CAP 29:LA VISION DEL MAÑANA

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La mañana se levantaba lentamente sobre la costa de Kamakura, tiñendo el cielo de suaves tonos dorados y rosados mientras las olas rompían en la orilla con un ritmo constante y relajante. Era una de esas mañanas en las que el mundo parecía perfecto en su simplicidad, y para Izuku y Dabi, todo parecía fluir con una naturalidad inquebrantable.

Después de tantas experiencias juntos, de momentos de lucha y reconciliación, habían encontrado un equilibrio que les permitía disfrutar de los pequeños placeres de la vida. Izuku se despertó antes que Dabi, como solía hacer. Se deslizó fuera de la cama sin hacer ruido y se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. Sabía que Dabi adoraba esas mañanas donde podían relajarse, sin tener que preocuparse por el pasado o el futuro, solo vivir el presente.

Mientras preparaba el café y ponía a cocinar los huevos, Izuku no podía evitar recordar todas las conversaciones que habían tenido recientemente sobre su futuro. Ambos habían cambiado, habían crecido y evolucionado. Ya no eran las personas que habían sido cuando se conocieron. Dabi había dejado atrás su vida como villano, y Izuku había abandonado la academia de héroes, buscando una vida donde pudieran construir algo más grande juntos, algo más allá del bien y el mal.

Cuando Dabi entró a la cocina, su cabello aún desordenado por el sueño, encontró a Izuku tarareando suavemente mientras colocaba los platos sobre la mesa.

—Buenos días, soñador —dijo Dabi, con una sonrisa suave mientras se acercaba a Izuku para darle un beso en la mejilla.

Izuku se rió suavemente, disfrutando de la sensación de los labios de Dabi contra su piel. —Buenos días, dormilón. He preparado tu desayuno favorito.

Dabi se sentó a la mesa y miró el plato con gratitud. No era nada sofisticado, pero la simpleza del desayuno preparado con cariño hacía que todo tuviera un sabor especial. Tomó un sorbo de café y observó a Izuku, que se había sentado frente a él con una expresión tranquila y feliz.

—¿Estás pensando en algo? —preguntó Dabi, notando la mirada reflexiva de Izuku.

Izuku sonrió, su expresión serena pero cargada de una profundidad que Dabi reconocía bien. —Sí, estaba pensando en nosotros. En todo lo que hemos construido, y en lo que viene después.

Dabi asintió lentamente. Sabía a lo que se refería. Desde que habían renovado sus votos, el tema del futuro estaba siempre presente en sus conversaciones, aunque no necesariamente de forma inmediata. Ambos habían hablado de la posibilidad de formar una familia, pero también sabían que, aunque lo deseaban, el momento exacto no era algo que debieran apresurar.

—Sabes que no importa cuándo o cómo, siempre estaré contigo —dijo Dabi, su voz baja pero firme—. No importa si es ahora o dentro de un año. Lo importante es que sigamos avanzando juntos.

Izuku asintió, agradecido por la comprensión de Dabi. —Lo sé, y eso me hace sentir seguro. Es solo que... últimamente, he estado pensando más en cómo sería realmente dar ese paso.

Dabi lo miró con curiosidad. —¿A qué te refieres?

Izuku bajó la mirada por un momento, recogiendo sus pensamientos antes de responder. —Estuve hablando con algunos amigos en la ciudad, y mencionaron algo sobre la posibilidad de adoptar. No es algo que tengamos que hacer de inmediato, pero... pensé que sería una forma de empezar a construir lo que hemos soñado.

La idea de adoptar no era nueva para ellos, pero escuchar a Izuku mencionarlo con tanta seriedad le hizo sentir a Dabi que el futuro estaba más cerca de lo que pensaban. Se quedó en silencio por unos momentos, reflexionando sobre lo que significaba ese paso.

—Adoptar... —murmuró Dabi—. No había pensado que estuviéramos tan cerca de eso.

Izuku sonrió suavemente. —Yo tampoco, al principio. Pero la idea se ha estado quedando en mi mente, y creo que podríamos hacerlo realidad cuando estemos listos.

Dabi suspiró, una sonrisa lenta apareciendo en su rostro. —Me gusta la idea. Nunca pensé que estaría en esta posición, considerando algo tan grande, tan... normal. Pero si es contigo, Izuku, cualquier cosa se siente bien.

Izuku sintió un calor en su pecho al escuchar esas palabras. Para alguien como Dabi, que había pasado por tanto dolor y oscuridad, decir algo así era un testimonio de cuánto había cambiado. Habían llegado lejos juntos, y ahora se encontraban ante la posibilidad de formar algo más grande que solo ellos dos.

—Podemos tomarnos nuestro tiempo —continuó Izuku, queriendo que Dabi supiera que no lo estaba apresurando—. No quiero que te sientas presionado. Solo quería que supieras lo que estaba en mi mente.

Dabi se levantó lentamente y caminó hacia Izuku, tomando su mano con suavidad y acariciando sus dedos. —Izuku, nunca me sentiría presionado contigo. Lo que tenemos es lo más importante, y si eso significa formar una familia juntos, entonces estoy más que dispuesto a hacerlo cuando llegue el momento.

Se quedaron allí por un momento, tomados de la mano en silencio, disfrutando de la conexión que los unía. El futuro estaba lleno de posibilidades, pero sabían que lo enfrentarían juntos, con paciencia y amor.

Después de terminar el desayuno, decidieron salir a dar un paseo por la ciudad. Kamakura era conocida por sus templos y jardines tranquilos, y esa mañana parecía el momento perfecto para disfrutar de un poco de naturaleza. Mientras caminaban, Izuku no podía evitar notar cómo todo se sentía diferente desde que habían renovado sus votos. Había una paz entre ellos, una certeza de que no importaba lo que pasara, siempre estarían el uno para el otro.

—¿Sabes? —dijo Dabi mientras caminaban juntos por un sendero rodeado de árboles—. Me gusta pensar en cómo sería nuestra vida con un niño. Imagino a alguien corriendo por la casa, preguntando cosas sobre el mundo y haciendo travesuras.

Izuku rió suavemente. —Sí, también lo he pensado. Me pregunto si sería como tú, más reservado, o como yo, más... curioso.

Dabi lo miró de reojo, una sonrisa juguetona en su rostro. —Definitivamente sería como tú. Pero no sé si el mundo podría manejar a otro Izuku Midoriya.

Izuku le dio un suave golpe en el brazo, riendo. —¡Oye!

Dabi se rió también, y el sonido de sus risas se mezcló con el susurro de las hojas en el viento. El futuro era incierto, pero mientras caminaban juntos, sabían que cualquier desafío sería más fácil de enfrentar si lo hacían de la mano.

El día pasó rápidamente, y cuando regresaron a casa al atardecer, ambos se sentían relajados y llenos de energía positiva. Sabían que el futuro traería consigo nuevos retos y alegrías, pero también sabían que lo más importante era que habían encontrado la paz y el amor que tanto habían buscado.

Mientras se preparaban para ir a la cama esa noche, Dabi se recostó junto a Izuku, mirando el techo con una sensación de calma en su pecho.

—Izuku —murmuró Dabi, su voz suave en la oscuridad—. No sé qué nos depara el futuro, pero sé que estoy listo para cualquier cosa, siempre que sea contigo.

Izuku se giró hacia él, tomando su mano y entrelazando sus dedos. —Yo también, Dabi. Estoy listo para todo lo que venga, y sé que lo enfrentaremos juntos.

Y así, con el sonido del mar como telón de fondo, se quedaron dormidos, sabiendo que el mañana traería consigo nuevas aventuras, y que juntos, podrían con todo.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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