El jardín de flores | MonoDeku

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Desde que eran unos niños tercos, Neito e Izuku siempre habían estado juntos

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Desde que eran unos niños tercos, Neito e Izuku siempre habían estado juntos. Ya sea en el jardín de niños, en el parque o simplemente que uno iba a la casa del otro para poder jugar.

En el mundo donde vivían, a los cuatro años comenzaba a nacer una flor en tu mano. No muy grande. Habían de diferentes formas y tipos. La flor cambia de color de acuerdo a tu estado de ánimo. Rojo es enojado, Morado es miedoso, Amarillo es felicidad, verde es envidia, azul es tristeza, y muchas más.

Muchas personas para evitar revelar esa información utilizan guantes para poder tapar su flor.

Izuku desde que era un pequeño niño su linda flor estaba siempre teñida de azul. Muy pocas veces algunos pétalos se volvían amarillos.

Y Neito, bueno. Su flor siempre estaba de color anaranjado, que significaba arrogancia.

Se conocieron de niños. Crecieron juntos y al parecer, Izuku era la única persona con la que Neito no se mostraba arrogante, incluso podían decirse que protegía a Izuku de literalmente todo.

Cuando en educación física jugaban quemados Neito siempre se encargaba de salvarlo de la pelota.

Eran unos buenos amigos, hasta que sus madres notaron que cuando ambos estaban juntos o cerca, sus flores brillaban. Eso significaba que eran almas gemelas. O como le gustaba decirle la sociedad: destinados.

Inko y Yuko, las madres de los niños, les explicaron sobre lo que era ser almas gemelas y les dieron la opción de no seguir viéndose, pero ambos niños estaban determinados en ser inseparables. Se querían demasiado y para ellos ser destinados era lo mejor que les podía haber pasado.

En la secundaria, donde lograron quedar en el mismo grupo, Izuku comenzó a ser molestado por Katsuki. Un chico egocéntrico y enojón, su flor estaba todo el día teñida de rojo y con pequeños toques de naranja.

— Ugh.. ¡Me ensuciaste el uniforme de tu sangre, maldito Deku! —se quejó Katsuki, mirando como el más pequeño allí se tapaba con su mano la herida que el cenizo había provocado en su ojo, chorreaba sangre a montones.

— Izuu~ ¿Vamos... ya? —Neito había cruzado la puerta del aula, había ido al baño un segundo, y el cenizo ya había lastimado a Izuku. — ¡Maldito imbécil, deja a Izuku! —gritó severamente, mientras su flor perdía el color anaranjado y pasaba a ser un rojo pasión.

— ¿¡Cómo me llamaste, bastardo!? —exclamó de vuelta Katsuki, cerrando sus puños, la flor en su mano izquierda perdió todo tono naranjo y pasó a ser un fuerte rojo.

Los dos chicos más grandes, se miraron antes de iniciar una pelea. Ambos eran como el agua y el aceite. No se soportaban y siempre competían por la atención del pecoso.

Izuku asustado trató de pararlos, pero solo se ganó un empujón del cenizo. El peliverde cayó al suelo lastimándose el brazo.

— ¿¡Qué te pasa, porqué lo empujas!? ¡Idiota! —Katsuki frunció el ceño al escuchar el insulto y volvió a soltar un golpe.

Consentido. || DekuBowlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora