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—¿Qué? —La palabra se le escapó de los labios antes de que pudiera reaccionar.
Tu pulgar rozando sus labios, quitando los restos de la galleta que comió. Tú, que llegaste a su vida, fue verdaderamente una bendición de los Arcontes. Cada día estuvo lleno de sonrisas y felicidad, incluso los días malos. Puede que él no lo demuestre, pero se siente tan lleno de calidez contigo.
¿Y qué pasó? Ajaw no puede evitar reírse de sus problemas. Te estás riendo del viajero. Cuando se acerca a ti, recibe una mirada fulminante. ¿Lo odias? Traga saliva mientras retira su mano.
¿Aún guardabas rencor porque te dejó sola en el Reino de la Noche? ¡Pero fue un accidente!, jura.
Parecía que habían pasado años desde que el viajero residió en Natlan, aunque no era cierto, solo fue una semana. Aún lo ignoras. Cada vez que se cruza en tu camino, no puede decirte hola o adiós porque estabas allí y ahora te has ido, tipo shii.
—¡Oye, Kinich! —grita Mualani mientras sacude al hombre.
"Te escucho", le quita las manos de encima y ella le lanza una mirada solemne.
"¿Soy solo yo o T/N ha estado pegado a ese viajero desde que llegó?", dice Kinich mientras Mualani no pudo evitar darse vuelta para mirar al viajero. Estaban viendo a Kachina hacer su baile, sin darse cuenta de la conversación que se estaba desarrollando.
"¿Qué quieres decir?" Mualani levantó una ceja ante la repentina pregunta.
"T/N siempre está charlando con el viajero... sólo me miran fijamente cuando nuestras miradas se encuentran", responde honestamente mientras Mualani se queda sin aire.
"O-oye, sabes que T/N murió hace mucho tiempo, ¿verdad? Te salvaron en el Reino Nocturno..." Mualani no pudo evitar darle un apretón en el hombro antes de ponerse de pie y unirse al viajero y al kachina.
"¿Qué?" y justo en ese momento Ajaw apareció a su lado.
"¡Hablando de ser un gran tonto delirante!", grita Ajaw a su alrededor, "¡deberías dejar de pensar en tu amante muerto y seguir adelante! ¡Hay muchos peces en el mar!". Ajaw intenta aligerar el ambiente, pero solo lo envía a un tiempo fuera.
Kinich odia admitirlo, pero Ajaw tiene razón, tendrá que seguir adelante. Pero no tiene sentido, está seguro de que estabas allí.
-Hola.- Al escuchar tu voz saltó de su asiento, se está volviendo loco ¿no? Se gira hacia su izquierda y ahí estás tú, mirándolo con amor adorando tu rostro.
"¿De verdad eres tú?" No pudo evitar extender la mano, pero esta atravesó tu rostro.
"Voy a decirte mi último adiós, duele estar aquí. Viéndote sufrir y todo..." tu voz se apaga en un suave susurro mientras aprieta los puños. Si tan solo fuera más fuerte.
"Lo siento", dice suavemente mientras tus lágrimas amenazan con caer.
Él siempre ha sido así contigo, es dulce, estoico por fuera, especialmente con todos menos contigo. Siendo su amigo de la infancia, lo viste crecer, estuviste con él cuando perdió a su padre. Él era todo para ti. No puedes evitar dejar caer las lágrimas, enviándole una sonrisa genuina. Estás feliz de que esté vivo y a salvo.
"Por favor vive al máximo, te amo tanto, tanto." Le diste un abrazo, sólo esta vez volvió a sentir tu calor.
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