La noche del festival tenía algo de mágico: un aire cálido y festivo que parecía envolverlo todo, haciendo que Jeonghan se olvidara de su vida en la ciudad y se entregara al momento. Las risas, las luces de colores y la música se fundían en una armonía que le hacía sentir como si estuviera en un lugar donde el tiempo no existía.
Desde el comienzo, Jeonghan había intentado sumarse a la diversión, pero la imagen del beso entre Soonyoung y Minghao no dejaba de darle vueltas en la cabeza, despertando algo que no lograba definir. Admiraba la libertad con la que ellos expresaban sus sentimientos, sin temor ni reservas. ¿Cómo podían ser tan transparentes?
En medio de esos pensamientos, apareció Seungcheol, acercándose con esa sonrisa despreocupada que siempre parecía desarmarlo.
—¿En qué piensas, chico citadino? —preguntó Seungcheol con una mirada curiosa.
Jeonghan se sobresaltó, desviando la vista rápidamente, consciente de que sus mejillas probablemente estaban sonrojadas.
—No es nada... solo disfrutando del festival —respondió, tratando de sonar casual. Sin embargo, Seungcheol no parecía convencido y, sin perder tiempo, lo arrastró hacia los juegos, bromeando y animándolo a relajarse.
Jeonghan no pudo evitar sonreír. Seungcheol siempre sabía cómo hacer que todo pareciera más sencillo. O más complicado, pensó mientras lo seguía hacia el puesto de lanzar aros. ¿Por qué estoy tan pendiente de cada cosa que hace?
Durante el juego, Seungcheol se inclinaba cerca de él, ofreciéndole consejos y guiando sus movimientos, casi imperceptiblemente. Sus manos se posaban en sus hombros o en su brazo, y cada pequeño roce le enviaba un extraño escalofrío. Jeonghan trataba de concentrarse en el juego, pero la cercanía de Seungcheol hacía que sus pensamientos se volvieran caóticos.
¿Es esto lo que siente Soonyoung cuando está con Minghao?, se preguntó, recordando cómo su primo había sido tan claro y valiente al expresar sus sentimientos.
Mientras Seungcheol reía con la victoria de Jun en el juego, Jeonghan se dio cuenta de que había algo profundo y genuino en sus sentimientos hacia él, algo que apenas estaba empezando a comprender.
.
Pronto, el grupo se dirigió al puesto de comida, donde Jeonghan probó algo nuevo y terminó haciendo una mueca involuntaria ante el sabor inesperado. Los demás soltaron carcajadas, y Seungcheol no perdió la oportunidad de burlarse de su expresión.
Jeonghan se unió a las risas, sintiéndose aliviado por la ligereza del momento, aunque no podía evitar preguntarse qué pensaba realmente Seungcheol de él.
¿Estará él también disfrutando tanto como yo?
Cuando la música cambió a un ritmo más animado, varios asistentes se dirigieron a una pista de baile improvisada. Soonyoung, animado por el licor de Mingyu, no tardó en arrastrar a Minghao a bailar. Jeonghan los observó desde el borde de la pista, sintiendo una mezcla de envidia y anhelo al ver lo libres que parecían, cómo sonreían y se entregaban al momento sin reservas.
Justo entonces, la voz de Seungcheol lo sorprendió.
—¿Te gustaría bailar? —preguntó, extendiendo una mano.
Jeonghan lo miró, inseguro de si hablaba en serio. La mirada tranquila y constante de Seungcheol, sin embargo, no parecía dejar espacio para dudas.
—Yo... no sé si soy buen bailarín —dijo Jeonghan, sonriendo un poco, aunque sentía su corazón acelerado.
—No tienes que serlo —respondió Seungcheol con una sonrisa que lo desarmó por completo—. Solo confía en mí.
Jeonghan vaciló, pero finalmente tomó la mano de Seungcheol, dejando que lo guiara a la pista. La cercanía de Seungcheol, su mano en su cintura y el ritmo new wave en el que se movían lo llenaron de una mezcla de nervios y emoción. Era consciente de cada roce, de cada respiración compartida en el corto espacio que los separaba.
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Verano en Jeonju || JeongCheol
FanfictionJeonghan, un chico de la ciudad de Seúl visita un pueblo pequeño llamado Jeonju durante el verano, donde se enamora de el local Choi Seungcheol, descubriendo la belleza de la vida rural. . . . - Jeongcheol. - Soonhao, Meanie. - Smut, lime, apto +16.