿Te sientes mejor? — preguntó Hades en tono bajo. Su cabeza estaba recargada en una pequeña almohada apoyada en la orilla de la tina.

— Mhjh — respondió su esposa mientras tomaba un poco de su copa — Pero no vuelvas a desaparecer con Mal sin avisarme.

— Mi error. No volverá a pasar.

— Esta tina es deliciosa, ¿por qué no la usamos antes?

— Habla por ti, guapa. Yo la ocupo bastante cuando quiero mandar los juicios a la mierda y también después de visitar a mi padre.

— Cínico — Dijo el hada, dando una patada suave en el muslo de su esposo 

— Tú me prohibiste fumar, necesito relajarme de alguna forma... 

— Quiero una de estas en casa también.

— Ya tienes un jacuzzi.

— Pero no una tina. Quiero una tina... y esa cosa que huele delicioso, sea lo que sea.

Hades sonrió ante la petición.

— Lo que mi Reina desee.

— ¿Ah, sí? Ya que estás tan complaciente... 

Maléfica se dejó hundir un poco más en el agua y levantó la pierna, mostrándole la planta de su pie derecho. Hades ahogó una risa corta y tomó su extremidad para comenzar a masajearla.

— Mmh, sí, eso está muy bien. No me dabas un masaje desde que estaba embarazada.

— Es porque no me dejas

— Es porque te la vives en el trono o con Mal, ingrato.

— ¿Oh? ¿escucho algo de celos hacia mi princesa?

Maléfica rió a carcajadas, sin embargo dentro de sí sabía que la suposición de Hades era cierta. Mal apenas tenía 10 meses de edad, pero ya había acaparado la atención de su marido. Cada momento libre que él tenía lo destinaba a pasar tiempo con ella. No importaba si era para darle de comer, jugar, hablar o intentar guiarla para que caminara, siempre estaba con ella.

Y aunque a veces Maléfica agradecía que los primeros meses fueran más pasables gracias a él, le era inevitable pensar que mientras su hija fuera creciendo, la atención que le destinaría sería aún mayor.

— Grimhilde mandó decir que llevemos a Mal a jugar con Evie. Quizá le haga caso y así me prestarás atención a mí.

Hades hizo un gesto de desagrado ante la idea de dejar a Mal sin supervisión de cualquiera de los dos, pero Maléfica no la notó.

Cuando el masaje se detuvo, la Reina sintió pequeños besos que recorrieron desde su tobillo hasta sus pantorrillas.

— No necesitamos dejar a Mal con nadie más. Juro que te pondré más atención.

— Promesas, promesas...

Hades rió en silencio cuando la vio de brazos cruzados, falsamente indignada y luego extendió los brazos haciendo una seña para que se acercara. Maléfica se hizo del rogar por un momento, pero ante la insistencia, dejó su copa a un lado y se acercó, aunque no de la forma en la que Hades pensaba que lo haría.

Él quería tener la espalda de su esposa pegada a su pecho y poder respirar el perfume de su cabello por un rato, pero en vez de eso, ella se acomodó sobre una de sus piernas para poder besarlo.

El beso fue intenso desde un inicio, con su lengua provocando a la de su esposo de forma traviesa.

— ¿Te he dicho cuánto me prende que me beses así?

— Menos palabras y más acción, cariño.

— Pensé que no querías hacer esto con Mal en la habitación.

— Dije "enfrente de ella", pero Mal no está aquí.

Hades aprovechó la permisiva e intensificó el beso. Una de sus manos rodeó la espalda media de su mujer y la otra recorrió su muslo de arriba abajo hasta que desvió el rumbo directo a sus pechos. Él jugueteó un rato al tiempo que su esposa devoraba el cuello del dios con desesperación.

— Estás demasiado intensa, ¿no crees? — mencionó Hades de forma entrecortada.

— Dijiste que me ayudarías a relajarme. ¿no te gusta? — preguntó Maléfica, bajando una mano por el pecho de su esposo, rasguñándolo en el proceso. Él bajó su mano izquierda hacia la cintura y apretó su agarre con fuerza.

— Me fascina.

Ambos volvieron a compartir un beso con la misma pasión que en un inicio, con la mano derecha de Hades sujetando su mejilla para que no escapara. No obstante, cuando quiso pasar a un momento mucho más intenso, el llanto de Mal los interrumpió.

— Ay, no es cierto... — se quejó Maléfica acompañada de un bufido

— Es el karma por no aceptarme hace rato, preciosa — reclamó Hades con una mezcla de frustración y diversión en la voz antes de darle un beso más corto a su esposa y moverla de su lugar— Yo iré, tú mientras baja el nivel del agua.

Hades salió de la tina y tomó una toalla para secarse en el camino. Maléfica se relamió los labios cuando tuvo una vista perfecta de su espalda ancha y cintura pequeña. Si tuviera su teléfono en ese momento, en definitiva tomaría una foto sólo para presumirle a sus brujas amigas.

Los llantos cesaron pronto, sin embargo él se tardó en regresar. Cuando lo hizo, Maléfica rodó los ojos al ver que Mal venía con él.

— ¿En serio tenías que traerla? ¿no pudiste dormirla?

— En serio.

— Agh

Él le pasó la bebé a la Reina del Inframundo y con un movimiento de muñeca materializó un pato de goma con un sombrero blanco que flotó con gracia por el agua espumosa y una máquina de burbujas que pegó al azulejo. Luego, se sentó detrás de su mujer y la abrazó por la cintura con ternura .

— Puedes quejarte lo que quieras, pero yo soy muy feliz en este momento.

Maléfica hizo una mueca de desagrado que desapareció en cuanto vio a su hija intentando reventar las burbujas que caían despacio sobre ella hasta perderse en el agua jabonosa. La Reina tomó un poco de la espuma y se la colocó sobre su cabello morado recibiendo un aplauso por parte de su hija.

Al escucharla reír mientras chapoteaba, la idea de que el momento no era para nada desagradable quedó en su cabeza, sacándole una sonrisa que duró por el resto de la noche. 

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Hey! Cómo están?

Espero que anden bien. Realmente no pensaba hacer una continuación del pasado porque quería dejar el asunto para sus contrapartes jóvenes, pero cuando DomeRevelo propuso el tema, me gustó la idea xD. Creo que quedó adorable. 

Como sea, las amo. 

seeya! 

Historia de un amor agridulce (Hades x Maléfica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora