El sol se alzaba suavemente sobre el horizonte, bañando la pequeña casa donde Izuku y Dabi vivían con una cálida luz dorada. Ya no eran el héroe y el villano que alguna vez habían sido. Ahora, compartían una vida tranquila y serena, lejos de los conflictos que una vez definieron sus destinos. Después de todo lo que habían pasado, se habían casado y construido algo hermoso, una vida juntos llena de paz y amor.Izuku, quien ya no asistía a la UA, había encontrado su propósito en otro lugar. No necesitaba ser un héroe para marcar la diferencia; lo había aprendido a lo largo del tiempo con Dabi. Aunque todavía tenía su inquebrantable deseo de ayudar a los demás, lo hacía de formas más pequeñas y personales, trabajando en su comunidad y apoyando a aquellos que más lo necesitaban.
Dabi, por su parte, había dejado atrás el manto de villano. Había decidido renunciar a su vida anterior, una vida que había estado marcada por el odio y la venganza. Ahora, al lado de Izuku, se sentía como una persona nueva. Aún conservaba sus cicatrices, tanto físicas como emocionales, pero con Izuku a su lado, esas heridas comenzaban a sanar.
Esa mañana, mientras Izuku preparaba el desayuno, Dabi lo observaba desde la puerta, apoyado contra el marco con una leve sonrisa en los labios. Nunca se había imaginado que este sería su destino: una vida tranquila, llena de pequeños momentos de felicidad. Ver a Izuku moverse por la cocina, tarareando una melodía suave, le hacía sentir una paz que nunca había conocido antes.
—Nunca pensé que serías tan bueno en la cocina —dijo Dabi, acercándose y envolviendo a Izuku por la cintura, apoyando la barbilla en su hombro.
Izuku sonrió, sintiendo el calor reconfortante de Dabi a su espalda. Aunque no podía escuchar las palabras de su esposo, entendía el cariño en su mirada, la forma en que sus brazos lo rodeaban con suavidad. El amor de Dabi no necesitaba palabras, porque lo demostraba en cada gesto, en cada mirada.
—¿Cómo te gustaría los huevos? —preguntó Izuku, levantando una pequeña pizarra en la que había escrito con tiza de colores.
Dabi se rió suavemente, inclinándose para besar la mejilla de Izuku antes de contestar. Era un pequeño ritual que compartían desde hacía meses, y nunca dejaba de sentirse especial.
—Como quieras. Lo que sea que hagas, sé que será perfecto —respondió Dabi, mirando la pizarra y luego sonriendo.
Izuku asintió y continuó cocinando, disfrutando de la simpleza del momento. No había ruido, no había peligro ni caos. Solo estaban ellos, compartiendo una mañana tranquila como cualquier pareja normal. El hecho de que Dabi ya no fuera un villano y que Izuku hubiera dejado atrás la vida de la UA había creado un espacio para algo que nunca pensaron posible: una vida compartida sin el peso del pasado.
Una vez que el desayuno estuvo listo, se sentaron juntos en la pequeña mesa del comedor, un lugar que se había convertido en su refugio. La luz del sol entraba a través de las ventanas, bañando la mesa en una calidez dorada. Mientras comían, intercambiaban miradas y sonrisas, sin necesidad de hablar. Habían aprendido a comunicarse de formas que iban más allá de las palabras.
Después de desayunar, Dabi se levantó de la mesa y caminó hacia la ventana. Su mirada se perdió en el paisaje, pero su mente estaba en Izuku. Nunca había pensado que podría dejar atrás todo lo que había sido, todo el dolor y la rabia que lo habían definido. Pero Izuku, con su ternura y su perseverancia, había cambiado eso. Izuku le había mostrado que merecía algo mejor, que podía ser algo más que el villano que todos temían.
—¿En qué piensas? —escribió Izuku en su pizarra, acercándose por detrás y abrazando a Dabi por la cintura.
Dabi sonrió y miró por encima del hombro antes de girarse para abrazar a Izuku. Se inclinó y, con su dedo, trazó una línea suave sobre el labio inferior de Izuku, una caricia ligera pero llena de significado.
—Solo pienso en cómo cambiaste mi vida —respondió Dabi, su voz suave, casi un susurro.
Izuku levantó la pizarra de nuevo, esta vez escribiendo algo que hizo que el corazón de Dabi se acelerara: Tú también cambiaste la mía. No importa lo que pase, siempre estaré contigo.
Dabi miró las palabras durante un largo momento, sintiendo que todo lo que alguna vez había temido se desvanecía en esa simple promesa. Había encontrado algo más grande que él mismo, algo más poderoso que cualquier deseo de venganza o odio. Había encontrado el amor, un amor verdadero, y lo tenía en los brazos de Izuku.
Sin pensarlo dos veces, Dabi se inclinó hacia adelante y besó a Izuku, profundo y apasionado, como si quisiera transmitir en ese beso todo lo que no podía expresar con palabras. Izuku respondió con la misma intensidad, sosteniéndolo como si el mundo a su alrededor se desvaneciera. El beso no era solo un gesto físico, era una reafirmación de todo lo que compartían, de la vida que habían construido juntos.
Finalmente, cuando se separaron, ambos sonrieron, sus frentes tocándose mientras compartían una respiración tranquila. Dabi acarició la mejilla de Izuku, y en ese gesto, ambos supieron que habían encontrado su hogar el uno en el otro.
—Siempre te amaré, sin importar lo que venga —dijo Dabi, susurrando esas palabras que Izuku no podía escuchar, pero que, de alguna manera, sabía que comprendía.
ETTO, EN UN RATO SUBO EL CAP 20 :D
Espero que les allá gustado💗🍉
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BYEEE~~~~
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ও𝕊𝕆ℝ𝔻𝕆ও⟬ܻժׁׅ݊ɑׁׅ֮ϐׁꪱׁׁׁׅׅׅժׁׅ݊ꫀׁׅܻ݊ƙׁׅυׁׅ⟭
De TodoPos no se que decir DABIDEKU -++++ Espero que les guste mi historia