Los días transcurrían lentamente para Izuku Midoriya. Después de aquel extraño encuentro con Dabi, no podía dejar de pensar en las palabras escritas en el suelo, en el fuego que nunca sintió como una amenaza y en esos ojos azul eléctrico que lo observaban como si lo conocieran profundamente. La vida en la U.A. seguía su curso, pero para Izuku, el tiempo parecía detenerse. Todo lo que una vez había dado por sentado, como las voces de sus compañeros o las instrucciones en plena batalla, ahora era inalcanzable. Las conversaciones a su alrededor fluían como un río cuyas aguas ya no podía sentir en su piel.Había mejorado en leer los labios, aunque no era una habilidad perfecta. A veces se perdía en medio de los diálogos, otras veces lo abrumaba la sensación de estar desfasado, de no poder reaccionar al instante. Pero si algo sabía Izuku, era que rendirse no era una opción. Aunque el silencio ahora fuera parte de él, seguía entrenando con la misma intensidad de siempre, empujando su cuerpo al límite y buscando maneras de mejorar.
Sin embargo, la soledad que sentía era algo nuevo. Sus amigos intentaban apoyarlo, pero había un abismo entre ellos que las palabras no podían cruzar. Y aunque sabían que Izuku estaba luchando internamente, él se cerraba, evitando que el dolor traspasara sus barreras. No quería ser una carga. No quería preocupar a nadie. Pero, en el fondo, extrañaba demasiado esa conexión que había tenido con el mundo.
Una noche, después de un largo día de entrenamiento, decidió caminar por la ciudad. A pesar de que las calles estaban repletas de gente, el joven héroe se sentía más solo que nunca. El bullicio de la urbe, que una vez había sido una constante en su vida, ahora era un simple eco distante. Sus pasos lo llevaron de nuevo al mismo parque donde se había encontrado con Dabi la primera vez, un lugar apartado y tranquilo, donde podía pensar sin distracciones.
La luna brillaba alta en el cielo, reflejándose en el agua del estanque cercano. Izuku se sentó en una banca, inclinando la cabeza hacia atrás, mirando las estrellas. No esperaba encontrarse con nadie, mucho menos con él. Pero la oscuridad siempre había sido el refugio de los villanos, y esa noche no era la excepción.
Sintió el calor antes de verlo, una brisa extraña que cortaba el frío nocturno. Giró la cabeza, y allí estaba Dabi, emergiendo de las sombras como un espectro. El villano caminaba despacio, con las manos en los bolsillos, su habitual expresión despreocupada pintada en el rostro.
Izuku se tensó al verlo, pero no se movió de la banca. No podía evitar la curiosidad que crecía dentro de él. ¿Qué quería Dabi de él? ¿Por qué lo seguía? No había signos de hostilidad, y aunque su instinto como héroe le decía que debía estar en guardia, algo en la mirada de Dabi le decía que no había peligro inmediato.
El villano se detuvo a unos metros de distancia, cruzando los brazos mientras lo miraba en silencio. Durante un momento, ninguno de los dos se movió. Era como si ambos estuvieran atrapados en una burbuja donde las palabras no eran necesarias, donde el simple acto de estar presentes lo decía todo.
Finalmente, Dabi sacó un pequeño cuaderno de su chaqueta y un bolígrafo. A Izuku le sorprendió verlo sacar algo tan mundano, pero el villano simplemente comenzó a escribir. Después de unos segundos, arrancó la página y se la extendió.
Izuku, sin dejar de mirarlo, tomó la hoja y leyó las palabras que Dabi había escrito con su caligrafía desordenada.
"¿Te has acostumbrado ya al silencio?"
El joven héroe sintió una punzada en el estómago. ¿Por qué Dabi le preguntaba algo tan personal? Era extraño ver a un villano interesarse por algo que no tuviera que ver con destrucción o poder. Pero había una sinceridad extraña en la pregunta, como si realmente quisiera saber cómo se sentía Izuku.
Izuku sacudió la cabeza lentamente, respondiendo de manera simple y honesta. No. No se había acostumbrado. Y dudaba que alguna vez lo hiciera.
Dabi lo observó por un momento, y luego escribió de nuevo en el cuaderno. Esta vez, cuando Izuku leyó las palabras, sintió una mezcla de sorpresa y confusión.
"El silencio puede ser más ruidoso que cualquier grito."
Izuku levantó la vista y se encontró con los ojos de Dabi, que lo miraban fijamente. Había algo en su mirada, una profundidad que no había notado antes. Era como si el villano entendiera su dolor, como si, de alguna manera, compartieran esa misma sensación de desconexión con el mundo. Izuku abrió la boca para hablar, pero se detuvo. No podía. No sabía qué decir.
Dabi pareció notar su incomodidad y se sentó en el respaldo de una banca cercana, cruzando una pierna sobre la otra mientras encendía una pequeña llama en la punta de su dedo. El fuego azul brillaba en la oscuridad, pero no parecía amenazante. Era solo un recordatorio del poder que Dabi tenía siempre a su disposición.
"¿Por qué estás aquí?" escribió Izuku en una hoja de su propio cuaderno, entregándosela con el ceño fruncido. Quería entender. Necesitaba entender qué buscaba Dabi en él, por qué lo seguía de esta manera tan extraña y enigmática.
Dabi leyó la nota y esbozó una sonrisa torcida. Luego, escribió algo de vuelta y se la devolvió.
"¿Por qué tú estás aquí?"
Izuku frunció el ceño aún más. Esa respuesta no le daba ninguna claridad, pero sí lo obligaba a pensar en sus propias motivaciones. ¿Por qué estaba allí? ¿Por qué, después de perder algo tan vital como su audición, seguía buscando momentos de soledad en lugar de estar con sus amigos? ¿Por qué, en lugar de aferrarse a lo que le quedaba, buscaba el silencio que tanto odiaba?
Se dio cuenta de que, de alguna manera, había empezado a huir. A huir del ruido que ya no podía escuchar, del mundo que ya no sentía como propio. Y tal vez, al igual que él, Dabi estaba huyendo de algo también.
El villano lo miraba, con esa sonrisa misteriosa en el rostro, como si supiera exactamente lo que pasaba por la mente de Izuku. Y quizás lo hacía. Porque, aunque se encontraban en lados opuestos de la ley, ambos compartían ese mismo sentimiento: el de estar desconectados, aislados en un mundo que no podían comprender completamente.
Dabi volvió a escribir una última vez antes de levantarse.
"No eres el único que se siente atrapado en el silencio."
Izuku leyó las palabras y sintió una conexión inesperada, una comprensión mutua que no necesitaba de sonidos ni de explicaciones. Ambos estaban atrapados en sus propios silencios, en sus propias luchas internas. Y aunque sus caminos eran diferentes, había algo en ese silencio compartido que los unía de una manera que ni siquiera podían explicar.
Dabi guardó el cuaderno en su chaqueta y se giró, caminando hacia las sombras una vez más, dejándolo solo en el parque. Pero esta vez, el silencio no se sintió tan abrumador. Porque ahora, sabía que no estaba completamente solo.
Izuku observó cómo el villano desaparecía entre los árboles, preguntándose si volvería a verlo pronto. Y, de alguna manera, esperaba que así fuera. Porque, aunque no lo entendía del todo, algo en él se había encendido. Algo que rompía, aunque solo un poco, el eco solitario que lo envolvía.
BUENO ESPERO QUE LES ALLA GUSTADO ^^
PALABRAS:
1241BYEEE💗
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RandomPos no se que decir DABIDEKU -++++ Espero que les guste mi historia