CAP, 4:ENTRE LLAMAS Y SUSURROS DEL ALMA

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El silencio de la noche se volvió cómplice de un momento en el que el tiempo parecía haberse detenido. Izuku seguía sintiendo el leve calor en su mejilla, ese calor que no quemaba, sino que reconfortaba. El toque de Dabi, aunque inesperado, lo había hecho sentir más vivo que nunca. Era extraño cómo alguien a quien debía ver como enemigo, alguien que representaba caos y destrucción, lograba que su corazón latiera de una manera tan acelerada. ¿Era miedo? ¿Confusión? ¿O algo mucho más profundo y más complicado?

Dabi seguía frente a él, sus ojos azules fijos en los de Izuku, con una mirada que parecía ver mucho más allá de la superficie. Ya no era solo un villano, un antagonista en la vida de Izuku. Ahora era una presencia que le removía algo dentro del pecho, algo que había intentado ocultar tras su dolor, tras la pérdida de su audición. Era la única persona que parecía atravesar esa barrera invisible de silencio que lo aislaba del resto del mundo.

Dabi rompió el contacto visual por un momento, como si estuviera reflexionando sobre lo que acababa de suceder. Luego, casi con suavidad, volvió a alzar una mano, esta vez más segura, rozando de nuevo la mejilla de Izuku. El héroe sintió un estremecimiento recorrerle la espalda. Pero no se apartó. Algo en ese toque, algo en la calidez que irradiaba, lo hacía sentir que no debía moverse. Era como si ese contacto fuera el único hilo que lo mantenía anclado en el presente.

—Te ves mejor cuando sonríes —murmuró Dabi, con una voz suave, apenas perceptible. Aunque Izuku no podía oírla, lo entendió por la forma en que los labios del villano se movieron. La sensación de su aliento contra su piel envió una descarga eléctrica por su cuerpo.

Izuku bajó la mirada, sintiendo el rubor subir por sus mejillas. Era un cumplido simple, pero viniendo de alguien como Dabi, parecía cargado de significados ocultos. Nadie lo había hecho sentir de esa manera antes, tan expuesto y, al mismo tiempo, tan protegido. ¿Cómo era posible que un villano, de todas las personas, pudiera tener ese efecto en él?

Con sus dedos temblorosos, Izuku levantó su cuaderno, sabiendo que, si no escribía lo que sentía, nunca se atrevería a decirlo. Sus pensamientos estaban revueltos, sus emociones un caos, pero tenía que saber, tenía que entender por qué Dabi estaba haciendo esto. Por qué estaba mostrándose de una manera tan vulnerable.

"¿Por qué me haces sentir así?"

Dabi leyó las palabras con detenimiento, sus ojos escaneando cada letra como si estuviera buscando algo oculto entre las líneas. Luego, sonrió levemente, esa sonrisa torcida que tanto caracterizaba al villano. Pero esta vez no había burla en ella. Era una sonrisa genuina, aunque algo triste.

—Tú me haces sentir algo también —dijo en un tono bajo, casi susurrante, aunque Izuku solo pudo adivinarlo por el movimiento de sus labios—. Algo que creía que había olvidado.

La mano de Dabi se movió lentamente desde la mejilla de Izuku hasta su cuello, bajando con una suavidad que contrastaba con todo lo que él era: un villano, un incendiario, un destructor. Y, sin embargo, en ese momento, Dabi no parecía ninguna de esas cosas. Sus dedos eran delicados, como si estuviera cuidando de no romper algo frágil y valioso. Izuku no pudo evitar cerrar los ojos ante ese contacto, su corazón latiendo tan fuerte que casi podía sentirlo en sus oídos, aunque el sonido ya no llegara a ellos.

Dabi dio un paso más cerca, acortando la distancia entre ellos hasta que ambos podían sentir el calor del otro. Izuku abrió los ojos lentamente, encontrándose de nuevo con los de Dabi, que lo miraban con una intensidad que hacía que el mundo entero desapareciera a su alrededor. Era como si, en ese pequeño espacio entre ellos, no existiera nada más que el latido compartido de sus corazones.

Izuku, sintiendo una oleada de coraje que no sabía de dónde provenía, alzó una mano temblorosa y la colocó en el pecho de Dabi, justo sobre su corazón. Sintió el calor bajo la tela de su chaqueta, pero más allá de eso, sintió el latido firme y constante del villano. Era algo que no había esperado, sentir que Dabi, alguien que parecía tan distante, también tenía un corazón que latía con fuerza. También era humano.

—Eres diferente a los demás —le dijo Dabi, sus labios apenas moviéndose mientras lo miraba—. Y eso me asusta.

Las palabras golpearon a Izuku con fuerza. ¿Dabi tenía miedo? ¿De él? No, no era de él. Era de lo que representaba, de lo que estaban comenzando a compartir. Porque, por más que ambos quisieran negarlo, algo profundo estaba creciendo entre ellos, algo que ninguno de los dos podía controlar. Era como un fuego que ardía sin quemar, un fuego que se encendía más cada vez que se miraban, cada vez que se tocaban.

Izuku no sabía qué hacer con lo que estaba sintiendo. No era solo atracción. Era algo más, algo que iba más allá de la superficie, algo que conectaba con las partes más ocultas de su ser. Dabi, con todas sus cicatrices, con su oscuridad, lo hacía sentir... completo. Lo hacía sentir que, a pesar del silencio, a pesar de todo lo que había perdido, aún podía ser visto, aún podía ser amado.

Porque sí, aunque no se atrevía a decirlo en voz alta, lo sentía. Sentía que había algo más que simple atracción física o curiosidad en lo que estaba ocurriendo entre ellos. Era como si, de alguna manera, ambos hubieran encontrado en el otro lo que les faltaba. Y eso, de alguna forma, era aterrador y emocionante al mismo tiempo.

Dabi, notando la confusión en los ojos de Izuku, dejó escapar un suspiro suave y bajó su mirada hacia la mano que aún estaba sobre su pecho. Luego, con movimientos lentos y deliberados, tomó la mano de Izuku entre las suyas. No era un gesto posesivo ni controlador. Era suave, casi cariñoso. Sus dedos, ásperos y marcados por las llamas, rozaron la piel de Izuku como si temiera dañarlo.

El villano acercó su rostro aún más, hasta que sus frentes se tocaron de nuevo, como lo habían hecho antes. Pero esta vez, había algo más en ese gesto. Algo que no necesitaba palabras para ser entendido. Izuku sintió el aliento cálido de Dabi sobre sus labios, y durante un segundo, el mundo entero pareció detenerse.

Y entonces sucedió.

Dabi, lentamente, cerró los ojos y dejó que sus labios rozaran los de Izuku en un beso suave, casi tímido. Fue un contacto ligero, apenas un susurro, pero el impacto fue inmediato. Izuku sintió como si una llama se hubiera encendido dentro de él, una llama que no quemaba, pero que llenaba cada rincón de su ser con calor. Cerró los ojos, entregándose a ese momento, a esa conexión que no necesitaba sonidos, solo sensaciones.

El beso fue corto, pero cargado de una emoción que ninguno de los dos podía negar. Cuando se separaron, ambos permanecieron en silencio, sus respiraciones mezclándose en el aire frío de la noche. Izuku abrió los ojos lentamente, encontrando de nuevo los de Dabi, que lo miraban con una mezcla de vulnerabilidad y algo que solo podía describirse como ternura.

Dabi sonrió de lado, esa sonrisa torcida que Izuku había llegado a reconocer como una señal de que algo más profundo se estaba gestando en su interior. Y, por primera vez, Izuku se permitió sonreír de vuelta.

Porque en ese momento, supo que, a pesar de todo, Dabi lo veía. Lo veía por completo, sin el peso de ser un héroe, sin las expectativas que todos los demás tenían de él. Dabi lo veía en su silencio, en su soledad, y lo aceptaba.

Y eso, pensó Izuku, era todo lo que necesitaba.
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                                                             BUENO ESPERO QUE LES ALLA GUSTADO EL CAP :D

BYEEE, LOS QUIERO💗

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