Sarocha está nerviosa, no saber las cosas la pone de mal humor y no le permite centrarse, se vuelve errática y despistada, la prueba está en que esta mañana ha guardado un paquete de arroz en la nevera y ha estado diez minutos buscando su móvil cuando lo tenía en el bolsillo. La culpa de todo la tiene su amigo Heng, que la ha llamado a primera hora para citarla en la editorial para una reunión sobre la que no le ha querido dar detalles alegando que no podía. Eso sí, como siempre, le ha prometido que después la invitará a comer.
Desde entonces, Sarocha no ha dejado de darle vueltas al asunto. Que ella sepa, no tiene ningún tema pendiente con la editorial, el contrato de su siguiente novela ya está firmado y va tan adelantada, que es imposible que la reunión tenga algo que ver con eso.
—Quizá sea para elegir la portada —piensa en voz alta mientras conduce de Toledo hasta Madrid.
Enseguida lo descarta y hace un chasquido con la lengua contrariada. Sabe que Heng no tendría tanto secretismo para algo así, además, todavía no ha terminado de decidir el título de la novela, por lo que la portada tiene que esperar.
Sarocha llega a la sede Chapter editorial diez minutos antes de la hora acordada. Esperaba ver a Heng en la puerta como hace siempre, y no encontrarlo, solo la pone más nerviosa y le incrementa el mal humor.
—Buenos días, Sarocha —la saluda el conserje, un señor simpático de pelo canoso recogido en una coleta que ya estaba allí cuando Sarocha empezó su andadura con la editorial.
—Buenos días, Juan —sonríe ella—. ¿Sabes si ha llegado ya Heng?
—Sí, hace bastante, estará en su despacho, ¿quieres que le avise?
—se ofrece señalando el teléfono que tiene sobre la mesa.
—No hace falta, ya subo. Que pases un buen día.
Sarocha entra en el ascensor echando chispas por los ojos, no comprende tanto secretismo y le enfada mucho no haber llegado con más tiempo para interrogar a su amigo antes de la reunión, pero la culpa la tiene él, la ha avisado muy tarde a pesar de que sabe que Sarocha vive a una hora de la capital.
—Cabrón —masculla mientras camina por el pasillo.
La escritora comprueba la hora en su reloj y ve que faltan dos minutos para el inicio de la reunión, así que tuerce por otro pasillo para ir directa a la sala de reuniones, porque si hay algo que no soporta, es la impuntualidad, ni la suya, ni la de los demás.
—¿Qué haces aquí? —Sarocha estaba tan ofuscada y concentrada en no llegar tarde que, hasta que no le ha hablado, no se ha dado cuenta de que la mujer que espera frente a la puerta de la sala de reuniones es Rebecca.
La mira con perplejidad, intentando que su cabeza le permita descubrir cómo encaja la escritora porno en la ecuación.
—¿A ti qué te importa? —contesta igual de borde que la escritora de apellidos britanicos.
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Palabras en Disputa (Freenbecky)
FanfictionSarocha Chankimha ha forjado una sólida trayectoria en el mundo editorial, destacándose por su humildad y sentido común. Por otro lado, Rebecca Armstrong es la escritora del momento, pero su descomunal ego no pasa desapercibido. Ambas se cruzan en u...