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Ya pasaba el mediodía y el grupo de tres conformado por Roger, Julio y Alicia, seguía confinado en la cocina

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Ya pasaba el mediodía y el grupo de tres conformado por Roger, Julio y Alicia, seguía confinado en la cocina. Desde el piso inferior continuaban llegando escasos alaridos inhumanos que les alertaba de la existencia de aquellos seres dentro del bar.

Tras mucho rogar, Alicia por fin accedió a preparar algo de comer para saciar las necesidades que sus sistemas digestivos demandaban. Al fin de cuentas la situación parecía ir cada vez a peores.

Sus largas horas de encierro las habían dedicado a escuchar los disparos que se hacían sentir a lo lejos. Cada uno resonaba con un toque de esperanza y desesperación por igual. En un momento dado de la mañana, sonaron tan cercanos, que les pareció poder tocar el sonido con sus propias manos, para luego, volver a ser distantes como los habituales.

Julio, sumergido en sus pensamientos de auto reproche por aquella fractura que le costó su carrera como deportista, se encontraba mirando por la ventana. Con su visión periférica alcanzó a ver que, aquellas personas que los asediaban e intentaban matarlos, empezaron a correr hacia algún punto de la calle.

-Creo que está pasando algo allá afuera -dijo al tiempo que sacaba el torso por la ventana para poder tener un mayor campo visual.

-A este el alcohol aún no le deja enterarse de lo que sucede -refunfuñó Roger entre dientes.
Alicia se acercó interesada por lo que sucedía en la calle.

-¿Aquel no es uno de los hombres que venía en el Jeep que se nos cruzó? -preguntó Julio confuso.

-Déjame ver -ordenó el más obeso tomando interés por el asunto.

Julio tuvo que introducir su torso nuevamente dentro de la cocina para que Roger pudiera observar. A este último le cambió la expresión de la cara cuando vio a aquellas dos personas huyendo de las garras de aquellos seres sin saber que se dirigían a un camino incierto y plagado de más de aquellas abominaciones.

-Él mismo es, reconocería la cara de ese desgraciado donde quiera que la vea -dijo al fin después de varios segundos en silencio-. Y si mis ojos no me engañan, la que viene a su lado es la enfermera que recojo casi siempre en la parada de Punta Brava.

-Tenemos que buscar la forma de impedir que algo malo le suceda a ese hombre -alertó Julio-. Estoy más que seguro, de que sabe algo al respecto de lo que está sucediendo.

-¿Estás pensando en bajar? -Las palabras de Roger salieron entrecortadas por el temor de volver a enfrentarse cara a cara con la muerte.

-No podemos dejarlos abandonados a su suerte, además si...

-¿Te estás escuchando? -le interrumpió Roger con cierto tono de molestia-. Te recuerdo que ese tipo nos cerró la puerta de la jodida iglesia en la cara.

Alicia sólo se limitaba a observar la discusión que estaba tomando fuerzas delante de ella. No sabía de qué estaban hablando con exactitud, desconocía las peripecias de ambos antes de que irrumpieran en su centro laboral, pero por lo poco que habían permanecido juntos, le parecían buenas personas.

Macrófago vitae: Infección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora