23: ¡Accio sonrisa de Draco!

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Narra Ángeles

- ¿¡Cómo que no estudiaste!? Angie, por Merlín, ¿sabes lo que eso significa?

- Descuida, Draco - dije tratando de relajarlo - no estudié lo suficiente, no es que no lo hice...

- ¿Y por qué no estudiaste lo suficiente? - dijo él, burlándose de lo que dije - ¿Vas a hacer trampa?

- No exactamente... - dije sonriendo con malicia.

- ¿No me habías prometido que no te meterías en más problemas? ¿Qué estás por hacer? - dijo sonriendo.

- Te juro que esta vez no he hecho nada - levanté mis manos en señal de rendición - pero sé cosas...

- Bueno, alguien está muy misteriosa hoy, al parecer.

- Es que si te lo digo no va a ser tan divertido cuando lo descubras... - dije acercándome a él y acariciando su mano - Tú sólo espera, ¿sí?

De pronto, Umbridge entró al salón, cerrando todas las ventanas y la puerta con su varita.

- Bueno, niños, suficiente charla por hoy - sonrió - es momento de comenzar con sus exámenes. Por favor, escojan una mesa y siéntense. No hagan trampa, recuerden que los estaré vigilando - comenzó a repartirnos hojas con su varita - utilicen sus propias plumas y, muy importante, no hablen entre ustedes, ni siquiera se miren, sólo pueden mirar sus hojas, ¿está bien?

Todos asentimos, comenzando a escribir.

Qué pesada.

Teníamos exactamente dos horas para hacer el examen, pero, a juzgar por lo que se venía, estoy segura de que no llegaríamos ni a cinco minutos...

Estaba respondiendo las preguntas que sabía con seguridad cuando un pequeño sonido explosivo me distrajo; bueno, nos distrajo a todos. Todos miramos hacia arriba, buscando el origen del sonido, aunque no veíamos nada... De pronto, otro más, y otro más, y otro más, pero parecían venir de afuera del salón, como si estuvieran golpeando las puertas.

- ¿Qué es eso? - preguntó Umbridge, caminando hacia la puerta.

Al momento de abrirla, un pequeño destello luminoso entró al salón, generando una pequeña explosión como las que habíamos oído antes. Umbridge se veía confundida, saliendo cada vez más del salón, buscando el origen de esos extraños fuegos artificiales, sólo para verse acorralada por los gemelos Weasley, quienes entraron al salón volando en sus escobas, haciendo que todas las hojas de nuestros exámenes volaran por los aires mientras reían. Era un espectáculo hermoso: el examen claramente se había cancelado, y la vieja Umbridge, ahora acompañada del señor Filch, no tenían muy en claro lo que estaba sucediendo. Los gemelos agitaron sus varitas creando un show de fuegos artificiales muy similar al que hacen en año nuevo en Buenos Aires: mucho ruido, brillos y luces por todos lados. El revuelo fue tal que todos nos levantamos de nuestros asientos para mirar con detenimiento lo que estaba pasando y esquivar algunos de los fuegos que caían sobre nosotros. No podía parar de sonreír, la broma había salido genial y Umbridge estaba asustada.

Miré a los gemelos volar sobre nosotros cuando Fred me guiñó un ojo, dándome la señal que necesitaba.

De pronto, un gran dragón de color rojo creado con los fuegos artificiales se formó en el techo, con un rugido que puso los pelos de punta a más de uno, incluida Umbridge, por supuesto. El dragón comenzó a acercarse a ella, que, al verse enfrentada ante la gran bestia que yo había creado, decidió salir corriendo del salón. Al salir del aula, el dragón estalló en más fuegos artificiales, haciendo más ruido y más chispas, logrando que los estúpidos cuadros con todas las estúpidas reglas de Umbridge cayeran al suelo, destrozados. Ante semejante escándalo, todos los alumnos de Hogwarts (y creo que algunos profesores) salimos al patio a ver lo que ocurría, viendo a Fred y George haciendo más fuegos artificiales con sus varitas. No pudimos evitar aplaudir de felicidad; no solo fue un momento hermoso, sino que la caída de esos cuadros estaba cargada de gran simbolismo, pues simbolizaban la caída de la tiranía de esa profesora.

𝐔𝐧 𝐦𝐢𝐥𝐥ó𝐧 𝐝𝐞 𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 [Draco×OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora