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Jeonghan apenas estaba empezando a entender la vida en el campo, pero parecía que cada día se encontraba con una sorpresa nueva. Esta vez, la sorpresa era un caballo. Y no cualquier caballo, sino uno enorme, con ojos oscuros y una actitud un poco intimidante. Estaba paseando por el jardín de su abuela como si fuera suya la casa, mordisqueando las plantas sin ningún reparo.

Con los ojos muy abiertos, Jeonghan observó desde la ventana. En la ciudad, sus mayores problemas habían sido cosas como el tráfico o los vecinos ruidosos.

Pero aquí... aquí tenía un caballo en su jardín. ¿Qué se supone que hacía? No tenía ni la menor idea. Respiró hondo, intentando reunir valor para ir afuera, pero al ver los enormes dientes del animal, retrocedió inmediatamente.

No, esto es demasiado. Este caballo puede oler mi miedo, seguro que se lanza sobre mí.

Tomó el teléfono y, con un toque de desesperación, le envió un mensaje a Seungcheol.

Jeonghan: ¡Seungcheol! Hay un caballo en el jardín de mi abuela y... bueno... tengo un poco de miedo. No sé cómo sacarlo, estoy solo. ¿Puedes venir a ayudarme?

Después de unos minutos que parecieron una eternidad, llegó la respuesta.

Seungcheol: ¿Un caballo? (emoji de risa) Necesito ser espectador de esto, voy para allá. No lo molestes, debe tener hambre.

Jeonghan puso los ojos en blanco. Fácil para Seungcheol decirlo; no era él quien tenía a un caballo saqueando el jardín. Se quedó pegado a la ventana hasta ver a Seungcheol aparecer en la entrada luego de bajarse de su moto, cruzando el jardín con la tranquilidad de alguien que parecía tener todo bajo control. Con una mezcla de nervios y emoción, Jeonghan lo observó desde la distancia.

¡Es tan genial! Y encima valiente. Claro, él no le teme ni a un caballo gigante.

Seungcheol se acercó al caballo y le habló en voz baja, como si fuera un perro gigante. Jeonghan no pudo evitar quedarse impresionado. Mientras él retrocedía ante un simple relincho, Seungcheol ni siquiera parpadeaba.

—Voy a sacarlo, no te preocupes —dijo Seungcheol, mirándolo de reojo con una sonrisa divertida.

Jeonghan intentó parecer relajado, aunque sus manos aún temblaban un poco.

—Gracias. No es que tenga miedo ni nada, es solo que... no quería molestar al caballo. Ya sabes, no quería... interrumpir su almuerzo —murmuró, intentando sonar despreocupado.

Seungcheol soltó una pequeña carcajada.

—Claro, claro. Muy noble de tu parte.

Jeonghan sintió sus mejillas enrojecerse, pero antes de poder decir algo, Seungcheol hizo un chasquido con la lengua, atrayendo la atención del caballo, que de inmediato lo siguió como si fuera un viejo amigo. El animal caminó con él hasta salir del jardín, y Jeonghan se sintió aliviado, aunque también un poco avergonzado de haber necesitado ayuda.

Es tan genial. Incluso los caballos lo respetan. ¿Por qué me mira así? Ah, seguro piensa que soy un cobarde.

Al ver a Seungcheol regresar, decidió enfrentarlo con una sonrisa.

—Bueno, no fue tan complicado, ¿verdad?

Seungcheol se cruzó de brazos, divertido.

—Para nada. Pero nunca había conocido a alguien que le tuviera tanto respeto a un caballo.

Jeonghan soltó una carcajada nerviosa.

—No es miedo, es... precaución. En la ciudad no lidiamos mucho con caballos.

Verano en Jeonju || JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora