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Kinich siempre había pensado que eras bastante extraño, pero la verdadera magnitud de tu rareza es algo que descubre por pura casualidad.
Estás hablando con alguien cuyo nombre no conoce y no le interesa saber cuando entra al puesto de avanzada. Solo estaba allí para recoger algunos suministros, un recado sencillo que debería haberlo llevado hasta allí y salir, pero en cambio se encuentra observando con desgana el intercambio de mensajes con una leve punzada de interés.
Rápidamente se da cuenta de que pareces estar molesto por algo.
Poco después, consigue reconstruir la situación lo suficiente como para entender lo que está pasando. Estabas enfadado porque la persona en cuestión (un hombre de aspecto rudo de la Gente de los Manantiales, dada su vestimenta) había intentado estafarte para quitarte la mora que te correspondía por derecho. Por lo que él podía ver, parecía que ya le habías dado los bienes que quería, pero ahora se negaba a pagarte la cantidad total que estabas pidiendo.
No era algo poco común cuando Natlan era una nación tan grande y las distintas tribus operaban en gran medida de forma independiente unas de otras, un simple hecho que a veces daba lugar a tensiones entre las diferentes facciones. Había unos pocos entre ellos que no creían que sus pueblos vecinos merecieran la máxima mora por sus servicios solo porque no procedían del mismo origen. Incluso Kinich se había encontrado con esta situación algunas veces antes, pero siempre se alejaba en lugar de entretenerse.
Sin embargo, no se puede tener ese mismo lujo cuando el sustento depende del intercambio de bienes por dinero. No iba a haber nadie más dispuesto a pagar más por una bolsa de harina para compensar la pérdida de ingresos de la que era responsable este hombre, lo que significaba que, a largo plazo, no tendrías más opción que comértela.
Y esa era toda la información que Kinich necesitaba saber.
Sin detenerse lo suficiente para pensarlo más, da un paso adelante justo cuando realmente empiezas a atacar al tipo, golpeando agresivamente con el dedo su ancho pecho, donde lo tienes parcialmente acorralado en la esquina. A'jaw cuestiona agresivamente lo que está haciendo, pero Kinich simplemente lo ignora como suele hacer. Estaba mucho más concentrado en ti y en el hecho de que parecías estar a punto de tener un ataque de nervios.
—¡Y otra cosa, gran tonto! Vienes aquí exigiendo comprar casi todas mis existencias de... ¡Qué asco!
Te sobresaltas por completo cuando de repente Kinich aparece a tu lado y giras la cabeza para mirarlo.
—¡Oh, eres solo tú! ¡No me pilles desprevenido de esa manera! ¿No ves que estoy un poco ocupado ahora mismo?
"Puedo. Déjame encargarme de ello".
Haces una doble mirada rápida. " ¿Eh ? ¿De qué estás hablando? ¡Esto no tiene nada que ver contigo!"
"No importa. Yo me encargaré de esto a partir de ahora".
