N/A: capítulo triste </3
Advertencia: se hace mención a los ataques de pánico y sus síntomas.
Narra Draco
El jardín estaba vacío, y mi corazón comenzó a latir con una fuerza que me dolía en el pecho. Ángeles no había vuelto aún. El pánico se apoderó de mí al ver a Bellatrix y a Fenrir aparecer sin ella.
¿Dónde estaba?
¿La habrían capturado?
O quizás... No, no podía permitirme pensar en eso.
¿Podría estar muerta?
Mis pasos resonaban en el suelo mientras me acercaba a Bellatrix y a Fenrir, y las palabras salieron antes de que pudiera detenerme, mi voz cargada de una desesperación que no me importaba disimular.
– ¿¡Dónde está Angie!? – mi voz temblaba, pero no me importó. No podía pensar en otra cosa que no fuera la idea de que ella estaba sola, que podrían haberla lastimado, que podría estar perdida... O peor.
Mi padre observaba la escena con frialdad, entrecerró los ojos al escucharme. Frunció el ceño, y su expresión se volvió aún más severa, más desaprobatoria de lo habitual. Comenzó a bufar, como queriendo llamar mi atención.
– Draco, no es momento para tus preocupaciones sentimentales. Ella puede cuidar de sí misma. No olvides que su poder es la razón por la que está aquí, no para satisfacer tus debilidades de adolescente.
Ignoré sus palabras. A decir verdad, sólo había un pensamiento que me importaba. Sin dudarlo, repetí mi pregunta, más alto, más desesperado, acercándome aún más a Bellatrix, quien seguía con su mirada retorcida.
– ¿¡Dónde está!? – casi le grité, sintiendo la rabia y el miedo a punto de desbordarse – Ella estaba con ustedes, ¿¡por qué no la trajeron!?
– La niña bonita sabe cuidarse sola, Draco – dijo, con una falsa sonrisa compasiva, acariciando mi rostro – no veo por qué te preocupas tanto...
Sentí cómo la furia me llenaba el cuerpo, quemándome desde dentro. Ella no entendía, no podía entender. Nadie podía entender un carajo. Nadie podía verla como algo más que un arma.
– ¡Tú dijiste que la protegerías! ¡Tú dijiste que nada le pasaría!
La sonrisa de Bellatrix se desvaneció, cambiando a una expresión de enojo. Avanzó un paso hacia mí, alzando la varita de forma amenazante.
– Cuida tu tono, mocos...
– Draco, por favor... – dijo mi madre en un tono suave, tomándome del brazo – No hagas esto. Ángeles estará bien, lo sabrá estar...
Intenté controlar mi respiración, pero el pánico seguía ahogándome. Mi mirada se movía desesperadamente por el jardín, como si, al buscar lo suficiente, pudiera encontrarla, como si mi deseo de verla pudiera traerla de vuelta sana y salva.
Un sonido de aparición me distrajo.
Y de repente, la vi.
Angie estaba allí, de pie, con su ropa y su cuerpo temblando. Su rostro estaba pálido, y sus ojos perdidos en la nada, como si el miedo la hubiera congelado por completo.
Mi corazón se aceleró, y sin pensarlo, me lancé hacia ella. La envolví en mis brazos, con un miedo que no sabía cómo expresar, abrazándola con todas mis fuerzas, como si con eso pudiera protegerla de todo lo que acababa de pasar, de todos los horrores que pudieran acecharla, de todo lo que debió haber visto. Besé su cabeza, sintiendo el frío de su cabello húmedo contra mis labios.
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𝐔𝐧 𝐦𝐢𝐥𝐥ó𝐧 𝐝𝐞 𝐫𝐚𝐳𝐨𝐧𝐞𝐬 [Draco×OC]
Fanfiction- ¿Aún después de lo que te hice? - Sí, Draco... Aún después de lo que me hiciste. ~ Cuando Ángeles Rasmüssen llega a Hogwarts desde Castelobruxo, nunca imaginó que su vida daría un giro tan drástico. Como heredera de un clan temido, siempre le advi...