CAP, 5:LA DANZA ENTRE SOMBRAS Y LUCES

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El beso había dejado a Izuku sumido en un torbellino de emociones. Cada latido de su corazón resonaba en su pecho como un tambor, marcando el ritmo de una conexión que parecía crecer en intensidad. En ese momento, en medio de la calma nocturna, se dio cuenta de que no solo había cruzado una línea entre ellos, sino que había cruzado también una línea dentro de sí mismo. Lo que había comenzado como un vínculo de curiosidad se transformaba en algo más profundo, más visceral. No podía evitar pensar que, tal vez, su vida no sería igual de nuevo.

La luna, alta en el cielo, iluminaba sus rostros, creando un halo etéreo a su alrededor. Dabi, todavía tan cerca, lo miraba con una intensidad que lo hacía sentir expuesto, pero de una forma que no le incomodaba. Era como si el villano pudiera ver directamente a través de las capas de inseguridades que había construido durante toda su vida. Y, por alguna razón, eso le daba valor.

—"¿Qué hacemos ahora?" —murmuró Izuku, usando el lenguaje de señas para comunicarse, sintiendo que el contacto visual se volvía crucial.

Dabi sonrió, su expresión era enigmática, como si estuviera evaluando las posibilidades. Luego se inclinó un poco más hacia adelante, acercándose. Sus labios estaban tan cerca de nuevo que Izuku podía sentir el calor que emanaba de él, una mezcla de fragancia a humo y algo más, algo que solo podía describirse como fuego. El villano pareció dudar, y por un breve instante, la confianza en su mirada flaqueó.

—Podríamos seguir así, o podríamos encontrar un lugar donde nadie nos interrumpa —respondió Dabi, su voz suave pero cargada de una intensidad palpable.

Izuku sintió un escalofrío recorrer su espalda. La idea de escapar de la realidad, de encontrar un refugio en el que pudieran ser ellos mismos, le pareció tentadora. Pero también era aterradora. ¿Qué significaba eso realmente? ¿Acaso estaban listos para dar ese paso? Aun así, sabía que había algo en esa invitación que lo llamaba, algo que lo atraía hacia el fuego, hacia Dabi.

—¿A dónde? —preguntó, su nerviosismo haciéndose evidente en su expresión.

Dabi se apartó un poco, su mirada volviendo a la oscuridad del parque. Podía ver las sombras de los árboles danzando bajo la luz de la luna, y en su interior, un plan comenzaba a tomar forma.

—Hay un lugar, no muy lejos de aquí. Un antiguo almacén que he estado utilizando como refugio. Es un lugar donde podemos estar solos. Donde no hay héroes ni villanos, solo nosotros.

El corazón de Izuku latía con fuerza. El viejo almacén. Había oído rumores sobre ese lugar, un sitio donde se decía que Dabi solía ir a esconderse. ¿Era realmente seguro? La parte lógica de su mente le decía que debía dudar, que debía pensar en las consecuencias. Pero otra parte de él, esa parte que había comenzado a liberarse del miedo, lo impulsaba a seguirlo.

—De acuerdo —respondió, sintiendo que había tomado la decisión correcta. La emoción burbujeaba dentro de él mientras se levantaban de la banca, dispuestos a adentrarse en el desconocido.

Mientras caminaban, Dabi lideraba el camino, y aunque la oscuridad de la noche parecía envolverlos, había una luz tenue que parecía emanar de la conexión que compartían. Izuku no podía evitar robar miradas a Dabi, observando cómo se movía con una gracia natural, como un depredador que conocía su territorio. Había algo hipnótico en él, algo que lo hacía sentir tanto admiración como fascinación.

El camino hacia el almacén no era largo, pero cada paso se sentía cargado de expectativas. Cuando finalmente llegaron, Dabi empujó la puerta de madera desgastada, que chirrió al abrirse, revelando un interior oscuro y polvoriento.

Izuku sintió un escalofrío de emoción recorrer su cuerpo al entrar. El lugar estaba lleno de sombras y luz tenue, un reflejo perfecto de lo que estaban sintiendo. A través de las ventanas rotas, la luna iluminaba el espacio, creando un ambiente casi mágico. El aire estaba impregnado de un leve olor a madera envejecida y a algo más que Izuku no podía identificar.

ও𝕊𝕆ℝ𝔻𝕆ও⟬ܻժׁׅ݊ɑׁׅ֮ϐׁꪱׁׁׁׅׅׅժׁׅ݊ꫀׁׅܻ݊ƙׁׅυׁׅ⟭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora