୭˚. ᵎᵎ𝐓𝐄 𝐋𝐎 𝐏𝐑𝐎𝐌𝐄𝐓𝐎, 𝐊𝐈𝐍𝐈𝐂𝐇.୭˚. ᵎᵎ

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El crepúsculo cubrió a Natlan con un manto de tonalidades rojas y naranjas, una cruel ironía para Kinich , quien sintió el calor del fuego y el peso del deber ardiendo en su pecho, casi hasta el punto de quemarlo

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El crepúsculo cubrió a Natlan con un manto de tonalidades rojas y naranjas, una cruel ironía para Kinich , quien sintió el calor del fuego y el peso del deber ardiendo en su pecho, casi hasta el punto de quemarlo. Había pasado toda su vida preparándose para esta guerra, para la batalla contra el Abismo, pero nunca pensó que enfrentar el peligro significaría renunciar a lo que más valoraba en su vida: a ti.

La decisión había sido clara cuando la tomaron los ancianos del clan. Los héroes modernos, cada uno portador de los Nombres Antiguos, debían marchar al Reino de la Noche, esa dimensión donde las sombras del Abismo eran más fuertes, más feroces y donde la naturaleza misma de Natlan estaba en peligro. Aunque el Arconte Pyro había regresado, la Oda de la Resurrección se había debilitado. Esta vez, no había garantía de regreso, ni siquiera para él, uno de los guerreros prometedores.

Te esperaba bajo la sombra de un árbol, con la mirada perdida en el paisaje que podría ser el último que vería. Cuando por fin te acercaste, tragó saliva con fuerza, las palabras se le atascaron en la garganta. Te amaba, y eso lo hacía más difícil, más insoportable.

—Kinich , ¿qué te pasa?preguntaste suavemente, notando su expresión tensa. Habías visto a Kinich en batalla, en cacerías, en tiempos de lucha, pero nunca lo habías visto tan abatido. Parecía como si llevara el peso del mismísimo sol sobre sus hombros.

Kinich soltó un profundo suspiro, incapaz de mirarte directamente. Quería alejarte de la tormenta, de la incertidumbre, protegerte de la angustia que podía traer una espera interminable.

—Voy a ir a la guerra —dijo, con voz áspera, sus palabras como piedras cayendo al suelo. No hubo tiempo para que respondieras antes de continuar—. Y no voy a pedirte que me esperes. No sería justo para ti. No es seguro... Si no regreso... Parecía que Kinich estaba hablando consigo mismo en ese momento. Sin embargo, se concentró, su mirada se volvió más fría mientras miraba hacia otro lado.

"No importa. Lo diré sin rodeos: voy a romper contigo".

Tu silencio fue un duro golpe. Sabías de la guerra, conocías las historias de guerreros perdidos en el Reino de la Noche, atrapados por el Abismo, esperando sin un atisbo de esperanza. Pero el Kinich que conocías no era alguien que se rindiera tan fácilmente.

—¿Crees que puedes decidir eso por mí? —preguntaste con una intensa tristeza coloreando tus palabras—. ¡No quiero que desaparezcas como una sombra en la historia, Kinich! ¡No después de todo lo que hemos pasado juntos!

Se apartó levemente, con la mirada fija en el suelo, mientras luchaba por poner en palabras el miedo que lo atormentaba.

—No quiero que sufras esperando algo que quizá no ocurra, ¿entiendes? —dijo en un susurro. Había un eco de vulnerabilidad en sus palabras que era poco común en él, alguien que siempre había enfrentado la adversidad con la cabeza en alto. Pero esta vez era diferente. Esta vez, el miedo era una sombra que no podía ahuyentar.

Dudaste solo un momento antes de dar un paso hacia él, levantando una mano para tocar su rostro, obligándolo a mirarte. Su mirada era una tormenta de emociones: miedo, amor, culpa y algo más profundo, más oscuro.

—Escúchame , Kinich —dijiste con voz firme aunque te temblaban ligeramente las manos—. Natlan ha sobrevivido gracias a guerreros como tú, pero también gracias a los que se quedaron atrás, a los que recuerdan. No me pidas que te olvide, ni que me prepare para perderte sin siquiera intentarlo. Si decides irte, lo harás con la promesa de que haré todo lo que esté a mi alcance para que, pase lo que pase, tu Nombre nunca sea olvidado.

Kinich cerró los ojos, sintiendo el peso de tus palabras. Era una promesa y, al mismo tiempo, una súplica. Por un momento, imaginó cómo sería dejarte ir, borrar el rastro de los recuerdos compartidos y pensar en ti solo como una figura lejana, un sueño al que había renunciado. Y ese pensamiento lo desgarró.

—¿Por qué no me dejas hacer esto? —preguntó en un tono bajo, casi desesperado. No era una acusación, sino una confesión de su impotencia.

—Porque ...Tu voz se quebró y respiraste profundamente antes de continuar—. Porque te amo, Kinich. Porque esto no es solo una guerra; esta es nuestra vida, y si te pierdo en el Reino de la Noche, entonces también perderé una parte de mí. Si caes, caerás sabiendo que alguien aquí te recordará. No quiero una vida sin ti, incluso si eso significa esperar, incluso si eso significa arriesgarla.

Esas palabras finalmente rompieron las defensas de Kinich. Sintió que la determinación que había construido se desmoronaba y te abrazó, un gesto que contenía toda la fragilidad que había tratado de ocultar. El peso de la guerra, de sus responsabilidades, se desvaneció por un momento al sentir tu cercanía, al absorber el consuelo que le ofrecías, aunque fuera solo temporal.

—Prométeme que si regreso no habrá arrepentimientos —murmuró, buscando alguna certeza en medio de la incertidumbre.

Acariciaste su cabello suavemente, susurrando tus palabras con una devoción que le dio la fuerza que necesitaba.

—Te lo prometo, Kinich.

—Te lo prometo, Kinich

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CREDITOS

https://www.tumblr.com/himasgod/

𝐅𝐎𝐑𝐄𝐕𝐄𝐑 𝐓𝐎𝐆𝐄𝐓𝐇𝐄𝐑  ᵏᶤᶰᶤᶜʰ ˣ ʳᵉᵃᵈᵉʳDonde viven las historias. Descúbrelo ahora