XIII

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El sol comenzaba a caer detrás del horizonte, tiñendo el cielo con tonos anaranjados y rosados que iluminaban el cuarto donde Jeonghan y Soonyoung se preparaban para el festival. Jeonghan estaba frente al espejo, ajustándose el cabello cuidadosamente y dándose un toque de perfume. Observaba su reflejo un momento más, como si de alguna forma pudiera prever lo que la noche traería.

A su lado, Soonyoung luchaba con los cordones de sus zapatos, frunciendo el ceño mientras los volvía a atar por tercera vez.

—No puedo creer que estemos tan nerviosos por un festival —comentó Jeonghan, alzando una ceja al ver cómo su primo intentaba, sin mucho éxito, mantener sus manos firmes.

Soonyoung se encogió de hombros, con una sonrisa nerviosa.

—Es... distinto esta vez. Hay demasiadas... cosas en juego, supongo. Quizás es por... ya sabes, la gente. O... la idea de conocer más a alguien.

Jeonghan lo miró de reojo, captando la insinuación.

—¿A Minghao, tal vez? —preguntó, intentando que su tono sonara casual, aunque sabía que ese comentario haría que Soonyoung se pusiera nervioso. Soonyoung al instante desvió la mirada, enrojeciendo.

—Podría ser... un poco, tal vez —admitió Soonyoung en voz baja—. Pero tú tampoco estás en posición de hablar, ¿eh? —le lanzó una mirada cómplice—. Admitir que estás emocionado de ver a Seungcheol no te mataría.

Jeonghan sintió que su corazón daba un pequeño salto, pero intentó que no se notara en su expresión. Sabía que su primo podía leerlo como un libro abierto, pero aun así fingió indiferencia.

—No es para tanto, de verdad —murmuró, concentrándose en alisar su ropa para evitar el tema—. Solo quiero disfrutar el festival.

.

Ya en el festival, la noche había caído completamente y el lugar estaba vibrante. Las luces de colores parpadeaban sobre sus cabezas, la música flotaba en el aire, y el aroma de la comida callejera tradicional envolvía el ambiente. La multitud iba y venía, y aunque intentaban mantener la calma, Jeonghan y Soonyoung no podían ocultar su entusiasmo y nerviosismo.

Mientras caminaban entre los puestos, Jeonghan y Soonyoung se encontraron con Mingyu y Jun, quienes estaban disfrutando de unas brochetas.

—¡Jeonghan! ¡Soonyoung! —gritó Mingyu con la boca llena—. ¡Prueben esto! Es lo mejor del festival.

Jun asintió, señalando su propia brocheta.

—Casi seguro son las mejores brochetas que he comido. Cerdo agridulce y vegetales... Son perfectas.

Jeonghan sonrió, aceptando una brocheta de la bandeja que le ofrecía Mingyu y tomándose un momento para saborearla. Aunque estaba ahí físicamente, su mente vagaba. Se sentía inquieto, pero no quería mostrarlo.

La llegada de Minghao hizo que Soonyoung se tensara visiblemente, aunque intentó mantenerse calmado.

—¡Minghao! —saludó Jeonghan, sonriendo al verlo.

—Hola, chicos. ¿Qué tal todo? —preguntó Minghao con su habitual sonrisa tranquila.

Soonyoung, sin poder ocultar su nerviosismo, intentó sonar casual.

—Todo bien... Solo... disfrutando el ambiente, ya sabes —respondió, aunque su tono traicionaba su nerviosismo.

Minghao lo miró, notando el ligero temblor en su voz y levantando una ceja con curiosidad. Soonyoung sintió cómo su corazón latía con fuerza, y para calmarse, aceptó cuando Mingyu, quien había notado su incomodidad, le ofreció un poco de licor en un pequeño vaso.

Verano en Jeonju || JeongCheolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora