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Kinich , que ama muchísimo los deportes extremos, le encanta la forma en que le erizan la piel, la adrenalina pulsando por sus venas y corriendo por su sangre. Persigue la sensación, viendo hasta dónde puede llegar, probando los límites absolutos de sus fronteras.
A veces, busca ese sentimiento de diferentes maneras.
Lo busca en la prisa de la caza, luchando a tu lado, volando por los aires y golpeando el suelo con su gran espada. Cuando todo está dicho y hecho, te observa mientras te curas, mientras te quita una gota de sangre del labio.
La vista hace que su polla se estremezca en sus pantalones.
y realmente, no puede evitarlo: los restos del estallido del alma nocturna dejan su piel caliente, ardiente , y a veces solo necesita una forma de liberar esa energía. Él observa mientras te limpias el sudor de la frente, el dobladillo de tu camisa se sube y muestra una franja de piel.
Flexiona los dedos, exhalando lentamente.
Sí, todavía le queda mucha energía.
Tú también estás acostumbrada a eso, cuando él se pone así. Él usualmente es tan gentil cuando te hace el amor, sonrisas suaves y caricias que siempre se sienten como tu primera vez. Es cuando van juntos a cazar que él se vuelve tan necesitado, tan privado ... así que, no te sorprende cuando te lleva detrás de uno de los árboles cercanos, ya agarrando tu ropa y arrancándola.
Eres tan linda debajo de él también, temblando y retorciéndote ante su toque. Él muerde tus hombros, tus clavículas, sonriendo cuando aparecen nuevas marcas en tu piel.
Él se olvida del tiempo tan fácilmente, perdiéndose en tu coño, tan cálido y apretado y solo para él . Te corres una vez, luego dos veces, tu agujero revolotea a su alrededor, pero él todavía no ha terminado.
Tus uñas le arañan la espalda y le duele de una buena manera. Estás rogando sin pensar por algo que ni siquiera tú sabes, pero a él le gusta así.
"Lo sé nena, lo sé", dice y gruñe , "sólo dame uno más".
"k—kinich", te quejas, y eso solo hace que te folle más fuerte. Aprieta tus mejillas, forzando tu boca a abrirse para poder besarte, deslizando su lengua dentro. Es un desastre , y se traga cada delicioso gemido que le das, luego escupe en tu lengua por si acaso.
Su piel todavía arde . Las líneas brillantes de la bendición de su alma nocturna parpadean sobre su piel, y sientes que su agarre se aprieta sobre tus caderas. Es insaciable cuando está así, piensas vagamente; apenas puedes pensar en absoluto. Su bendición lo hace más fuerte, hace que cada embestida te golpee más profundamente .
"Voy a correrme", sisea entre dientes, golpeándote con tanta fuerza que tienes que apoyarte contra el tronco del árbol; incluso entonces, parece que se va a romper. "¿Lo quieres?"
Su mano se desliza por tu cuerpo, agarrando tu trasero bruscamente, luego jugando con tu clítoris. Tu mente casi se queda en blanco.
—¡Sí! Lo quiero, Kinich, por favor —susurras, tus labios sólo son capaces de formar su nombre. Tus palabras parecen llevarlo al límite, y sus ojos se ponen en blanco mientras su polla se contrae dentro de ti.
"¡Arcontes, joder !"
La bendición del alma nocturna casi te quema con su resplandor, pulsando fuera de él en ondas al rojo vivo. Su semen también es caliente, te llena rápido, y él suspira ante la sensación, ante la sensación de hacerte suya .
"Eso es", respira en tu cuello, luego deja un pequeño beso allí, todavía follándote superficialmente, "tómalo, nena".
No respondes, estás demasiado jodida para decir algo. Solo lo miras con ojos vidriosos y necesitados que hacen que algo se encienda en su pecho. Él podría follarte otra vez si sigues mirándolo así.
La vista de su semen goteando fuera de ti solo se suma a la sensación, y él toma un poco en sus dedos, presionándolos contra tus labios. Chupas sus dedos con gratitud, mientras tus ojos revolotean cerrándose con deleite.
Kinich suspira.
Necesita ir a cazar contigo más a menudo.
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