Discusión

6 1 1
                                    

Era una mañana soleada, pero el ambiente en la sala del trono estaba cargado de tensión. Nyx y yo estábamos de pie frente a mi padre, tratando de mantener la calma mientras le relatábamos lo que habíamos escuchado la noche anterior. Mi corazón latía con fuerza, y mis manos temblaban ligeramente a medida que las palabras salían de mis labios. Cassandra, la esposa de mi padre, estaba conspirando para asesinarlo a él, a mí, y a Nyx. Pero lo que más me dolía era lo que mi padre estaba a punto de hacer.

—Padre, tienes que creerme —dije con desesperación, mi voz apenas contenida mientras intentaba explicarle por tercera vez lo que habíamos escuchado—. Cassandra estaba hablando con un hombre en la sala contigua. Ella planea deshacerse de ti, de mí y de Nyx. Lo escuchamos todo.

Nyx, junto a mí, asentía con la mandíbula tensa. Sabía que él estaba tan frustrado como yo, pero por respeto a mi padre, se estaba conteniendo. Aún así, su postura firme demostraba su compromiso con la verdad. Ambos estábamos luchando por proteger a mi familia, por salvar a mi padre. Pero él no lo veía así.

—Lyriselle, ya basta —mi padre levantó la mano en un gesto que parecía querer poner fin a la conversación—. Esto es ridículo. ¿Cómo puedes acusar a Cassandra de algo tan atroz sin pruebas? Solo porque no la toleras no significa que puedas inventar historias para desacreditarla.

Me quedé helada por un momento. Sentí como si me hubieran dado una bofetada. ¿Cómo podía estar tan ciego? ¿Cómo podía pensar que esto era una cuestión de celos o antipatía personal? No era solo una cuestión de gusto, Cassandra era peligrosa.

—¿Crees que estoy inventando esto? —pregunté, mi voz elevándose un poco más de lo que había planeado—. ¿De verdad crees que estaría aquí, acusando a tu esposa, si no estuviera completamente segura de lo que escuché? ¡Ella está planeando matarte, a ti y a mí! ¡Está conspirando contra nuestra familia!

Mi padre se levantó del trono y me miró con severidad, su ceño fruncido con incredulidad.

—Lyriselle, no puedo aceptar acusaciones tan graves basadas en lo que tú y tu... —hizo una pausa, mirando a Nyx con evidente incomodidad—, tu acompañante, creen haber escuchado en una conversación privada. Cassandra es mi esposa, y jamás me haría daño. Estás dejando que tus sentimientos personales nublen tu juicio.

Me quedé mirándolo, incapaz de comprender cómo mi propio padre podía ignorar algo tan obvio. Sentí una mezcla de ira y dolor subir por mi pecho, apretando mi garganta y dificultando la respiración. Nyx, a mi lado, intentó intervenir con más calma que yo.

—Majestad —dijo en tono controlado—, no estamos aquí para hacer acusaciones ligeras. Lo que escuchamos fue claro. Cassandra hablaba de derrocarte, de eliminarte a ti y a tu hija. Sabemos lo que oímos, y mi lealtad está con Lyriselle y con este reino. No hay duda de que algo está muy mal.

Mi padre lo miró por un momento, y sentí una chispa de esperanza, pero fue fugaz. Sacudió la cabeza con frustración.

—Nyx, entiendo tu preocupación, pero no puedes esperar que me deshaga de mi esposa por rumores y acusaciones sin fundamento. Cassandra ha sido una fiel reina y no hay pruebas que demuestren lo contrario.

No podía creer lo que estaba escuchando. Mi propio padre, el hombre que me había criado, que siempre me había protegido, estaba negando la verdad solo porque provenía de mí y no de alguien más. Apreté los puños, sintiendo que la indignación hervía dentro de mí.

—¿Así que prefieres creer en una don nadie que apenas ha estado a tu lado unos pocos años que en mí, tu propia hija? —le solté, mis palabras cargadas de dolor y rabia—. ¿Prefieres defender a una mujer que ni siquiera es digna de estar a tu lado, antes que protegerme a mí, tu propia sangre?

La Princesa y el Vínculo Mágico ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora